Un operario de Bancosol, en su sede. SUR

Tarjetas que mejoran la labor de los bancos de alimentos

Bancosol y Mercadona impulsan las 'Tarjetas Sociedad' para que los usuarios puedan comprar en los supermercados los productos más básicos

Sábado, 1 de octubre 2022, 00:25

Para la cadena logística de Bancosol resulta algo complicado dotar a las asociaciones con las que trabajan de productos frescos como la carne o el pescado. La recepción, refrigeración, preparación de los paquetes, entrega a las asociaciones y el reparto es un proceso demasiado aparatoso, ... sin contar que no todas las entidades que entregan alimentos cuentan en sus sedes con grandes cámaras refrigeradoras para recibir cientos de kilos de estos productos frescos. Es decir, en muchos casos no se puede garantizar que este tipo de alimentos llegue en perfectas condiciones a los hogares.

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Sin embargo, esta gran familia solidaria no se estanca ni conforma, tampoco se rinde sin buscar alternativas con el fin de que las personas que atienden puedan abastecerse de productos como la carne o el pescado más allá de los platos preparados que ofrecen. En esta incansable búsqueda Bancosol tiene un aliado con el que trabaja mano a mano desde hace algunos años. Se trata de Mercadona, una empresa también solidaria aunque discreta en sus acciones: lo importante para ellos es ofrecer un producto de calidad, a buen precio y accesible para todos. Por este motivo comienzan desde hace varios años a impulsar las conocidas 'Tarjetas Sociedad' con el fin de que aquellas familias que tienen dificultades para abastecerse de los alimentos más básicos puedan acudir a cualquiera de sus supermercados y comprar lo necesario.

Lo cierto es que esta idea comienza a fraguarse como proyecto piloto en Bancosol hace un par de años, y según su vicepresidenta, María Victoria Ruiz, funcionó «de maravilla». Actualmente ofrecen esta posibilidad a cuatro entidades de la provincia, una iniciativa que ha comenzado a rodar con pequeños pasos, pero que ya surte efecto. Un efecto, además, positivo, lleno de esperanza y una mejor calidad de vida, objetivo que siempre ha buscado Bancosol para las familias que atienden.

Actualmente estas tarjetas, que ya han comenzado a repartirse, son el resultado de la Campaña de Primavera (antigua Operación Kilo) que se realizó en los supermercados hace unos meses. Lo recaudado, más de 80.000 euros, se ha destinado a elaborar este nuevo plan que ayuda de una forma diferente y que a la vez aporta más autonomía a la familia. De hecho, el banco de alimentos de Málaga, junto con el de Córdoba, ha sido el primero en poner en marcha esta nueva maquinaria: «Nosotros somos transparentes y las personas que donan pueden tener por seguro que el euro que nos den se va a destinar íntegro a alimentos para las familias. Ahora gracias a estas tarjetas hemos descubierto una oportunidad fantástica, aunque sea más trabajo para nosotros», relata la vicepresidenta de Bancosol, refiriéndose a la adaptación del banco de alimentos a las nuevas crisis. Sin embargo, cambiar el modelo de trabajo no ha sido para ellos nada sencillo: dar una vuelta de tuerca a las donaciones físicas de productos y convertirlas en las campañas de donaciones monetarias ha supuesto un gran trabajo de implicación para convencer a la sociedad malagueña de que no se perderá ni un euro de lo recaudado: «Este tipo de recogida nos ha permitido que durante todo el año podamos comprar lo que nos haga falta en el momento, y eso nos da mucha tranquilidad», confirman.

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'Tarjetas Sociedad'

Por ello, sumado a las donaciones y a la compra de otros productos como la leche, el aceite, las conservas, los platos preparados o los alimentos para bebés, las 'Tarjetas Sociedad' son el nuevo aliado de una forma distinta y mucho más eficaz de realizar un trabajo que antaño era más costoso. Dos de las entidades que ya la han puesto en marcha entre sus usuarios son la Asociación de Vecinos de Torrijos y la Asociación Amigos Mira España.

La primera de ellas, que extiende su acción de reparto por Huelin y los barrios más próximos, atiende ya a 260 familias, lo que hace un total de 874 usuarios. Una de ellas es María Alcántara, madre de 11 niños y niñas de distintas edades que ha visto cómo su economía familiar ha ido mermando en los últimos años. Esta mujer explica que actualmente el único sueldo que entra en su hogar es el de su marido, que trabaja por comisiones, por lo que los meses «más flojos» resulta una tarea imposible llegar a final de mes. Desde Torrijos, entidad beneficiaria de Bancosol, se abastece a esta familia mes a mes, aunque María confirma que este reparto sólo les llega para comer una semana y media. Sin embargo, su familia ha sido una de las primeras en recibir las tarjetas para emplear en los establecimientos de Mercadona, donde puede abastecerse de carne, pescado o productos de higiene íntima o de baño.

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Lo curioso de este proceso es que las entidades sociales, antes de entregar las tarjetas, han de explicar los alimentos que se pueden adquirir. Tras la compra, los tickets son revisados por las asociaciones y enviados a Bancosol. De este modo, esta cadena de eslabones puede asegurarse de que las 'Tarjetas Sociedad', cada una dotada con 60 euros, funcionan y que sirven para comprar lo estrictamente necesario: «Por fin he podido comprarles a mis hijos carne picada de ternera, que aunque parece una tontería ellos no comen carne roja en mucho tiempo. Esto ha sido un regalo, la verdad, y más en septiembre, que nos tenemos que apretar mucho con la vuelta al colegio», relata esta madre. Carmen Sánchez, de la Asociación Amigos Mira, le da la razón a María y cuenta que para ella poder ir a comprar calamares para sus hijas ha sido «una satisfacción» enorme: «Yo ya he recibido dos tarjetas y no puedo estar más contenta. Mi marido es electricista y tiene trabajos eventuales. Yo era cajera de supermercado, y hay temporadas que no me llaman. Esta iniciativa nos ha venido muy bien, porque mis hijas me pedían calamares y yo me sentía impotente de no poder comprárselos», explica emocionada.

Estas madres de familia cuentan que, además de ofrecerles mucha más autonomía a la hora de adquirir sus propios alimentos, las tarjetas dignifican una acción que en ocasiones avergüenza a muchas personas: «Ponerme en cola a veces es horrible, porque te ve todo el barrio y la gente habla. Esto me está ayudando mucho, ojalá continúe porque es una nueva forma de ver la donación de alimentos», relata María, un ejemplo claro de cómo los pequeños esfuerzos tienen, finalmente, grandes recompensas.

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