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Hubo un día en el que la vida de estas mujeres cambió por completo. Dejaron atrás su familia y su rutina y sus proyectos de futuro se resquebrajaron tan rápido como se les comunicó la noticia: tenían que entrar en prisión. Tras esta experiencia traumática para muchas de ellas, la esperanzas en próximos planes se reducían a vivir el día a día como mejor sabían, aunque no estaba entre sus opciones volver a trabajar o formar parte de la sociedad tal y como lo hacían antes de su paso por la cárcel.
Por suerte, entidades y organismos institucionales no dejan solas a estas mujeres, la mayoría de ellas madres, quienes necesitan la oportunidad de enmendar sus errores y emprender otros caminos para mejorar su vida. 'De espaldas al mundo' es uno de esos proyectos que consiguen que unas 70 mujeres del Centro de Inserción Social Evaristo Martín Nieto, en situación de tercer grado, alcen su autoestima y tomen las riendas de su destino.
Este proyecto de la Asociación de Mujeres Kartio en colaboración con el IAM, que lleva ya tres años en funcionamiento, comenzó con la edición de un libro en el que muchas de ellas contaban sus vivencias. Mari Francis Peñarroya, presidenta de Kartio, cuenta que tras recoger esas vivencias, escribirlas y plasmarlas en el libro, las mujeres no se reconocían en sus relatos, principalmente porque querían dejar atrás esas traumáticas vivencias: «La parte negativa es que estas mujeres no se ven en el futuro, sólo en el pozo en el que están. Estas actividades les ayudan a tener esperanzas y a seguir adelante», relata Peñarroya.
Una de las mujeres participantes en esta tercera edición del proyecto es Isabel, una malagueña que estuvo dos meses en prisión tras quebrantar una orden de alejamiento, la que compartía con su expareja. Embarazada de dos meses y tras haber fallecido su madre, Isabel vio cómo su vida se desmoronaba al recibir la noticia y tuvo que dejar a sus pequeños al cargo de su hija mayor, quien entonces ya tenía 18 años. Aunque cuenta que su estancia en prisión fue sencilla y sus mismas compañeras le facilitaban la convivencia, recuerda estos meses atrás «como un mal sueño». En la actualidad, la concesión del tercer grado le ha permitido estar con su familia en casa y asistir a los talleres de 'De espaldas al mundo', donde ha encontrado un oasis de paz: «He aprendido a valorar quien soy, lo que tengo y lo que puedo llegar a tener. Ahora me dedico a mis hijos y a mi casa, pero tengo esperanza en poder trabajar en un futuro. Me da igual de qué, cuidando personas mayores, limpiando, en un almacén... No me achico ante nada y sólo quiero recuperar mi rutina», cuenta esta mujer.
Lo cierto es que las actividades que realizan son tan diversas que se presentan para todos los gustos y situaciones vitales. En el periodo de cinco meses, desde octubre hasta este mes de febrero, se ha realizado un club de lectura en el que se visibilizan a las mujeres escritoras, para que las mismas participantes en estos talleres conozcan el potencial que ellas también pueden desarrollar. Además, también se han programado talleres de reciclaje para convertir residuos como cartones o botellas en soluciones creativas y talleres de pintura y graffiti, donde se podían crear piezas al gusto de cada una en gorras o camisetas. Por otra parte, talleres de ocio y cultura, en los que se incluían las caminatas por el campo, avistamiento de aves por el Guadalhorce o un recorrido cultural por la Málaga del siglo XIX organizado por Teatro Cervantes.
Para Paula, otra de las mujeres partícipes, esta oportunidad ha supuesto en su vida un cambio sustancial para el que sólo tiene palabras de agradecimiento: «Gracias, gracias y gracias. Y pido perdón a quienes pude hacer daño en el pasado. He cumplido mi condena y ahora estoy muy arrepentida de todo aquello que hice por amor. Estuve cuatro años y medio en prisión, y he visto que la cárcel es sólo para valientes, es una experiencia que te marca mucho. Gracias a estos talleres puedo desahogarme, desconecto y siento paz interior. Me siento libre pintando, porque no hay nada más importante que la libertad», relata esta mujer colombiana de 50 años, quien confiesa dar consejos y ánimos a sus compañeras para salir de esta espiral negativa.
En cambio, la joven marroquí Hanan ha aprendido todo lo que puede hacer en España y las posibilidades que tiene para rehacer su vida, incluso con antecedentes penales: «Yo sólo quiero trabajar, porque sufrí mucho en la cárcel alejada de mi hijo y quiero lo mejor para él», apunta esta mujer.
Muchas de sus historias se pueden leer en la página web de la Asociación Kartio, donde están disponibles las dos ediciones del libro 'De espaldas al mundo', el resultado final de un proyecto que seguirá su camino para ayudar a más mujeres como Paula, Isabel o Hanan.
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