Manuela Díaz Sánchez y Fátima Zohra Aharez El Khabazi, juntas en las clases de refuerzo de Málaga Acoge.Sur
Fátima Zohra y el vínculo que cambió el rumbo de su vida
Málaga Acoge ·
Desde pequeña conoce a la asociación recibiendo servicios de ropa y comida, pasó a recibir terapia cuando fue adolescente y en las clases de refuerzo decidió estudiar en la Universidad
Cristina Pinto
Lunes, 13 de noviembre 2023, 00:05
Se suele decir que cuando se conoce a la persona correcta, la vida cambia. En el amor o en la amistad. Pero se establece un vínculo que perdura para siempre. Eso es lo que les pasa a Fátima Zohra Aharez El Khabazi y a Manuela Díaz Sánchez, que fueron alumna y profesora pero ahora son mucho más que eso: amigas y dos personas que se admiran mutuamente. «Ay, Manuela, ella ha sido un tesoro que me dio el universo, es la que me ha activado el chip y me ha apoyado en todo. Ella es la que me da luz al final del camino». Esas son las palabras de Fátima Zohra al hablar de Manuela, técnica de educación a la que conoció en la asociación Málaga Acoge dentro del programa de educación de CaixaProinfancia.
Ella, Fátima Zohra Aharez El Khazabi tiene 19 años y estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga. Le encanta escribir y ayudar a los demás. Y su mayor miedo asegura que era «no cambiar». Pero esa ha sido al final su mayor virtud: la gran evolución que ha tenido y de la que desde la asociación Málaga Acoge están más que orgullosos. «Desde que nacimos mi hermano y yo siempre hemos estado vinculados a esta asociación porque nos ayudaban con ropa y comida; mi madre era usuaria de allí», introduce Fátima Zohra su historia.
A los seis años empezó con las sesiones de la psicóloga en Málaga Acoge: «Siempre he sido muy rebelde, he tenido muy mal genio. Mi infancia fue complicada porque a los tres meses mi madre me tuvo que dejar como dos años y medio en Marruecos con mi abuela; luego con el cambio de país a España y adaptarme a todo y a la gente... Al final eso afecta. Siempre he querido estudiar pero mi madre casi que no estaba presente porque estaba siempre trabajando y no tenía mucho apoyo; eso sí que lo sentí en la asociación cuando un grupo de gente que estaba como yo me acogía y me daba esa energía con la que me ayudaban para aprender», confiesa la joven.
De voluntaria
«Fue todo difícil porque mi madre siempre ha intentado darme lo mejor de ella pero estaba sola en el país y tenía que buscarse la vida para cuidarnos a mi hermano y a mí. Él tiene 15 años y sigue en Málaga Acoge, yo ahora estoy como voluntaria en las clases de refuerzo educativo de la asociación en el colegio San José de Calasanz. Me ha cambiado la vida», señala Fátima Zohra.
La constancia es un valor que acompaña a esta joven y la madurez obligada es uno que le ha hecho crecer tanto personal como profesionalmente para llegar hasta lo que es ahora. «Soy consciente de todas las etapas que he vivido y toda la gente que me ha ayudado en el camino porque a los 14 yo ya tenía un nivel de madurez muy grande comparada con el resto de gente de mi edad», confiesa la joven. «Mi madre ahora está orgullosísima de donde he llegado y que, además, esté colaborando con Málaga Acoge como hicieron ellas conmigo», añade.
Quien también está muy orgullosa de toda la evolución de Fátima Zohra es Manuela Díaz Sánchez, que lleva más de 10 años como técnica de educación en Málaga Acoge dentro del programa de CaixaProinfancia. «Ella tenía mucha dificultad con matemáticas porque le gustan mucho más las letras, pero dedicaba muchas horas a estudiar y aprende rápido. Ahora está en clases para hablar en público, estudia en la universidad... Además, es una chica súper empática, da gusto hablar con ella y es fiel defensora de sus costumbres», explica Manuela Díaz.
Una labor esencial
«Nosotros desde este programa de CaixaProinfancia damos apoyo a chicos con dificultades con clases por las tardes. Somos tres técnicos y cada uno tiene un grupo distinto; empiezan desde los 6 años hasta los 15 o 16. Los viernes los dedicamos a hacer actividades de ocio y tiempo libre, el resto de tardes es cuando trabajamos con el refuerzo educativo», detalla Manuela Díaz cómo es la labor que realizan con estos jóvenes.
«Si yo no llego a conocer a Manuela no estaría ahora mismo en la Universidad, estar con ellos me ha cambiado la vida. Decidí estudiar a base de constancia, actitud y responsabilidad. Lo más importante es que he estado con Málaga Acoge y ahora yo quiero dar la misma energía o más que la que me dieron. Quise ser voluntaria para enseñarles a que vean que hay mucho más futuro, que hay horizontes y que se den cuenta de que se pueden tener metas en la vida», reflexiona Fátima Zohra.
Ahora escribe porque le gusta la literatura, estudia en la Universidad y, entre sus retos sociales, está el de hacer un gran evento cultural con actuaciones musicales, danza, poesía y diferentes disciplinas con el recaudar dinero y poder ayudar a la asociación. «Sé que lo necesitan y se lo merecen», concluye Fátima Zohra.
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