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Maria Dolores Tortosa
Jueves, 15 de septiembre 2016, 00:45
Si cabía alguna duda ya no la hay. Susana Díaz sigue sin avalar el intento de Pedro Sánchez de buscar un entendimiento con Ciudadanos y Podemos para formar un Gobierno alternativo al del PP. La presidenta de la Junta de Andalucía rompió ayer un largo silencio de semanas sobre el papel de su partido en la política nacional para repetir el mensaje que ya lanzó en el comité federal del pasado julio, antes de la sesión de investidura fallida de Mariano Rajoy, y que varios dirigentes del PSOE andaluz han proclamado en su nombre en los últimos días. «Con 85 escaños no se puede gobernar este país», dijo. Pero Díaz añadió un matiz que aviva el debate de la abstención en el PSOE: «Hay que hacer una oposición útil».
El clima de tensión interna que desde hace meses domina el PSOEes cada día más obvio. La gobernante andaluza, referente de los críticos con Sánchez, aún aventó más todavía la idea de la abstención al sumarse a la defensa del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, el único dirigente que, de manera cristalina, ha venido sosteniendo aunque eludiera hacerlo en la reunión del máximo órgano de decisión del partido que los socialistas deberían abstenerse para desbloquear la situación y permitir al PP gobernar. «Todo mi cariño a mi compañero Fernández Vara. A los socialistas nos une la fraternidad y el respeto a la expresión libre de nuestras ideas», escribió en su cuenta de Twitter.
Díaz midió sus palabras. No dijo que comparta la opinión del barón extremeño. Es más, insistió, en un breve encuentro con periodistas en Sevilla, que solo hablaría de ello «en el seno del PSOE». Pero junto con un buen puñado de dirigentes, que a lo largo del día se pronunciaron en muy parecidos términos, contribuyó a agitar el debate sobre qué debe hacer el PSOE para evitar unas nuevas elecciones.
El sector no oficialista se queja de que la dirección ha fomentado una suerte de linchamiento de todo aquel que osa cuestionar el «no es no» de Sánchez. No se aprecia en los medios de comunicación tradicionales, pero sí en las redes sociales, donde pueden leerse muy duros comentarios de supuestos militantes de base. El propio Fernández Vara hizo una denuncia pública al respecto hace unos días. «Cada vez que uno abre la boca en el PSOE se le corre a gorrazos», dijo. Sus afines se rebelaron hoy en bloque contra esa guerrilla.
Rubalcaba y otras voces
No fue solo Díaz .El exsecretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba fue, de hecho, mucho más prolijo en sus argumentos. En su cuenta de Facebook defendió que el líder de los socialistas extremeños siempre ha sido un compañero «honesto y leal» y que en esta ocasión se ha limitado a hacer una reflexión razonada y sincera sobre lo que cree que es mejor «sin esconder las dificultades enormes» que encierra su planteamiento. «Lo que no se puede ni debe hacer es insultarle, faltarle al respeto, atribuirle oscuras intenciones, incluso desmedidas ambiciones reprochó. Que lo hagan nuestros adversarios políticos me parece mal. Que lo hagan compañeros del PSOE, atribuyéndose incluso la representatividad de nuestro partido, me parece, además, lamentable».
Le siguieron muchos. El presidente de Asturias, Javier Fernández; el rival de Sánchez en el congreso de 2014, Eduardo Madina; la exministra y miembro de la actual ejecutiva Carme Chacón; la exvicesecretaria general Elena Valenciano; el secretario general de Juventudes Socialistas, Nino Torre o el exportavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona, destituido hace un año.
Ninguno de ellos fue al fondo del asunto. Fernández Vara sigue siendo el único que se atreve a decir, sin ambages ni subterfugios, que la abstención es el camino, pero en todo caso la ola sirvió para dar un tantarantán al partido en el momento en el que Sánchez veía el cielo abierto para apretar a Ciudadanos, ahora que las páginas de los periódicos aparecen llenas, un día sí y otro también, de los escándalos del PP el nombramiento del exministro José ManuelSoria como candidato para el Banco Mundial, el encausamiento de Rita Barberá, Bárcenas, Jaume Matas.
Díaz tiró del freno de emergencia, pero la guerra sigue. «Hoy me viene a la cabeza aquella frase: ¿Por qué no te callas? Más que nada porque en Galicia y Euskadi estamos trabajando. El ruido no construye», tuiteó, a modo de réplica, la presidenta de la gestora del PSdG, Pilar Cancela, cercana a Sánchez.
Pero Susana Díaz no solo se limitó a censurar las aspiraciones de Pedro Sánchez y agitar el debate de la abstención de su partido para salir del bloqueo institucional del país. También sugirió la forma en que su partido puede hacerlo sin que la militancia se le eche encima, como amenazan desde el entorno de Pedro Sánchez.
La tesis de Felipe González
Susana Díaz sugirió la dimisión de Mariano Rajoy, algo tampoco nuevo en el PSOE andaluz. Hace ya dos semanas que sus dos hombres en el partido y el Parlamento, Juan Cornejo y Mario Jiménez, vienen reclamando un «paso atrás» del presidente en funciones para favorecer el diálogo con el Partido Popular. La tesis que apunta Felipe González.
Díaz no reclamó de forma clara la renuncia de Rajoy, pero sus palabras sí apuntaron en esta dirección al referirse a Rita Barberá y los otros escándalos de los últimos días en el PP, como el nombramiento de José Manuel Soria para el Banco Mundial, hechos que, en su opinión, describen una situación «ya insoportable» y hay un «clamor en la calle» cuestionando la labor del presidente en funciones. «No sé lo que espera para tomar medidas y hacerle un favor a este país», manifestó.
«Si el presidente no se ha dado cuenta de que no puede seguir gobernando de esta manera, pues es el único de España que no se ha dado cuenta», remarcó. «Creo que tiene que tomar medidas cuanto antes, que mueva ficha y deje de seguir gobernando para sus amigos, que parece ser que es lo que ha hecho últimamente», sugirió.
El presidente regional del PP, Juanma Moreno, dijo sentirse «sorprendido» de que Susana Díaz «enseñe el camino de salida» a Mariano Rajoy, y no Pedro Sánchez, que «ha perdido las elecciones dos veces». Para Moreno, la presidenta de la Junta de Andalucía es tan responsable como Sánchez del «laberinto del no» que bloquea la formación del Gobierno.
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