Carmen Crespo, consejera de Agricultura
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Carmen Crespo, consejera de Agricultura
La consejera Carmen Crespo atendió a este periódico el pasado jueves en el Parlamento, donde el día antes se había convalidado el cuarto decreto de sequía y mientras la protesta de los agricultores se hacía sentir en las carreteras.
-El conflicto del campo parece ... tener múltiples causas
-Fundamentalmente hay una que es la rentabilidad del campo, la competitividad. Se le han puesto muchas trabas para producir. Se han establecido reglamentos muy estrictos a nivel europeo a favor de una burocracia mayor e incluso de una sostenibilidad sin tener en cuenta la rentabilidad. Y eso ha hecho que haya un hartazgo por parte de todo el sistema. Eso, unido a que ha venido una nueva PAC que no ha sido muy halagüeña. con un 10% menos de recursos y específicamente en Andalucía, con 500 millones de euros menos. Hay un hartazgo con todo ello y además la situación es que la alimentación no es una parte fundamental de la Unión. Si la Unión Europea se da cuenta de que la alimentación es parte fundamental, desde luego equilibra y también mete en los acuerdos con terceros países las cláusulas espejo.
-Eso obligaría a esos países a cumplir los mismos requisitos que los agricultores europeos.
-Es algo que pidió Francia estando en la presidencia de la Unión, pero no España, siendo éste un país agrícola 100 por cien. Los agricultores están viendo cómo los requisitos son mayores para ellos, cómo se les da una vuelta de tuerca con la ley de restauración de la naturaleza y el reglamento de fitosanitarios sin alternativa. Hemos intentado minimizar esa situación y el Gobierno de España no ha servido para eso. Le hemos pedido una PAC que sea más lógica desde el punto de vista del equilibrio medioambiental y de rentabilidad y no hemos tenido un aliado. La agricultura es muy poliédrica y todos los años tiene un desequilibrio. A veces es el precio, a veces es la sequía, a veces son las plagas... pero este año se ha unido todo.
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-Hay también quejas por la burocracia
-El cuaderno digital, que debería ser una herramienta eficaz, está tan lleno de burocracia que al agricultor le da pánico nada más verlo. Están poniendo unos requisitos muy estrictos. Un agricultor no es un gestor.
-¿Es correcta la descripción que se hace de Europa como un conglomerado de burócratas urbanistas que hace las normas de espaldas al campo?
-Europa es una comunidad de agricultores. He tenido una reunión con lo que ellos llaman ministro de Sajonia y nos hablaban del café. Me he quedado sorprendidísima. Hay agricultura por toda Europa. Por eso, la PAC se creó en el momento de la creación de la Unión con la posibilidad de la soberanía, de la suficiencia alimentaria, para dar una renta a los agricultores y al mismo tiempo asegurar la alimentación. Ha pasado el tiempo y nos hemos olvidado. La PAC se ha tildado por un Pacto Verde Europeo que es necesario. Yo no estoy en contra del Pacto Verde Europeo, siempre que haya un equilibrio y el equilibrio no ha existido. Por encima de la PAC ha estado el Pacto Verde Europeo y no que la política agraria sea rentable y que paulatinamente, con más métodos y más recursos, los agricultores puedan hacer prácticas medioambientales.
-¿A qué se debe esa falta de equilibrio?
-La última etapa ha sido la peor. Se han posibilitado leyes como la de restauración de la naturaleza, donde han querido restar un 10 por ciento de tierras de cultivo. Gracias a la enmienda, en este caso de la familia del Partido Popular, se pudo sacar adelante que se quitara, porque el Partido Socialista votó a favor de la ley tal y como está. No se puede tener un extremismo medioambiental. La política medioambiental es necesaria pero equilibrada en su justa medida. Yo creo que se ha tratado a la agricultura más que como un sector económico, como un parque o una cuestión medioambiental más. Un sector productivo tiene que tener rentabilidad y competitividad, porque si no se abandonan las zonas rurales y los jóvenes no van a entrar. Los agricultores tienen mucha razón. En una tierra seca como la nuestra, la PAC hay que flexibilizarla porque si no, no se va a poder cumplir. Nosotros hemos intentado acercar a los agricultores todos los fondos y posibilidades con más simplificación. Y luego, tenemos que trabajar en el futuro de esta tierra porque se han pasado décadas sin hacerlo en el equilibrio del agua en los agricultores. Ahí, el presidente de la Junta ha sido visionario desde el primer momento que llegó. Es verdad que nada más llegar empezamos con la sequía, pero también es verdad que él puso en la cúspide las políticas hídricas. Tanto es así que el 42 por ciento de la obra pública de la Junta es política hídrica.
-¿Se puede resolver la dicotomía entre agricultura y medio ambiente?
-No hay ningún divorcio. Es perfectamente compatible. En la primera legislatura aprobamos la Ley de economía circular. Si nosotros somos capaces de aprovechar todo el subproducto de la agricultura y meterle todo el valor añadido, será un ingreso para las empresas y no un gasto como ahora. La circularidad es el gran paso medioambiental que tiene que dar toda sociedad que se precie, porque es obtener menos recursos de la naturaleza y generar menos residuos.
