Las niñas del pañuelo rosa no olvidan a Pili Serrán

Esta malagueña de actitud y fuerza desmesurada supo darle un mordisco a la vida y hacerla completamente suya cuando le detectaron cáncer de mama hace ya algunos años. Y gracias a ella y a la fuerza de otras compañeras impulsoras como Rosa, Fernanda y Esperanza, hoy pueden presumir orgullosas y con la sonrisa henchida de que su asociación, la asociación de todas las mujeres y sus familiares de la zona de la Axarquía, es una realidad que cumple 11 años y que funciona como soporte, aliento y hogar para muchas personas que necesitan consuelo y un punto de apoyo.

Por eso Serrán, o como la mayoría la conocía, Pili, no desistió un sólo día y ayudó a tantas personas como pudo, incluso cuando ella misma estaba atravesando un duro bache. SUR la entrevistaba en noviembre de 2020, cuando confesaba que su cáncer de mama se había convertido en avanzado con metástasis ósea, y a pesar de la gravedad de la situación, sus palabras estaban llenas de una radiante positividad que transmitía incluso al otro lado del teléfono: «La verdad es que lo que saco de todo esto es aprendizaje, saber que estamos aquí un tiempo limitado y que los momentos están para vivirlos. Yo me agarro a la vida con uñas y dientes. El médico ya me dijo que me iba a morir dos veces, pero el bicho no sabe con lo que se encontró», confesaba con la sonrisa en sus palabras, mandando un mensaje realmente inspirador.

Por suerte para todos, ese ánimo por no abandonar la vida en ningún momento se lo trasladaba a cualquier persona con la que se cruzara; por ello, esta modista de profesión y poeta por convicción consiguió a pasos agigantados grandes mejoras para un colectivo que necesitaba al frente una sonrisa tan referente y combatiente como la suya. En 2017, incluso, fue pregonera de la Real Feria de San Miguel de Vélez-Málaga y siempre, y con el objetivo de mejorar su pueblo, estuvo muy presente en cualquier acto que llevara a sus 'niñas del pañuelo rosa' hasta el reconocimiento.

Por ello, sus compañeras de la entidad confiesan haber perdido a la «reina del baile», la 'Dancing Queen' de ABBA, personaje que ella misma interpretaba en muchos de los musicales que organizaban antes de la pandemia para poder recaudar fondos para la asociación. Y con el objetivo de despedir a Pili como se merecía, todas las socias y amigas se reunieron de forma improvisada hace algunos días en las playas de Vélez-Málaga para leer poemas en su memoria, relatar sus anécdotas juntas o simplemente contar cómo la conocieron. La de África Herrera, tesorera de la entidad, la supimos días después gracias a su testimonio: «Cuando me pusieron la quimio yo perdí la fuerza y dije que no quería seguir luchando. Tiré la toalla. Pero al día siguiente ella se enteró, ni nos conocíamos, y vino a mi casa para ayudarme. Estuvo conmigo desde las doce y media de la mañana hasta las tres de la tarde y me dio de nuevo las ganas de vivir. Hoy estoy aquí gracias a ella, porque me dio la valentía, la positividad y la sonrisa para seguir», explica esta mujer con la voz temblorosa, recordando un momento clave en el que la figura de Pilar Serrán fue esencial.

Este mes de septiembre en el calendario solidario que las mujeres de la Asociación Esperanza elaboran cada año para seguir funcionando y prorcionando a sus socias las sesiones de fisioterapia y psicología, la protagonista es ella, Pilar Serrán. Con traje de flamenca, moda a la que ella le ponía especial cariño en su negocio, posa victoriosa sujetando una pesa en su mano izquierda, símbolo de la fortaleza y el agarre que siempre supo ponerle a la vida.

Ante estas situaciones, Teresa Arroyo, la psicooncóloga de la entidad, tiene las claves para llevar el duelo de la forma más sana posible, aunque reconoce que en estos casos «no hay dos personas iguales» y cada uno afronta la pérdida de forma distinta: «El duelo tiene sus síntomas, que pueden ser parecidos a los de la depresión, pero es una pérdida real, que puede ser también de un trabajo, una relación, una amistad fuerte o un ser querido. Hay que aprender a vivir sin esa persona, convivir con su recuerdo. No es olvidar, porque la primera fase por la que se pasa es la de negación, tenemos que recolocar a esa persona en nuestro corazón siendo conscientes de la pérdida», apunta esta profesional, aunque en los asuntos relacionados con el cáncer de mama la ausencia se vive diferente. En muchos casos, esto sucede por el miedo a las recaídas, «algo que hay que trabajar también con las personas que sobreviven a un cáncer».

Por este motivo, las niñas del pañuelo rosa no olvidan a Pilar Serrán y seguirán con su recuerdo clavado en el corazón, imborrable e indestructible. Continuarán también luchando por labrar el camino como ella lo hacía y en un futuro próximo, por qué no, poder abrir un centro de cuidados paliativos en la zona de la Axarquía, donde aún no hay ninguno.