

Secciones
Servicios
Destacamos
Maria Dolores Tortosa
Sábado, 8 de noviembre 2014, 01:53
Susana Díaz ha asumido el papel de dura (pese a lo que le disgusta que transcienda esta imagen de ella) para hacer frente a una de las páginas más dolorosas de la historia del PSOE en Andalucía si llega a producirse la imputación por el Tribunal Supremo de sus dos últimos expresidentes en el caso de los ERE. El anuncio por sorpresa este jueves de que pedirá a Manuel Chaves, José Antonio Griñán y los siete exconsejeros aforados que abandonen sus escaños en el Congreso, Senado y Parlamento si son imputados, suscitó un malestar en el PSOE que al mediodía del jueves iba camino de convertirse en un boquete de discrepancia de imprevisibles consecuencias.
Pero ahí estaba Díaz para atajarlo con la misma rapidez con la que lanzó la bomba por la mañana. Tras 24 horas de desconcierto, en la tarde de ayer los secretarios provinciales fueron uno a uno mostrando su apoyo incondicional al anuncio de la secretaria general, dando por zanjado cualquier conato de descontento o división interna.
Algunas personas consultadas aseguran que la explosiva comunicación se fraguó la tarde-noche del miércoles después de confirmarse el ascenso de Podemos por el CIS y conocerse el escrito de la Fiscalía sobre los aforados. Horas después de anunciar que pedirá a estos que dejen sus escaños si son imputados, comió con los secretarios provinciales y en este almuerzo y en las dos reuniones previstas de la ejecutiva regional y el consejo territorial andaluz para hablar de municipales, comunicó a la cúpula de su partido las razones que le han llevado a dar este paso de indudable mal trago, para ella y sobre todo para los expresidentes y exconsejeros (Antonio Ávila, Carmen Martínez Aguayo, Mar Moreno, Gaspar Zarrías, José Antonio Viera, Francisco Vallejo y Manuel Recio).
Díaz es consciente de que puede parecer injusta a los suyos, sobre todo porque en el PSOE siguen confiando en que los tribunales no imputen o si lo hacen luego archiven la causa contra los expresidente y la mayoría de aforados. Pero lo plantea como un «sacrificio» por el bien del partido y el futuro de este ante la presión social por los numerosos casos de corrupción y el ascenso imparable de Podemos a costa del voto socialista. Algo ha podido influir que en la encuesta del CIS Pedro Sánchez haya salido el líder más valorado tras mostrarse el más duro e implacable contra los que utilizaron las tarjetas negras de Bankia.
Díaz ha podido querer parecer más implacable todavía. Las voces críticas con su anuncio se preguntan por qué adelantarse a los acontecimientos. El Supremo puede tardar aún algunas semanas en pronunciarse. La respuesta es que un día sí y otro también sale a la opinión pública el caso ERE y los nombres de Griñán y Chaves como contrapeso al Gürtel y Púnica ligados al PP.
Díaz también parece haber tenido en cuenta cuánto de inasumible sería la situación política para ella y Sánchez con cuatro diputados socialistas imputados sentados en el Congreso; otros cinco en el Parlamento y dos de estos en el Senado. «Andalucía no es Madrid ni Valencia y aquí no habrá imputados en los escaños», dijo tajante este jueves.
Los aforados se han sentido muy dolidos con la premura de Susana Díaz, aunque no lo han hecho público. La presidenta andaluza habló con Chaves y Griñán, según algunas fuentes, pero después del anuncio, no antes. Díaz era consciente de la reacción de dolor personal que iba a causar en los expresidentes, sobre todo en Griñán, su mentor y quien hizo que le sucediera en la Presidencia de la Junta. Tampoco los exconsejeros han entendido las razones de este anuncio, cuando todos trabajan en una estrategia de aguantar la posible imputación para demostrar en el Supremo lo que creen un error de Alaya de llevarles por la vía penal por un procedimiento administrativo. Si dimiten de sus escaños queda en el aire si sus causas deben volver a la instructora de Sevilla.
Sin voces discrepantes
Susana Díaz no oyó ninguna voz discrepante en ninguna de las reuniones, según testigos, pero estas se produjeron a espaldas de ella antes y después. El runrún siguió hasta que en la tarde de ayer aparecieron en la agencia Europa Press declaraciones de los barones provinciales cerrando filas a la manera más tradicional en el PSOE. Significativo fue el comunicado de respaldo para que los imputados «dejen sus escaños» de Miguel Ángel Heredia, que además de secretario provincial de Málaga es coordinador de la Interparlamentaria del PSOE de Andalucía y responsable del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados.
Entre los consejeros se pronunció el que tiene más autoridad en la materia, el de Justicia, Emilio de Llera, fiscal de profesión. «Una persona que esté formalmente inculpada no puede seguir ocupando su escaño», dijo.
Desde el PSOEandaluz se transmitió ayer tarde con insistencia tres mensajes: La mayoría está con la secretaria general en esta decisión; No hay riesgo de que el partido se vaya a partir por ello y la sintonía con la dirección federal es «total». Esta sintonía deberá verse hoy en Sevilla, cuando Pedro Sánchez y Susana Díaz coincidan juntos por primera vez desde que el primero es secretario general en un mitin. Un acto previsto hace semanas dentro de la batalla por recuperar Sevilla.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mejor restaurante de comida sin gluten de España está en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.