Un hogar de esperanza: la convivencia que transforma vidas

Las adicciones han sido, y siguen siendo, una de las mayores preocupaciones sociales en España. Cada día, miles de personas enfrentan esta dura batalla, sumidas en situaciones de vulnerabilidad que complican aún más su recuperación. En este contexto, la labor de entidades como la asociación Horizonte Proyecto Hombre Marbella, que lleva más de 40 años ofreciendo apoyo, tratamiento y reinserción a personas afectadas por trastornos adictivos, se vuelve esencial. Esta organización, a través de sus múltiples programas, no solo trata la adicción, sino que ofrece una verdadera oportunidad de cambio de vida para sus participantes.

Uno de los programas más destacados es el proyecto Vivienda de Supervisión al Tratamiento (VST) para personas en situación de vulnerabilidad, un recurso vital para personas mayores de 18 años que padecen algún tipo de trastorno adictivo con afectación severa. Popularmente conocido como «el piso», este espacio lleva 26 años funcionando en el barrio de Santa María, ofreciendo un entorno seguro bajo la supervisión de educadores especializados. Los residentes reciben no solo acompañamiento terapéutico, sino que también participan en actividades de convivencia, deporte y ocio, como parte del proceso de rehabilitación integral.

El objetivo principal del programa es acoger, guiar y educar a las personas en situación de vulnerabilidad, dándoles una segunda oportunidad para reintegrarse en la sociedad. Se ofrece terapia personalizada y un apoyo constante para ayudar a los pacientes a reconstruir sus vidas. Los perfiles de los usuarios varían mucho, desde jóvenes que han crecido en entornos complicados hasta personas mayores que, debido a problemas económicos o familiares, han caído en una espiral de adicción. El programa no se limita solo a Marbella, sino que acoge a personas de diferentes municipios y regiones cercanas.

El equipo detrás del programa es el pilar fundamental de su éxito. Coordinado por Jaime Álvarez, el director del proyecto, cuenta con un grupo de profesionales altamente capacitados, como los terapeutas Noemí De Diego, María del Mar González e Ignacio Pérez, que trabajan estrechamente con los pacientes, brindándoles un tratamiento integral. Asimismo, los educadores Cristian Gabarrón, Fernando Muñoz y María Soto son el corazón del proyecto VST, encargándose de la supervisión diaria y el acompañamiento de los residentes. Este núcleo duro, junto con la dedicación de voluntarios, permite que el programa sea un verdadero salvavidas para quienes buscan salir de las adicciones.

La asociación Horizonte Marbella ha ido adaptando su metodología a lo largo de los años, buscando siempre ofrecer una atención personalizada y flexible, según las necesidades de cada persona. En el caso del proyecto VST, se trata de crear un ambiente de apoyo donde los residentes puedan aprender a gestionar sus emociones y adquirir las herramientas necesarias para enfrentar sus problemas de adicción. Esto se complementa con la enseñanza de valores fundamentales como la responsabilidad, la convivencia y el respeto mutuo, indispensables para su reinserción social.

Uno de los aspectos más importantes del proceso de rehabilitación es la temporalidad. Aunque existe un marco general que estipula el tiempo de permanencia en el programa, Proyecto Hombre Marbella entiende que cada paciente es único y que no todos responden igual a los tratamientos. Por ello, la duración del proceso está sujeta a la evolución de cada persona, sus logros y objetivos, lo que permite una atención más flexible y adaptada. Este enfoque personalizado ha sido clave en el éxito del proyecto, que no solo busca que los pacientes superen su adicción, sino que consigan alcanzar una estabilidad emocional y social que les permita integrarse de nuevo en la comunidad.

La convivencia en el piso es un factor esencial en el proceso de recuperación. Los pacientes no solo participan en actividades terapéuticas, sino que asumen responsabilidades y colaboran en las tareas diarias, lo que fomenta la iniciativa personal y la independencia. Estas actividades, que van desde la cocina hasta la organización de la vivienda, son parte integral de su rehabilitación y les ayudan a desarrollar habilidades esenciales para la vida diaria fuera del programa. La convivencia, además, fortalece los lazos entre los participantes, creando una red de apoyo mutuo que resulta vital en los momentos más difíciles del proceso.

El aspecto mental juega un papel determinante en el éxito de estos programas. Los educadores y terapeutas de Proyecto Hombre enfatizan la importancia de mantener una actitud positiva y de reforzar la autoestima de los pacientes. Esto es especialmente relevante cuando los residentes se enfrentan a momentos de duda o frustración durante su recuperación. El equipo se esfuerza por acompañarlos en cada paso del camino, recordándoles que el proceso, aunque duro, es posible con perseverancia y apoyo.

La trayectoria de esta asociación es un testimonio de lo que puede lograrse cuando la dedicación, la empatía y el profesionalismo se unen para enfrentar un problema tan complejo como el de las adicciones. No se trata solo de tratar la enfermedad, sino de ofrecer a las personas una nueva perspectiva de vida, mostrándoles que, con esfuerzo y apoyo, es posible superar incluso las situaciones más difíciles. Los programas como el proyecto VST son una prueba tangible de que la rehabilitación es posible, y que con el acompañamiento adecuado, las personas pueden recuperar su dignidad, sus relaciones y su lugar en la sociedad.

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