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Maria Dolores Tortosa
Martes, 14 de marzo 2017, 00:37
La irrupción de Susana Díaz en la pugna por el liderazgo del PSOE no por esperada ha dejado de causar un terremoto de nervios. Una de los interrogantes inevitables es qué va a pasar con la Presidencia de la Junta y cualquier respuesta conduce a cambios tarde o temprano en ella que pueden desembocar en otro periodo de inestabilidad política como los vividos tras la marcha de Manuel Chaves en 2009 y José Antonio Griñán en 2012, ambos a la mitad de una legislatura como ocurriría ahora.
Díaz ha recibido duros ataques de los líderes andaluces de PP, Podemos e IU para que abandone la Junta ya solo con dar el paso a la política nacional y aligere esa transición. Un argumento que comparten sus dos adversarios en las primarias, Patxi López y Pedro Sánchez por otros motivos. Tal es así que sus afines en el PSOE salieron ayer en tromba para defender la compatibilidad del cargo de secretaria general, si gana las primarias de mayo, y el de presidenta de la Junta.
Díaz no quiere abrir el melón de la sucesión en la Junta y el PSOE andaluz hasta no ganar las primarias. Por eso siempre ha dejado caer que una de sus condiciones para dar el paso era continuar como presidenta el máximo tiempo posible hasta preparar su relevo. Hacerlo a la vez que disputa el liderazgo del partido crearía más incertidumbre e inestabilidad de la que ya provoca su marcha. Díaz, que no quiso responder a los periodistas ayer sobre su presentación como precandidata el día 26 en Madrid, sí insistió en hablar de su «compromiso de gobierno» y de dar «estabilidad» en Andalucía.
Para ello necesita contar con el apoyo de Ciudadanos, el partido que permitió su investidura en 2015. El partido de Albert Rivera no quiere ponerle «chinas en el zapato» a la carrera de Díaz, según expresión ayer de la portavoz, Inés Arrimadas, en un desayuno informativo en Sevilla. Rivera mandó a través de Arrimadas un mensaje de tranquilidad a la andaluza. «Espero que los problemas internos de los socialistas no sean un problema general para España», adujo. El partido naranja parece estar a favor de que Díaz gane las primarias y está dispuesto a garantizar la estabilidad de Andalucía, siga o no Susana Díaz en la la Junta, eso sí, con otras condiciones nuevas si hay un nuevo pacto de investidura. «Ciudadanos siempre va a estar garantizando estabilidad, la seriedad y las reformas», afirmó Arrimadas.
Un mensaje que el portavoz de Cs en Andalucía, Juan Marín, pudo estropear cuando a preguntas de los periodistas manifestó que lo ideal sería que el relevo se produjera después de unas elecciones, es decir, pareció mostrarse a favor de un adelanto electoral en Andalucía, y además, apremió a Díaz para que resolviera cuanto antes la sucesión. Marín, tras una llamada al orden de Madrid, rectificó a través de su cuenta de Twitter: «Le hemos dado estabilidad aAndalucía y esta no debe romperse con cambios en el calendario electoral».
Obligación moral
En paralelo, el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, también presionó a Díaz a elegir entre la Junta y la política nacional, aunque rechaza un adelanto electoral. «Tiene la obligación moral de optar por uno de los dos cargos», aseveró.
En términos generales, la respuesta tipo del socialismo andaluz a la pregunta de marras es «cuando lleguemos a ese río, cruzaremos el puente». Es decir, no se da nada por cerrado sobre si Díaz dejará o no la Junta si gana las primarias. Pero el torrente de declaraciones de dirigentes susanistas de otros territorios sobre el espinoso tema es significativo. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se tomó incluso la molestia de mandar unos audios con sus reflexiones al respecto desde Moscú, donde se encuentra de viaje de trabajo.
«Solo faltaría -dijo para abrir boca el castellano-manchego- que les pusiéramos muchas pegas a los que saben ganar elecciones o tienen ambición de ganar». Un modo sutil de desdeñar las críticas de Patxi López y Pedro Sánchez. Page defendió que la incompatibilidad de cargos no es un problema en el «corto plazo». «Lo podía ser en el momento en que se convoquen elecciones generales», apuntó fijando así un horizonte temporal claro. «Hay un tiempo transitorio en el que es perfectamente compatible todo».
Algo menos concreto, el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, también insistió en que nada impide que quien preside una comunidad autónoma lidere al tiempo la dirección federal. «Lo que es incompatible es ser dirigente con ser corrupto», dijo como réplica a los reproches de los populares. El extremeño Guillermo Fernández Vara no dijo nada ayer, pero ya ha defendido que lo de ocupar un cargo en el partido y además un cargo ejecutivo «es cuestión de rodearte de un buen equipo».
En Andalucía, el secretario de Organización, Juan Cornejo, el secretario provincial en Jaén, Francisco Reyes, y la consejera de Hacienda y Administración Pública, María Jesús Montero también argumentaron que Díaz es perfectamente capaz de desempeñar a un tiempo las funciones que exigen ambos puestos de responsabilidad.
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