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Lucía, Ángel y Beatriz tienen algo en común entre ellos, a pesar de que sus edades, 16, 14 y 18 años, sean muy dispares. Estos tres jóvenes son voluntarios en la sede de Cruz Roja de Málaga y están de acuerdo en que pasar la ... mañana con niños es algo que les llena mucho más que estar «tirados» en sus casas: «Siempre animamos a otros amigos a venir, porque te sientes bien, en el futuro te ves y dices: Pues no estoy por ahí tirada todo el rato, de fiesta o saliendo con mis amigos. A ver, que también se puede porque hay tiempo para todo, pero vienes aquí, ayudas y te sientes importante. Sientes que has hecho algo con tu vida, algo productivo», relatan con una sonrisa.
Ángel, el más pequeño de todos, es menor, incluso, que muchos de los jóvenes a los que sirve de referencia: «Me dicen 'maestro' o 'profe', y al final yo me siento súper alegre, porque al principio no quería venir, me apuntó mi madre, pero veo que me está viniendo muy bien, que salgo siempre feliz», cuenta convencido, explicando que cuando termine la ESO y bachillerato prevé estudiar magisterio infantil y continuar, así, con una vocación que ha encontrado gracias a estos talleres de verano.
'Espacio de convivencia alternativo a la violencia' es una especie de colonia urbana en la que 16 niños y niñas de todas las edades aprenden sobre emociones, habilidades sociales, hábitos saludables o competencias digitales. En este último aspecto, desde este proyecto de menores de Cruz Roja señalan que lo más importante que quieren transmitir a los jóvenes es a salvaguardar sus datos, sobre todo en las redes sociales.
Por ello, el voluntario digital José María Calvo, le explica a los chicos este verano que mantener sus contraseñas a salvo y no dárselas a nadie (ni siquiera a un amigo o a una pareja) es imprescindible para mantener su privacidad: «Siempre van con sus móviles y, desde luego, no vamos a enseñarles cómo funcionan las redes sociales, pero sí transmitirles que hablar con extraños no es conveniente. Igualmente, nosotros tenemos que estar siempre a su nivel digitalmente hablando, porque no podemos hablarles de Facebook, para ellos está obsoleto», apunta Mayte Monserrate, técnica de Cruz Roja en el área de Juventud, que junto con responsable del proyecto, Noelia Gómez, se encarga de gestionar las actividades, voluntarios y de hacer que estos niños y niñas pasen un verano inolvidable.
Este proyecto, que comenzó hace ya 12 años, nace de otro que extienden durante todo el año, llamado 'Promoción del éxito escolar'. En él, muchos de estos chicos y chicas en situaciones de vulnerabilidad social reciben clases de apoyo durante la semana más allá del colegio o el instituto, además de talleres para saber gestionar sus emociones, con el fin de que el curso no se les haga «tan cuesta arriba».
Este proyecto comienza desde septiembre hasta julio, y por este motivo nace esta colonia veraniega, con el objetivo de que muchos de esos niños no se queden desamparados durante todo el verano y puedan aprovechar sus mañanas realizando actividades de ocio y tiempo libre. Los martes, por ejemplo, estos jóvenes se ocupan del huerto que está situado en la última planta de la nueva sede de Cruz Roja en Segalerva.
Aunque plantaron las primeras semillas hace escasas semanas, estos niños y niñas están aprendiendo valores relacionados con la responsabilidad y el cuidado al hacerse cargo de un espacio que sólo depende de ellos: «Hemos plantado tomates cherry, berenjenas, pimientos...», cuenta uno de los niños, aunque antes se pasaron por el mercado de Salamanca para conocer muchas de las frutas de temporada, probarlas 'in situ' y descubrir sabores nuevos: «En esta visita muchos descubrieron que la fruta y la verdura no sale directamente del supermercado, quisimos que vieran que hay diferentes estilos de vida y esto hace que salgan de su zona, que se relacionen y se involucren con la ciudad», reseña Monserrate.
En este sentido, también han realizado salidas al Centro de Málaga para jugar y aprender al mismo tiempo mediante una gymkana que realizaron junto al Ayuntamiento. En esta salida visitaron la Alcazaba, la Catedral y el Museo de Málaga: «En este último espacio ninguno de ellos había estado, ni sus padres, hay que entender que muchos no son de Málaga, que son familias extranjeras, pero es imprescindible que conozcan su ciudad, la historia y la cultura para que puedan formar parte de la sociedad, que estén integrados en ella», apuntan.
Por este motivo también han preparado talleres de dibujos en los que Picasso y sus pinturas es el protagonista, aunque después el legado del artista deja paso a las obras de los pequeños, que están mejorando sus habilidades con los rotuladores y pinceles. También realizaron un taller para crear un disfraz de cenachero y, minutos después, una representación teatral improvisada con la que lo pasaron «de maravilla».
Aunque a estos niños y niñas ya les queda poco tiempo para despedirse del campamento, concretamente el próximo 12 de agosto será su último día, aún tienen por delante una de las actividades más esperadas: una mañana con sus familias y una fiesta de comidas típicas malagueñas con la que se despedirán de un verano atípico.
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