La asociación que transforma a familias de La Trinidad
Asociación Altamar ·
Niños de Primaria a Bachillerato evolucionan en su educación gracias a la formación diaria de esta entidad social, que involucra y forma también a padres y madres del barrio
Cuando R. tenía cinco años no se encontraba en una situación familiar fácil. Pero la vida le tenía preparado un camino mucho mejor. Llegó a la Asociación Altamar y, al principio, no estaba conforme con la situación: «Yo me quiero ir de aquí, esto es una cárcel», repetía una y otra vez. Ahora, cuatro años después, su pensamiento es totalmente otro: «Lo mejor que he hecho en mi vida es quedarme en esta asociación, ahora soy feliz. Quiero estudiar y me gusta venir aquí», le confesaba hace unos días a un compañero. Y es que lo que hacen en la Asociación Altamar –ubicada en pleno corazón de La Trinidad y El Perchel– es transformar la vida de los niños del barrio a través de la educación y el respeto. El equipo de esta entidad social ofrece apoyo y educación integral a 40 niños en riesgo de exclusión que cursan desde Educación Primaria hasta Bachillerato.
Si la visión de R. cambió radicalmente en sus primeros cuatro años en Altamar es porque detrás del proyecto social hay un equipo humano que día a día ofrece atención personalizada a estos chicos. Al frente de la asociación está Victoria Marín, la directora, aunque todos en el barrio la conocen como 'Peque'. Desde los inicios de este proyecto, ella está en primera línea de cada iniciativa y sabe al pie de la letra cómo funcionan los talleres que realizan en un local cedido por la Parroquia de San Pablo. Después de tantos años, valora el servicio que ofrecen como «muy motivador» para el equipo que forman los cinco profesionales que trabajan en la asociación junto con la ayuda de una treintena de voluntarios. «Es una pasada ver la evolución de los niños que acuden aquí. Para muchos en el barrio lo normal es terminar Educación Primaria y ya quedarse en la calle, pero aquí les enseñamos a valorar la importancia de la educación en el colegio», resalta Victoria Marín.
Cada día y separados por cursos comienzan las clases a las 17.30 horas e inician su estudio con el propio método de trabajo asignado a cada uno. Hasta las ocho de la tarde están en la asociación, pero no todo son los libros y el aprendizaje escolar, también está la educación en valores de ocio y cultura. «Algunas tardes vamos al teatro, hacemos yoga, zumba y todo tipo de actividades y juegos que les hagan desconectar del estudio. También les damos la merienda que, para muchos de ellos, dada la situación de sus familias, llega a ser la cena de cada día», asegura la directora de la asociación, Victoria Marín.
En cifras
40
alumnos
Son los que ocupan las plazas cada curso en la Asociación Altamar para acudir a sus talleres de educación.
30
voluntarios
colaboran día a día con esta entidad social.
5
miembros
El equipo de Altamar está formado por cinco profesionales.
En los resultados de los niños que acuden a los talleres de la entidad social está esa motivación de sus trabajadoras cada día: «Ellos llegan cuando están en Primaria y continúan con nosotros hasta que acaban su formación. Este año tenemos a cuatro alumnos de Bachillerato, eso es algo insólito porque los niños del barrio no solían terminar sus estudios», resalta la directora. Además, dos de ellos están en el último curso y ya tienen en mente estudiar Enfermería y Trabajo Social. «Estamos muy orgullosas de poder transformar a los jóvenes del barrio. Lo que no queremos es que piensen que para crecer académica y laboralmente tienen que salir de sus casas en La Trinidad, ellos también pueden transformar el barrio», apostilla Marín.
Toda la familia involucrada
La magia de estos talleres es que las familias se involucran al 100% al ver la evolución de sus hijos. Por eso en Altamar, durante las mañanas, trabajan con los padres y madres ofreciendo atención psicopedagógica e incluso formación para titulaciones. Entre los logros conseguidos en las familias, resalta el de este curso con una madre que se graduará de la ESO junto a su hija: «Para nosotras es increíble porque, detrás de una historia muy dura, al final han podido ver la luz en el camino. Esta madre tuvo a su hija muy jovencita y dejó de estudiar. Conocer a la asociación la ha motivado y se siente muy agradecida porque nosotros no juzgamos sus historias», explica Marín.
«Es muy bonito ver que a través de observar cómo mejoran sus hijos, quieran engancharse también ellas e involucrarse en los estudios. En la asociación estamos totalmente entregados a las familias y nos da igual sus vidas pasadas, lo que nos interesa es el presente y futuro, que vean que se puede salir de la calle y mejorar», concreta la directora de la asociación, que agradece la ayuda de Ayuntamiento de Málaga, fundaciones como 'la Caixa', Mapfre o Ochotumbao y asociaciones como Malakando. «Es muy importante el apoyo que recibimos», concluye.
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