Javi se emociona mientras escucha hablar a su compañera Paloma, comentando cuánto ha cambiado su vida desde que acude cada mañana a la Asociación Nena Paine. Y es lógico, tras terminar esa etapa de escolarización obligatoria, muchos chicos y chicas de más de 20 años ... y con distintas capacidades no tienen muchas opciones para continuar aprendiendo y consiguiendo esa vida autónoma que desean, por lo que tienen que quedarse en casa. Paloma, de 19 años, está estudiando a la misma vez unas oposiciones, pero reconoce que cada mañana se levanta feliz y con ganas de reencontrarse con sus amigos y compañeros: «Si hace falta le diría a toda España que viniera aquí. Me siento yo misma, en familia y tengo unos compis que son unos campeones», cuenta esta joven.
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La idea de 'Súper-currantes' nace de la preocupación por el futuro de muchos chicos y chicas con síndrome de Down, asperger o retraso madurativo, quienes necesitan seguir formándose, relacionándose y sobre todo aprendiendo nuevas habilidades para ser mucho más competitivos cuando den el salto al mercado laboral. Este proyecto, que tiene como objetivo preparar a estos jóvenes en el mundo profesional de la hostelería, comienza oficialmente a principios de enero. Sin embargo, la entidad quiso algunos meses antes ir plantando esa semillita en los chicos y chicas para que, cuando llegara la hora de la práctica, estuviesen preparados. De este modo, 12 jóvenes, aunque pueden ampliar el proyecto hasta 15, aprenden cada mañana desde las 9.30 hasta las 11.00 horas cómo servir desayunos, tal y como si estuvieran en una cafetería.
Para desarrollar el proyecto 'Súper-currantes', que se realiza en colaboración con la Fundación ONCE y la Fundación Jaime Alonso Abruña, el Ayuntamiento de Málaga ha cedido algunas de sus instalaciones en su Centro de Servicios Sociales Comunitarios de Ciudad Jardín, en calle Las Moreras, donde estos chicos y chicas hacen sus prácticas en una cocina habilitada para ello.
Allí, Ana y Auxi son dos de las monitoras que cada día ayudan a crecer a estos jóvenes mediante talleres emocionales, de cortesía, aprendizaje de lengua de signos o formación para la obtención del carnet de manipulador de alimentos.
De este modo, mientras otros están aprendiendo en las aulas contiguas, tres chicos hacen sus prácticas cada día en la cafetería, turnándose para que todos sepan cómo tratar con el público, tomar las comandas, realizar el desayuno, servirlo, retirarlo y cobrar al cliente: «Hay muchos a los que les cuesta más la parte de comunicación, por ello le enseñamos lengua de signos, para que puedan expresarse de cualquier forma», apunta Ana, la profesional que imparte también talleres de sensibilización. Relata, además, que aunque estas prácticas sirvan para que los chicos y chicas que las hacen se puedan incorporar al mercado laboral, la sociedad también ha de poner de su parte y entender que si «hablan o toman la comanda más despacio no pasa nada, no hay que tener prisa para todo»: «La teoría y la práctica la hacemos en conjunto, porque si no no tiene sentido, no sería una adaptación real», recalca.
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Para Óscar, un chico de 29 años, esta oportunidad le está ayudando a encontrar su hueco en el mercado laboral. Anteriormente estuvo en otra asociación en la que no encajó, y reconoce que aunque en Nena Paine vaya «paso a paso» avanza en la dirección que desea: «Yo siento que sirvo para esto y me gustaría trabajar tratando con la gente, no me veo metido en la cocina», relata entre risas.
Mientras tanto, fuera en la cafetería, Jorge, a quien sus amigos llaman 'Bustamante', está sirviendo los desayunos junto a sus compañeros. Los pitufos mixtos marchan en los carritos habilitado para ello y, más tarde, los recogen en los mismos para facilitar la tarea. Aunque a este espacio puede acudir cualquier persona que lo desee para desayunar y ayudar a estos jóvenes a aprender el oficio, hay que concertar la cita y la hora con anterioridad para que esté todo previsto. Carlos Blanco, el profesional a cargo del proyecto, explica que se puede contactar en el teléfono de la entidad o bien en el correo gerentenenapaine@gmail.com.
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Lo cierto es que su aprendizaje no sólo se queda en la cafetería. Además de tener actividades deportivas todos los días, como natación, fútbol o baloncesto, estos chicos pasan muchos fines de semana en un piso en Manilva, tutorizado por tres voluntarios que pasan esos días con los jóvenes con el fin de ayudarles en su autonomía: «Con estos proyectos queremos cerrar el círculo, proporcionarles la formación para que ellos puedan ser independientes en un futuro», apunta Blanco, animando a cualquier persona a contribuir con ese aprendizaje necesario para estos jóvenes y desayunar alguna mañana en un lugar diferente y lleno de alegría.
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