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Maria Dolores Tortosa
Lunes, 5 de diciembre 2016, 01:26
Hace 39 años en un domingo tan lluvioso como el de ayer más de millón y medio de andaluces se echaron a la calle de las capitales andaluzas para reclamar la autonomía de Andalucía. Fue una movilización espontánea que sorprendió a toda España por su respuesta multitudinaria. Al grito de «Andalucía por su autonomía», los manifestantes mostraron al país entero que la región del sur tenía su propia conciencia autonómica, no solo los catalanes y vascos. Retomaron el legado ideológico de Blas Infante y rescataron la bandera blanca y verde y el himno de la Asamblea de Ronda de 1918 y de la Segunda República. Las manifestaciones más populosas fueron las de Sevilla y Málaga, aunque esta última acabó en tragedia por la muerte por un disparo del joven sindicalista José Manuel García Caparrós, de 19 años y trabajador de la fábrica de cervezas Victoria.
Ahora casi cuatro décadas después, un partido protagonista entonces (PCA, ahora dentro de IU) y otro de la nueva política, Podemos, lograron convocar a varios miles de personas en una manifestación de Sevilla con el mismo itinerario de aquel primer 4D y con el respaldo de una treintena de organizaciones. Bajo el lema, «Andalucía soberanía para defender nuestros derechos», acuden al simbolismo de aquella protesta que cambió el sino andaluz para arrancar otra carrera que descabalgue del poder de la Junta al PSOE, partido que capitalizó el primer 4D en las urnas en 1982 y que gobierna desde entonces esta comunidad.
Las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 coincidían con el debate abierto entre los redactores de la Constitución española sobre cómo encajar un estado con autonomías. Solo había voluntad, y así se plasmó en la Carta Magna de 1978, de otorgar autonomía plena a las comunidades históricas, consideradas como tales las que ya la tenían antes del estallido de la guerra civil: Cataluña, País Vasco y Galicia. Andalucía se quedó a las puertas de su autonomía en la segunda república.
Aquel 4D, Andalucía reivindicó autonomía sin más, frente al centralismo político al que se culpaba de la miseria, el paro y la desigualdad. Un año después, en otro 4 de diciembre, once partidos, desde la extrema izquierda a la Alianza Popular, firmaron en Antequera el compromiso de respaldar la autonomía «más eficaz» en el marco de la Constitución.
La personalidad histórica andaluza que despierta más interés entre los andaluces es Blas Infante, con un 68 por ciento de las respuestas, seguido de la heroína granadina Mariana Pineda, con un 28 por ciento, según un avance de la Encuesta de la Realidad Social de Andalucía (ERSA), realizada durante el pasado mes de noviembre por el Centro de Estudios Andaluces, con la finalidad de recoger la opinión y el comportamiento de la población andaluza en materia cultural. La lista estaba formada por 14 nombres, que incluía tanto personajes correspondientes a los periodos de la época romana y medieval Adriano, Séneca, Almanzor, Maimónides, Abderramán III como personajes pertenecientes al periodo moderno y contemporáneo (Bartolomé de las Casas, Mariana Pineda, Cánovas del Castillo, Giner de los Ríos, Alcalá Zamora, Blas Infante, Victoria Kent, Nicolás Salmerón, Francisco Javier de Burgos).
El espíritu de consenso no perduró, pero la semilla rebelde del 4D sí siguió germinando hasta acabar en el referéndum del 28 de febrero de 1980, cuando se votó que la autonomía andaluza fuera plena con el mismo rango que las históricas. El resultado torció la hoja de ruta establecida en la Constitución y Andalucía abrió la puerta al llamado café para todos, para que no hubiera comunidades de primera y de segunda, sino todas iguales.
Ahora el órdago independentista catalán ha propiciado el debate para reformar aquella Constitución y buscar un nuevo encaje de las autonomías. Un debate igual de controvertido que hace 40 años sobre si acabar en primera o segunda división.
Germen
En esta vorágine, Podemos e IU, que en España defienden el derecho a decidir de los catalanes, en Andalucía propician otro debate: Convertir esta comunidad en el laboratorio de pruebas de una nueva etapa en España en la que el PP no sea la alternativa al PSOE y viceversa, sino que sea otra izquierda la que tome el mando. Para ello resucitan la semilla rebelde del 4D con parecidos argumentos de entonces: el paro y la desigualdad que aún perviven.
«Aquí nace un germen para construir una alternativa, que no puede ser la resignación a que la alternancia al Partido Socialista tenga que ser el Partido Popular, sino que tiene que ser una alternancia de poder popular», manifestó ayer el coordinador de IU, Antonio Maíllo, presente en la manifestación.
Teresa Rodríguez no estuvo, pese a estar anunciada su presencia. Desde su cuenta de Twitter, la líder de Podemos Andalucía recordó a Caparrós. Angela Aguilera, de la dirección de Podemos Andalucía, reivindicó «un nuevo proceso constituyente» para que Andalucía «alcance una verdadera soberanía económica».
El PSOE de Sevilla, con su secretaria general a la cabeza, Verónica Pérez, reaccionó con una reivindicación de la figura de Blas Infante en el Museo de la Autonomía de Andalucía.
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