Susana Díaz esta pasada semana en un acto en Écija.

Susana Díaz, preparada para ganar las quintas elecciones

El PSOE andaluz lleva semanas organizando una campaña electoral en la que la presidenta, incluso aunque no sea candidata a la Moncloa, se volcaría más que para el 20D

Maria Dolores Tortosa

Domingo, 10 de abril 2016, 00:34

El tiempo ha ido dando la razón a Susana Díaz. Desde el minuto uno después de conocer el 21 de diciembre la firme decisión de Pedro Sánchez de intentar formar gobierno con las que llamó «fuerzas del cambio», Podemos y Ciudadanos, si el PP fracasaba, la presidenta andaluza avisó de que con el partido de Pablo Iglesias nunca llegaría a nada y la aritmética parlamentaria solo daba salida a unas nuevas elecciones. Quedan dos semanas para que algo así se confirme. Pero Díaz nunca ha estado de brazos cruzados en esta larga espera de gobierno ni va a esperar tanto tiempo para poner la maquinaria electoral en marcha. El PSOE andaluz lleva semanas organizando una nueva campaña electoral en la que la presidenta andaluza, aún si no es candidata a la Moncloa, se implicará de forma personal y mucho más entregada que para los comicios de diciembre.

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La federación andaluza del PSOE está en absoluto estado de alerta. Preparada para todo. La versión oficiosa es la de que Sánchez se había ganado una segunda oportunidad. Díaz, según ha recabado este periódico de distintas fuentes, no va a abrir una guerra interna en el PSOE para disputar al secretario general la candidatura a la Moncloa, porque es consciente de que eso debilitaría aún más a su partido, que desde el sur se recuerda que obtuvo el 20 de diciembre sus peores resultados de la democracia.

Hay otra cuestión: Una pelea no garantiza una victoria y si se decidiera a dar el paso tendría que abandonar la Presidencia de la Junta. Díaz no está dispuesta a arriesgar la mayor plataforma de poder institucional que tiene su partido y que le garantiza una posición de ventaja para en otro momento dar el salto. Solo sería candidata si encuentra a todo el partido detrás, tanto del aparato orgánico como de la militancia, para lograr su refrendo en unas primarias exprés como las que le catapultaron al mando en Andalucía. Pero para ello alguien tendría que convencer a Pedro Sánchez de dar un paso atrás, algo muy verde, casi imposible pensarlo al día de hoy.

Ahora bien, nadie del entorno de Díaz, y tampoco ella cuando se le pregunta, dice de forma abierta que el candidato debe ser Sánchez o de que ella no esté dispuesta a serlo. Su respuesta siempre es la misma: «No estoy en eso, estoy centrada en Andalucía».

Y es cierto. Ha reforzado su imagen institucional como presidenta de la Junta, con anuncios constantes de gestión de gobierno o recuento de lo realizado hasta ahora. Un afán que también puede tener una interpretación de tinte electoral.

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Pero los dirigentes del PSOE andaluz esquivan responder sobre si apoyarán la candidatura de Sánchez con el argumento de que por ahora se está en la fase de hacer posible un gobierno y evitar unas nuevas elecciones, aunque ninguno, tampoco Díaz, ha dado tregua a Podemos, de quien desconfían porque están convencidos que su solo objetivo es desmantelar al PSOE.

Mejora de imagen

Lo único que el PSOE andaluz, a través de su número dos, Juan Cornejo, ha dejado claro es que el candidato a la Moncloa debe someterse a primarias, pero también ha entreabierto la puerta a la posibilidad de negociar un ajuste en los plazos para que las votaciones no se peguen a la quincena de la campaña electoral, mediados de junio.

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También hay mucho interés en mejorar la imagen de Díaz, no como alguien con ambición desmedida que quiera moverle la silla a Pedro Sánchez, sino como quien de verdad tiene voluntad de salvar al partido. Ella misma se puso de ejemplo en el comité director que aplazó el congreso a la secretaría general, cuando señaló a Sánchez el camino: buscar la unidad de todos los territorios como ella hizo con las provincias andaluzas cuando heredó el poder regional de José Antonio Griñán.

