El nombre de Awa se traduce en español como 'Eva, larga vida a la primera mujer'. Un significado que se convierte en más que un buen augurio para una niña marfileña de 14 meses que ha viajado casi 5.000 kilómetros hasta Málaga para salvar ... su vida. La menor, que sufría una cardiopatía congénita severa inoperable en su país, llegó el pasado 5 de diciembre a la capital de la Costa del Sol de la mano de la asociación malagueña Más Nunca es Menos, para someterse a una intervención en el Hospital Materno Infantil. Actualmente, la pequeña todavía se encuentra recuperándose de la operación con una familia de acogida, a la espera de que el centro sanitario le dé el alta definitiva para poder regresar a Costa de Marfil con sus padres.
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El caso de Awa se cruzó en el camino de los integrantes de Más Nunca es Menos por casualidad, según explica Ramón Burgueño, uno de los coordinadores de la plataforma solidaria. Más Nunca es Menos trabaja en Korhogo, al norte de Costa de Marfil, donde desarrolla varias líneas de actuación, como la protección, cuidado y educación de la infancia y la adolescencia, mejora de la salud maternal y del recién nacido, promoción de la igualdad de género y empoderamiento de la mujer. Pero entre sus objetivos no estaba el de trasladar a niños con enfermedades para operarlos en Europa. Actualmente, la ONG proyecta crear un centro en torno a la maternidad. El objetivo es construir en un terreno propio en uno de los barrios de la ciudad un edificio que atienda a prematuros, a madres gestantes, y a la mujer y a los bebés durante el posparto. Una atención que pretende paliar la falta de medios en la zona en un país con «un alto índice de mortalidad infantil» y donde «siete de cada diez mujeres dan a luz en sus casas, sin los cuidados básicos durante el embarazo y el parto», según explica Burgueño atendiendo a datos oficiales del Gobierno marfileño.
«En Costa de Marfil, la sanidad es un artículo de lujo», explica Ramón Burgueño.
Aunque Más Nunca es Menos solo lleva un año trabajando, cuenta con una dilatada experiencia en el mundo de la cooperación internacional, ya que surge a partir de otra entidad que ya trabajaba en la cooperación al desarrollo, la asociación Mentalizados, que desde el año 2012 lucha para mejorar la situación de las personas que sufren una enfermedad mental en países en vías de desarrollo.
Fue en uno de los viajes que realizaron con Mentalizado a Costa de Marfil cuando se dieron de las carencias del país en temas sanitarios. Así surgió la semilla de Más Nunca es Menos. «La situación más urgente la encontraron en la unidad de maternidad del único centro hospitalario regional de Korhogo. Prácticamente la totalidad de los niños prematuros de poco peso (700-900 gramos) fallecen, un 66,6%», detalla Ramón Burgueño, uno de los coordinadores de la ONG. El hospital marfileño cuenta con incubadoras, pero como relata Burgueño, uno de los principales problemas es que el hospital tiene un protocolo según el cual a los 20-25 días hay que dar el alta a los neonatos. «Si el niño no presenta fiebre y no se atisba enfermedad, es dado de alta prematuramente, aún sin succionar», dice. Además, fuera del ámbito hospitalario, continúa las mujeres embarazadas no reciben los cuidados y seguimiento necesarios. Los costos son inaccesibles. A ello se suma la realidad social de la mujer en Korhogo, con muchos embarazos en adolescentes.
Ahora, Más Nunca es Menos proyecta en la ciudad de Korhogo la construcción y puesta en funcionamiento de un edificio trivalente con una unidad de prematuros, una de preparto -formación pre-mamá y engorde de recién nacido- y otra de posparto -formación de madres en higiene y alimentación-. «Queremos que esté abierto para el próximo mes de agosto o septiembre», indica Burgueño. Para ello, necesitan una inversión de 54.000 euros para edificar un inmueble que tendrá 300 metros cuadrados de planta. La ONG ha lanzado distintas campañas para recaudar fondos.
De hecho, este proyecto ha sido seleccionado de entre 70 proyectos dentro de la segunda edición de Soles de Málaga, que se celebrará como un gran acto solidario el día 27 de abril, y que convoca la Fundación El Pimpi. La fundación destaca la labor de Más Nunca es Menos para la reducción de la tasa de mortalidad en prematuros y niños de 0 a 5 años en Korhogo. El año pasado se recaudaron 126.231,00 euros.
La familia de Awa vivía en el barrio donde se encontraba la ONG y acudieron a ellos porque los médicos habían descartado operar a la niña de la comunicación intraventricular que sufría. La pequeña no podía hacer vida normal como el resto de los niños y su patología reducía peligrosamente su esperanza de vida. «Los hospitales marfileños carecían de medios para la intervención y los padres tampoco tenían recursos, así que nos propusimos trasladar a la niña para operarla, aunque nuestra función como ONG nunca fue esa; es la primera vez que hemos hecho un desplazamiento de una menor por motivos de salud», señala.
Desde la ONG relatan el complejo proceso burocrático para poder traer a la niña. «Acudimos primero a una entidad que realizaba este tipo de acciones, Tierra de Hombres, pero nos dijeron que no podían actuar en el país; pero para no dejar a la niña desamparada, nos ofrecieron guiarnos en todo el proceso para que nosotros mismos pudiésemos solicitar el viaje por motivos médicos», indica Burgueño, que es párroco en la capital, en la zona de El Tarajal y que desde hace años está implicado en proyectos de cooperación internacional.
La ayuda por parte de las distintas administraciones ha sido indispensable para hacer realidad el viaje de Awa. «No habría sido posible sin la colaboración de todos; en Málaga, han intervenido distintas consejerías de la Junta y la subdelegación del Gobierno. Los padres de Awa entregaron la custodia a la ONG y no han viajado con la pequeña. Fue una religiosa, la Hermana Mercedes García Hurtado -de la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, que colabora con Más Nunca es Menos en Costa de Marfil- la que acompañó a la niña en el viaje. Ahora, bajo la tutela de la ONG, la pequeña continúa a la espera de que los médicos le den el alta definitiva para regresar a casa. Otro viaje de miles de kilómetros para una niña tan pequeña. Pero regresa con el mayor de los regalos: La posibilidad de poder crecer sana, correr y jugar como cualquier otro niño.
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