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Maria Dolores Tortosa
Jueves, 3 de marzo 2016, 07:38
Juanma Moreno subió a la tribuna convencido de que para coprotagonizar el debate general debía entrar en un cuerpo a cuerpo con la presidenta, como hizo en los debates televisivos durante la campaña electoral. De alguna forma consiguió brillar e incluso con alguna chispa, como cuando le dijo a Díaz que claro que él era la oposición. «¿Qué quiere, que venga a tocarle las palmas?». Su intervención fue la que más acorraló a la presidenta, aunque esta ya llevaba más de cinco horas de debate encima y a Moreno se le vio fresco como una pera.
Solo empezar, el presidente del PP andaluz quiso poner en evidencia que Susana Díaz había urdido un debate el mismo día que la investidura fallida de Sánchez para competir con este y «como un trofeo para exhibir músculo». «Su obsesión por Ferraz empieza a ser enfermiza», añadió para insinuar que se refugiaba en el Parlamento andaluz «para no estar en la tribuna del Congreso y salir en la «foto de la derrota», en alusión a la ausencia de Díaz en el debate de investidura de su secretario general.
Pero además de poner en evidencia la tensión en torno a Susana Díaz por el control del PSOE estos meses atrás, Moreno Bonilla quiso desmontar la pintura de una presidenta esforzada en la gestión de la Junta. El líder del PP insistió con los demoledores datos del más del millón de parados y desacreditó las numerosas cifras de Susana Díaz sobre su gestión. «No puede venir usted como Susana en el país de las Maravillas», le espetó. «Baje del pedestal de la soberbia y compórtese como una presidenta», le reclamó Moreno en un tono duro e irónico a la vez, comparando incluso a Díaz con el populismo de la expresidenta argentina Cristina Kirchner.
Antes las afirmaciones de Díaz durante el debate contra la corrupción en el PP con los casos de Valencia, Moreno recordó el «cerco judicial» contra la Junta con 600 imputados y 4.300 millones de euros de los gobiernos socialistas que, en su opinión, están «bajo sospecha». «Ahora entiendo porqué no quería venir al Parlamento. Saca lo peor de usted, la demagogia, la soberbia sin rigor ni seriedad porque su soberbia, que no cabe en esta Cámara, es la que asfixia a Andalucía», afirmó.
«Estoy acostumbrada a que por ser mujer me digan mandona y soberbia», respondió Susana Díaz, quien acusó a Moreno de estar «amargado» por sus fracasos electorales y de ser una «mala copia» de Javier Arenas. El rifirrafe se enfangó en el momento en que ambos dirigentes sacaron a sus parejas a relucir. Díaz presumió de transparencia y de que todo el mundo conoce lo que entra en su casa, en alusión a haber hecho públicas las declaraciones de la renta de ella y de su marido. Acusó a Moreno de esconder bajo un formulario sus ingresos y de no hacer públicos los de su esposa.
La mujer de Moreno, Manuela Villena, estaba en la tribuna de invitados. Moreno respondió con cierto enfado a la presidenta: «Mi mujer es una del millón de parados que tiene Andalucía desde 2014, pero si tanta obsesión tiene con la familia, igual tenemos que hablar de su marido (José María Moriche) y de los cursos de formación».
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