Lo cierto es que si en efecto Sánchez no logra la Presidencia, también se habrá constatado que el líder socialista, pese a su buena voluntad y su creciente protagonismo en el panorama nacional, ha fracasado. Este fracaso puede debilitarle cara a las elecciones y su figura ahora potente ir a menos en dos meses. Desde Andalucía se advierte con preocupación por qué pese a este protagonismo y a su esfuerzo por un gobierno, el PSOE no despega en las encuestas a nivel nacional. Por contra, algunos sondeos internos revelan que en Andalucía, principal granero de votos socialistas, Díaz sigue ganando al PPy superaría en al menos cinco puntos a Pedro Sánchez.

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En el PSOE hay personalidades influyentes dispuestas a propagar esta idea para que el partido vuelva a mirar a Susana Díaz antes de enfrascarse en otras elecciones. Su habilidad de coser en torno a su figura se ha visto cuando dirigentes antes molestos con ella, como Alfredo Pérez Rubalcaba, Carmen Chacón, Eduardo Madina y sobre todo José Luis Rodríguez Zapatero, a quien criticó en el Ritz de Madrid recién estrenada presidenta, no solo la apoyan sin ambages, sino que están esperando a que deje de amagar y dé un paso al frente para hacerse con las riendas del PSOE. Solo Felipe González se le resiste, porque ella es tozuda en negarse a que el PSOE facilite un gobierno de concentración con el PP, como defiende el expresidente. Opina que esto dejaría a Podemos el campo libre como oposición de izquierdas.

Díaz se ha reunido, comido, telefoneado con todos ellos y con la mayoría de barones territoriales desde antes y después del 20 de diciembre. No ha dejado de hacerlo en todo este tiempo, como trascendió la pasada semana una agenda repleta de encuentros en víspera del comité federal.

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El pegamento que les une a Díaz es la convicción, apuntan algunas fuentes, de evitar que en el PSOE anide la «cultura de la derrota». Esa que Sánchez en cierto modo ha trasladado estos cuatro meses, es decir, hacer creer a las bases del partido que incluso sin ganar elecciones se puede gobernar, como ya ocurre en comunidades y ayuntamientos. Consideran que eso pone en peligro al PSOE y facilita que Podemos pueda fagocitarlo en un futuro.

Cultura de la derrota

La cultura de partido de Díaz es otra. Ha defendido con claridad siempre que el PSOE debe salir a ganar y si no gana, como ocurrió el 20D, pues a la oposición, a pasar la travesía del desierto, a coger fuerza y a volver a intentarlo. Esto era lo que trasladó a los suyos la noche del 20 de diciembre, pero Sánchez tenía el sueño de gobernar y fue a perseguirlo. Es conocido que Díaz le dejó a regañadientes, pero con un corsé: No solo no a los independentistas, sino también a Podemos si apoyan el referéndum de autodeterminación catalán. «Siempre ha llevado la iniciativa todo este tiempo buscando sobre todo salvar a su partido, aunque su vigor y afán de protagonismo hayan trasladado la imagen de su propia ambición personal en lugar de su preocupación por el futuro del PSOE», apunta una persona afín en el PSOE.

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Ganar elecciones

Si habido una fijación en la andaluza de forma constante desde que irrumpió en 2012 en la política nacional (cuando fue la enviada de Griñán para coser en torno a Chacón), es la de ganar elecciones y congresos. El mensaje repetido desde las europeas de 2013 es el de ya llevo una, ya llevo dos, ya llevo tres...». Con las generales del 20D se apuntó cuatro victorias consecutivas en Andalucía, incluidas las autonómicas y municipales de 2015.

Ahora va a por las quintas. ¿Cómo candidata a la Moncloa? Eso va a depender de cómo Ferraz administre el fracaso de Sánchez de no haber conseguido el gobierno. Si en las encuestas no remonta, muchos mirarán a Díaz. Pero incluso si es Pedro Sánchez, como se prevé, Susana Díaz será la candidata en Andalucía, saldrá a demostrar una vez más que sabe ganar elecciones y así esperar a otro tren, quizás tras el verano.

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