Una mujer víctima de violencia de género, enfrentada a la zozobra de «empezar de nuevo» trae, además, un bagaje de sufrimiento añadido que habrá paralizado su vida durante mucho tiempo y habrá labrado su mente con los profundos surcos del miedo. Para ella no será lo peor ese paraje desconocido e ignoto que deberá transitar, sino ese pasado doloroso y temible que pugnará por colarse en su nuevo camino.
Cuando animamos a una mujer a denunciar la violencia de género le estamos diciendo que abra su puerta y salga, porque eso salvará su vida, pero también la estamos enfrentando a un recorrido lleno de dificultades en el que tendrá que luchar incluso contra ella misma. Ese camino no podrá recorrerlo sola y, posiblemente, como consecuencia del doloroso proceso que la ha hecho víctima, ella ya no tenga red familiar, ni de amigos, ni social que pueda acompañarla.
Es ahí donde la sociedad debe estar, es ahí donde la comunidad debe responder, es ahí donde los mecanismos del estado de derecho deben construir un entramado de solidaridad que realmente de sentido al eslogan «no estás sola».
La intervención con mujeres víctimas de violencia de género cuenta con recursos públicos para la mejora de la salud integral y asesoramiento legal, también con diferentes prestaciones de ayuda económica, búsqueda de empleo o soluciones habitacionales. Recursos importantísimos e indispensables que, sin embargo, son limitados en el tiempo y, como causa de la propia evolución de cada proceso, pueden no cubrir todas las necesidades durante todo el periodo necesario.
Es en la identificación de estas necesidades donde nació el programa 'Cuenta Conmigo' de INCIDE. Una intervención con mujeres víctimas de violencia de género, realizada por otras mujeres que han pasado por vivencias similares y conocen en primera persona cada una de las caras del monstruo. Mujeres supervivientes que han logrado su 'nueva vida', mujeres solidarias dispuestas a servir de apoyo y red a otras mujeres que, habiendo recibido la atención inicial desde las administraciones públicas, pueden requerir de un último paso hacia su empoderamiento y la normalización de sus proyectos vitales. Una cadena desbordada de sororidad para apoyar y acompañar, para escuchar y ayudar, para provocar un corte en la transmisión de valores caducos presentes en nuestro modelo social y mirar de frente a un futuro donde realmente seamos iguales.
Las respuestas psicológicas de una mujer víctima de violencia de género son múltiples, complejas, a veces contradictorias y, en muchas ocasiones, paradójicas ante una sociedad que desconoce el intrincado mundo interior en el que se desarrolla el sufrimiento de estas mujeres.
El personal técnico, aunque muy cualificado, puede no conseguir traspasar la barrera del shock emocional, o no romper la actitud de estupor y desconsuelo que lleva a las víctimas a desconfiar de la ayuda que se le ofrece y a no creer que realmente haya una salida a su situación.
Es necesario superar una serie de barreras que son intrínsecas a la vivencia de la violencia de género: Ponerse a la defensiva como mecanismo de respuesta ante la situación, contradicciones emotivas como producto del miedo y la desconfianza, retrocesos y recaídas en el avance del proceso, afirmaciones y negaciones consecutivas para protegerse de sus propias decisiones.
Es por ello que cualquier intervención tiene que contemplar de manera exhaustiva la múltiple variabilidad de las respuestas de las mujeres víctimas de violencia de género, y debe contar con el soporte técnico adecuado y el personal específico para conseguir resultados eficaces que realmente den respuesta a las necesidades requeridas.
Es en este punto donde nuestro programa 'Cuenta Conmigo' introduce una variable fundamental mediante la incorporación de mujeres supervivientes al equipo de intervención, mujeres que han pasado y superado una situación de violencia y que son, por una parte, conocedoras de cada una de las situaciones que viven las víctimas y, por otro, ejemplo visible de que hay salida para la situación. Es esta concreción del trabajo común entre especialistas técnicos y especialistas vivenciales, la que da a nuestro programa una característica específica que redunda en un mejor abordaje de la situación, una mayor capacidad para romper barreras y, sobre todo, una garantía de que la actuación será percibida por la mujer víctima como un proceso entre iguales que evitará su revictimización.
Nuestra intervención aborda todos los aspectos de una situación de salud, económica, social y emocional compleja; acompañamos en el entramado de gestiones administrativas, jurídicas y familiares que requieren apoyo técnico o experto; pero, sobre todo, fomentamos una red de solidaridad, continuada y compacta, formada por el equipo del programa y por las mujeres voluntarias, una red de fortaleza con un gran impacto positivo para afianzar los procesos personales de salida y superación de la violencia.
Como repiten nuestras voluntarias constantemente: Hay salida, no estás sola, cuenta conmigo.