-Además de la dicotomía aparente entre medio ambiente y rentabilidad agrícola parece haber otra, entre rentabilidad agrícola y precios accesibles para los consumidores. ¿Cómo se resuelve?
-En primer lugar, una ley de cadena alimentaria. Había una que hizo Miguel Arias Cañete y ahora ha habido una reforma por parte del Ejecutivo actual nacional...
-El PP votó en contra
-Exactamente. Nosotros establecimos unos requisitos y unas alegaciones por parte del PP y del Gobierno andaluz de acuerdo con todas las organizaciones agrarias y cooperativas. No era fácil, porque las organizaciones agrarias estaban de acuerdo con unos artículos, las cooperativas con otros, y al final llegamos a un entendimiento y mandamos unas alegaciones lógicas. Porque la ley de cadena alimentaria tiene que ser práctica y poder utilizarse. Yo creo que se hizo rápido, se puso en marcha durante la crisis de precios, y le faltan detalles importantes.
-Una de las críticas a la Junta es que no hace las inspecciones que le corresponden
-Las inspecciones de la cadena alimentaria las hace la agencia española, que para eso está. Y a nosotros, todos los años nos indican el producto y la fórmula que tenemos que utilizar. Pero no todas las relaciones comerciales están dentro de la comunidad. La mayor parte de esas relaciones comerciales son de exportación, y esas son de total competencia del Estado. Lo que sí hemos hecho, aunque no es nuestra competencia, es el entendimiento entre agricultores y empresas, que es muy importante porque hacen que cojan dimensión y que puedan tomar decisiones.
-La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, propone un debate estratégico sobre el sector primario en la UE. ¿Qué puntos debería incluir?
-Primero, hay que fijarse que la alimentación tiene que ser pieza fundamental de la Unión Europea y hay que dedicarle un debate a la alimentación que permita ponerla en valor y que se den cuenta de que para alimentar a los europeos tenemos que tener al menos suficiencia alimentaria. Independientemente de que es lógico que tengamos acuerdos con terceros países porque nosotros también somos exportadores. Lo que queremos es que los acuerdos comerciales sean justos para nuestros agricultores.
-¿Ahora no lo son?
-No lo son por una simple razón, no existen las cláusulas espejo. Entonces, no tienen los mismos requisitos. Esos acuerdos hay que rehacerlos, porque ya tenemos un cambio climático que está afectando especialmente al sur. ¿Y qué ocurre? Pues que las producciones ya son campañas distintas. No pueden en estos momentos los cítricos de esta tierra coincidir tanto con Sudáfrica, porque al final el mercado se inunda de producto y es malo para todos. La Unión Europea tiene que tener un principio de suficiencia alimentaria que le permita alimentar a sus ciudadanos y que además le permita respetar a los agricultores.
-En Francia se está diciendo que sus agricultores cumplen requisitos diferentes a los españoles
-No es cierto lo que están diciendo. España y Francia tienen los mismos requisitos y, si me apura, Andalucía tiene una tecnología y una especificidad en el cumplimiento de todo lo que son las materias, que es exquisita. Tenemos un 29,5% de agricultura ecológica, casi todo en producción integrada y la normalizada, con unas prácticas medioambientales increíbles.
-Los agricultores también aluden a las diferencias sociales. No es lo mismo producir con la legislación laboral española que hacerlo en un tercer país donde hay derechos que no existen.
-Yo entiendo que las cosas son complicadas y dependen de cada uno de los ministerios. Está el de Agricultura, el de Hacienda, el de Trabajo. Pero en un país de agricultores, el Ministerio de Agricultura tiene que ser líder, porque vivimos de ello. Y eso es lo que le ha faltado al Ministerio de Agricultura, el liderazgo. La agenda verde está por encima de la agenda agrícola. Hay una reforma laboral y no se admite ninguna de las enmiendas que pide el sector agrario para que se tenga en cuenta su especificidad? Pues nos estamos equivocando. Porque el contrato en el campo nada tiene que ver a las grandes fábricas y, por tanto, se están equivocando a la hora de legislar. Hay que establecer una fórmula determinada para los contratos en el campo. Y por supuesto, otra fórmula especial con los impuestos. Todo ello influye en la rentabilidad y eso es lo que está pasando. La consecuencia es que se está lastrando el consumo, con los difícil que es eso para la población y especialmente para la población que necesitamos que consuman productos de primera necesidad como el pescado o la carne.
-¿Usted ve una solución cercana para este conflicto? ¿Por dónde habría que reconducirlo?
-Bueno, me ha parecido muy bien que Von der Leyen en estos momentos haya aparcado el reglamento de fitosanitarios con esa rebaja del 50%. Me parece bien que la ley de la restauración de la naturaleza en estos momentos vaya por otros derroteros. No es el de seguir quitando tierra. Pero queda mucho todavía. Hay que darle un empujón a la PAC, flexibilizarla y simplificarla. Y luego, el liderazgo del Ministerio de Agricultura, el tema laboral y el impositivo. Y una reforma de la Ley de cadena alimentaria que espero que sea exitosa y certera.
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