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Maria Dolores Tortosa
Domingo, 5 de junio 2016, 00:38
El Partido Popular no dejará escapar el procesamiento de los expresidentes socialistas Manuel Chaves y José Antonio Griñán y de otros 24 exaltos cargos más de los gobiernos de la Junta como munición electoral. Lo hará para contrarrestar los casos de corrupción que afectan a este partido a nivel nacional, pero sobre todo para atacar a Susana Díaz, a la que reconocen como el brazo fuerte del PSOE. Si logran debilitar a la presidenta andaluza, también consiguen hacerlo al PSOE. Es más, hay quien calcula que el deterioro de la imagen de Díaz por los procesos de corrupción en torno a la Junta resta más votos al PSOE fuera de Andalucía que dentro de esta comunidad. Algo que no es baladí, ya que para muchos simpatizantes del PSOE existe la percepción de que si Pedro Sánchez falla hay un recambio para dirigir al PSOE en la presidenta de la Junta, vista por algunos barones regionales como la gran esperanza del partido.
Juanma Moreno opinó ayer que es «muy curioso» que el PSOE haya esperado «a los aledaños de las elecciones» para reactivar los cursos de formación, después de cuatro años «paralizada», de tener que devolver al Estado 622 millones y con «más de 120 millones» de deuda con las empresas. Por ello cree que el Gobierno de la Junta está haciendo campaña «de una manera descarada y clara» con sus medidas.
Reclamó a Díaz que el debate en la campaña sea «sobre propuestas». «El socialismo en Andalucía lo único que ha sido capaz hasta ahora es de tener la tasa de paro más alta de España, de ser la comunidad que menos invierte en educación, sanidad o servicios sociales, o de tener a dos expresidentes «sentados en el banquillo».
En los últimos días el PP ha endurecido los ataques a Susana Díaz relacionándola con los casos judiciales de los ERE y los cursos de formación, ambos sobre supuestos fraudes en subvenciones para empleo ocurridos en la primera década del siglo, cuando aún no era nadie de peso en el PSOE. Se vio en la comisión de investigación sobre los cursos de formación, en la que Díaz compareció este martes. El PP intentó descolocar a Susana Díaz por haber trabajado su marido, José María Moriche, en cursos de UGT subvencionados por la Junta, aunque ella aún no era presidenta. El ruido mediático por la bronca en torno a su marido (frase incluida me he casado con un tieso, pues sí») alcanzó el ámbito nacional. El alcance se vio un día después anulado ante el auto del juez Álvaro Martín con la acusación formal de graves delitos contra los expresidentes Chaves y Griñán por el supuesto fraude en ayudas a empresas en crisis.
Mazazo
No solo PP, también IU y Podemos y de alguna forma Ciudadanos, utilizaron el duro auto contra 26 cargos socialistas en la Junta para disparar a Díaz. El PSOE reconoce que ha sido su semana más negra desde hace algún tiempo, en un momento muy difícil con unas elecciones en puertas, la confluencia Podemos-IU en su momento dulce de despegue y las encuestas advirtiéndole que puede quedar tercero a nivel nacional. El PP, con un argumentario elaborado desde la dirección nacional que deja fuera a Mariano Rajoy de bajar al ruedo de la corrupción, exige cada día a Susana Díaz responsabilidades políticas o que pida perdón por el caso de los ERE.
Los socialistas reconocen que el auto, sobre el que estaban prevenidos, les ha supuesto un «mazazo», sobre todo la imputación a Griñán del delito de malversación, que contempla cárcel. Pero insisten en que no va a variar la estrategia ya definida de antemano, una estrategia que no incluye a los expresidentes imputados en ningún acto del partido desde hace tres años. El PSOE andaluz había diseñado una campaña con una presencia pública de Susana Díaz tanto institucional como en mítines casi a diario. Un aspecto fundamental de esta campaña respecto a la del 20 de diciembre es la tregua sellada con el equipo de Ferraz del candidato, Pedro Sánchez. A diferencia del 20D, Díaz acompañará al candidato cuántas veces este quiera por Andalucía. Este martes lo presentará en un desayuno en Sevilla. Han aparcado el hacha al darse cuenta de que la rivalidad puede terminar por hundirles.
Díaz solo admite que se salga a ganar sus quintas elecciones en Andalucía, lo que implicaría la quinta derrota para Juanma Moreno desde que ambos son líderes regionales de sus respectivos partidos, la sevillana desde noviembre de 2013 y el malagueño desde marzo de 2014. Para los dos es importante sacar un voto más que el otro. En Andalucía no está en juego aún el bipartidismo. PSOE y PPvuelven a disputarse la hegemonía en esta comunidad, pero Podemos con IU pueden arrebatarles a los dos grandes de tres a cinco diputados.
Unidos Podemo no solo daña las expectativas del PSOE, sino también las del PP. Así lo reconoce este partido, que se volcará en tres provincias, Almería, Granada y Málaga, donde la convergencia tiene posibilidades de arrebatarles dos diputados. El PP ve díficil sumar alguno más de los 22 escaños obtenidos en diciembre. En Almería, su territorio más adicto, sería casi imposible. En diciembre para sumar un escaño más solo necesitaban 1.400 votos en esta provincia, pero ahora requerirían 15.000 sufragios.
Presente y futuro
Lo que el PP trata es no perder escaños, para lo que intenta repescar el voto fugado a Ciudadanos. Por ello sus ataques furibundos al PSOE, ataques que incluyen además de referencias a los ERE, críticas a la actividad institucional de Susana Díaz, como el anuncio de esta de mejoras salariales y laborales a los 260.000 funcionarios de la Junta. Consideran que hace uso de su puesto de gobernanta andaluza para ganar votos.
Juanma Moreno admite que Díaz es una contrincante difícil de ganar, pero sobre todo pone énfasis en que en Andalucía vuelve a librarse la «gran batalla electoral» y «gran parte de las opciones políticas de todas las fuerzas». Su partido, que Mariano Rajoy tenga suficientes diputados para poder gobernar; el PSOE, no pasar a tercera fuerza; Unidos Podemos superar a los socialistas y Ciudadanos convertirse en la llave del futuro gobierno, sea del signo político que sea. En su opinión, las elecciones «van a ser muy disputadas» y la presidenta de la Junta sabe que «se juega mucho, de su presente y de su futuro, por eso tiene ese nerviosismo y hace un uso permanente de las instituciones».
En las elecciones del 20 de diciembre el PP perdió 12 diputados y se quedó en 21, mientras que el PSOE perdió tres y se quedó en 22. Los dos perdieron a costa de los emergentes, Podemos (10) y Ciudadanos (8). Andalucía reparte 61 diputados.
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