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Cristina Pinto
Lunes, 24 de julio 2023, 00:39
Se dice que en las ganas está el secreto. Eso no falla nunca. Y en la mirada de la malagueña Mari Carmen Moreno Ávila se ven esas ganas que han hecho que supere tantos baches en los últimos años. La vida no se lo ha puesto fácil, pero ella no ha tenido miedo a las barreras. Ahora, se sienta en el patio del colegio José Moreno Villa -mientras su hijo Ángel pasa la mañana en el campamento de verano- y cuenta su historia a SUR, todo un ejemplo para gritar al mundo que sí, que en las ganas está el secreto de la superación. Y en las personas de alrededor que siempre están ahí para echar una mano cuando hace falta, como le pasó a ella con Mari Ángeles Escalante y la familia de Arrabal-AID de la mano de los diferentes programas de Fundación 'la Caixa'.
Desde el desahucio hasta este momento de sus vidas en el que la familia vive en paz, han pasado muchas cosas. Así las cuenta la misma Mari Carmen Moreno: «Lo perdí todo... Me desahuciaron y tuve que empezar de cero cuando Ángel tenía seis años, todo fue por un despido improcedente, ahí tenía una discapacidad del 33%; ahora tengo un 67%. No ha sido nada fácil ni lo sigue siendo, porque aún estamos en proceso, pero yo elegí ser madre soltera y sabía lo que iba a ser la crianza. Pero sabes que si en algún momento no tienes puedes buscar, sin abusar, los recursos a los que puedes acceder», explica antes de contar y agradecer esa ayuda que tanto le ha servido estos últimos años.
«Ángel tiene TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y a sus 14 años le han cambiado mucho la medicación. Con las ayudas de Fundación 'la Caixa' ha tenido psicología y pedagogía siempre que lo ha necesitado; eso nos ha ayudado mucho porque a él le costaba mucho relacionarse. Acude también al centro abierto de Arrabal-AID y a los campamentos de verano, algo que a él le ha servido mucho para no sentirse excluido», confiesa Mari Carmen Moreno.
Desde los seis años de Ángel y tras el desahucio, la familia ha estado muy unida a esta asociación malagueña y ha conocido su historia desde dentro. «Cuando me desahuciaron me tuve que ir a casa de mi hermano a Almogía, porque soy de allí; esperamos a que el niño terminase preescolar y me volví a Málaga con el alquiler de una habitación compartida cuando ganaba unos 475 euros con la pensión. Luego encontré un piso por la zona de Bailén para vivir solos Ángel y yo, lo que pasa que estaba sin amueblar», detalla.
En ese momento es cuando llega uno de los ejemplos de que, en las ganas, está el secreto. «Pero eso no era un problema porque empecé a moverme para buscar soluciones: entré en Facebook y había páginas de gente que regalaba muebles y fui por la zona de Carlos Haya para recoger un colchón. Ahora lo difícil está siendo mantenerse, pero hay que tocar fondo para darte cuenta de lo importante y la verdad es que lo esencial es tener un techo donde dormir porque la comida si tienes un poco de coco y te mueves puedes hacerte con cualquier cosa barata. O sino si estás tan mal y no puedes, siempre puedes tocar a la vecina que nunca te van a negar un plato de comida. Por suerte, gracias a este campamento de Fundación 'la Caixa' y Arrabal-AID, mi hijo Ángel tiene desayuno y comida siempre. Eso me tiene tranquila», reconoce Mari Carmen Moreno.
Luego, esta madre recorre las clases del colegio José Moreno Villa y visita con SUR las diferentes actividades que están haciendo en el campamento hasta llegar a donde está su hijo, Ángel, que valora este campamento: «Nos conocemos muchos de hace años ya, hacemos muchas cosas y también excursiones para salir a la playa o piscina». A eso mismo hace referencia Mari Carmen Moreno para terminar: «Es muy importante que estén este tipo de campamentos porque los niños pueden estar entretenidos a la vez que aprenden y hacen cosas que muchas veces los padres no podemos permitirnos. Además, tienen mucha confianza con el equipo y entre ellos porque ya se conocen de otros años».
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