Maria Dolores Tortosa
Jueves, 3 de marzo 2016, 07:38
Susana Díaz era ayer consciente de la dificultad de que se entendiera que hubiera solicitado una comparecencia para un debate general sobre Andalucía el mismo día del debate sobre investidura de Pedro Sánchez, al que ahora respalda de forma abierta para que sea presidente del Gobierno, pero con el que ha mantenido una tensión evidente por el control del PSOE. Por mucho que su equipo difundiera que ella había pedido la fecha de ayer antes de que Patxi López anunciara el pleno de investidura, la interferencia con este parecía inevitable.
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Cuando Susana Díaz subió a la tribuna ayer tarde en el Parlamento andaluz parecía ir dispuesta a convencer a todos de estar centrada en Andalucía y defender con ahínco su gestión como presidenta de esta comunidad desde que fue investida en junio del pasado año para luchar contra el paro y la corrupción, los dos asuntos de los que más habló. Díaz apabulló con una batería de datos y anuncios, entre ellos el cumplimiento de una cuarentena de compromisos con fecha desde marzo al verano, entre ellos la apertura de varios hospitales (Ronda, La Línea o urgencias de Loja).
Con este formato Díaz arrancó el debate con la intención preventiva de acallar lo que sabía que iba a reprocharle la oposición, que este ha sido «un año en blanco» (Elena Cortés) o «en suspenso a la espera» de «despejar cuestiones personales», en alusión al liderazgo del PSOE (Juanma Moreno).
Pero a medida que se iba aproximando la primera votación en el Congreso, que rechazó la investidura de Sánchez, la política andaluza fue intercalando pinceladas sobre la política nacional con duros reproches a la líder de Podemos, Teresa Rodríguez, que por momentos parecía más bien una enmienda a la réplica de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias, y a la que dijo que con su voto Podemos amparaba a Rajoy.
Corrupción
Ya en su primera exposición, Díaz se arrogó el derecho como presidenta de Andalucía a hablar de lo que estaba ocurriendo en el Congreso y lo hizo para pedir un Gobierno cuanto antes entre otras cuestiones porque hay un sistema de financiación autonómica paralizado. «Como presidenta de la Junta de Andalucía puedo y debo decir que nuestra tierra, que es donde viven más españoles, no puede permitirse aplazar indefinidamente el contar con un Gobierno que, por serlo de España, también lo es de Andalucía».
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En este primer apunte, Díaz afirmó que España «vive momentos de gran incertidumbre» y añadió los tres factores que en su opinión la explican: «Qué va a pasar con el Gobierno de España, qué va a pasar con España como proyecto nacional y si vamos entre todos a ser capaces o no de acabar con la corrupción», en una clara alusión esta al PP.
«España necesita consensos». Como ejemplo predicó con su propio ejemplo: «En Andalucia hemos demostrado que, sin maximalismos, sin rencores y anteponiendo por encima de todo los intereses de la gente, esos acuerdos son posibles». Díaz gobierna gracias al apoyo de Ciudadanos, el mismo partido con el que ha pactado Sánchez.
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La mandataria andaluza fue más lejos al calificar de «profundamente desalentadora» la sola idea de ir a unas nuevas elecciones generales, lo que en su opinión generaría una «gran inestabilidad tanto política como económica».
Lo que ocurría a la misma hora en Madrid tuvo conexiones muy tensas en las réplicas a Podemos yPP. Antes del pleno andaluz, Díaz urgió a Pablo Iglesias a pedir perdón a Felipe González «porque no ha estado a la altura de lo que estaba representando en la Cámara», en relación con la frase relacionándolo con la muerte de Lasa y Zabala («El señor Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva»).
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En la segunda réplica a Teresa Rodríguez, ya conocida la votación en Madrid, Susana Díaz acusó a Podemos de haber «votado con el partido que puso en marcha la Lomce», en alusión al PP.
El debate más correoso y vivo, sin embargo, fue con el líder del PP, Juanma Moreno, al que acusó de «maniqueo, cenizo y peligro público». Este intentó sin éxito por dos veces que Díaz aclarase si renuncia o no a dar el salto a la política nacional. «¿Pero usted se quiere ir a Madrid o no?, dígalo ya». A lo que Díaz respondió que «mi sitio está aquí» y que es Moreno quien, como senador, se ha buscado un hueco en Madrid por si fracasa en Andalucía. Moreno también le acusó de utilizar el Parlamento como una «gran caja de resonancia» para dar su «réplica» a Pedro Sánchez
Susana Díaz, en la réplica al portavoz socialista, Mario Jiménez, cerró el debate ofreciendo su mano tendida al resto de dirigentes, algunos ya ausentes.
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