Fátima y Azahara, viendo la campaña de sensibilización de Diaconía. CLAUDIA SAN MARTÍN

Alquilar un piso en Málaga: misión imposible

Diaconía trabaja con personas migrantes para ayudarlas en la búsqueda de una vivienda, aunque se encuentran con muchos hándicaps, en ocasiones relacionados con los prejuicios

Domingo, 10 de julio 2022, 23:24

Fátima tiene 29 años y es licenciada en Ciencias Contables en Paraguay. Azahara, en cambio, estudió en Marruecos Filología Española y culminó su formación con un máster en Español para Extranjeros en Cádiz gracias a una beca Erasmus. Además de compartir estudios universitarios, estas dos ... mujeres llevan a sus espaldas la etiqueta de 'migrante', un prejuicio añadido que no les permite desarrollar su vida en Málaga con mayor facilidad.

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Por suerte, el tejido asociativo de la provincia es férreo y llega a todos los sectores poblacionales más vulnerables. En su caso, Diaconía está respaldando su búsqueda de un empleo y una vivienda digna, aunque esta última cuestión se les atraganta. La conversión de Málaga, sobre todo en el Centro, en un espacio pensado en su totalidad para el disfrute del turismo ha derivado en que la búsqueda de una vivienda sea «misión imposible» incluso para los propios malagueños; si a ello le añadimos las falsas creencias entorno a los extranjeros la cuestión da para escribir un libro.

Esta entidad ofrece a las personas migrantes que poseen un Número de Identidad de Extranjero, un NIE, tres programas con los que impulsar su vida en la ciudad: uno en forma de vivienda residencial que tiene seis plazas y que cubre sus gastos durante un máximo de seis meses mientras se trabajan otras cuestiones relacionadas con la formación, el empleo y la vivienda; otro para la búsqueda de trabajo; y uno más reciente, que pusieron en marcha en febrero, para promover la los alquileres dignos y accesibles de viviendas en la provincia.

Este último proyecto se llama 'Vecindad Inclusiva' y ayuda a las personas migrantes en la laboriosa búsqueda de una vivienda que se adapte a sus necesidades y situación económica. Sin embargo, en este proceso las profesionales que promueven este programa e Málaga se topan con varios obstáculos: «Hay muchísimas dificultades para alquilar una vivienda, como los requisitos y las condiciones abusivas que imponen los caseros, como doble fianza, un mes corriente, un aval bancario y un seguro de impago. Además, si se le suma que eres migrante lo tienes doblemente difícil, porque piden contratos indefinidos y hay muchos prejuicios. Los arrendadores se piensan que no van a pagar, que meterán a más personas de las que se estipula en el contrato y que van a destrozar la vivienda», expone Elena López, la coordinadora de este proyecto en Málaga.

Fátima, mientras tanto, asiente con firmeza ante las palabras de esta técnica, pues ella y su familia ha vivido de primera mano los hándicaps a la hora de buscar un nuevo hogar. Esta paraguaya lleva viviendo en la ciudad cuatro años y durante dos estuvo en un piso del Centro de Málaga. Hace pocos meses, su casera le dio un aviso: tenían menos de 60 días para buscar una nueva vivienda, pues quería convertir en piso turístico la vivienda en la que residía Fátima, su bebé y su madre.

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«Una etiqueta mala»

Confiando en que la búsqueda resultaría sencilla, como le ocurrió hace dos años, Fátima comenzó a preocuparse al no encontrar solución cuando le tiempo se le echaba en cima: «Tuve que recurrir a Diaconía y ellas me ayudaron mucho. Trabajamos todos los días, cada una por su cuenta y también juntas, en buscar un nuevo piso, pero encontramos muchos obstáculos y también desconfianza. Cuando eres migrante automáticamente te ponen una etiqueta mala y es muy difícil quitártela si no tienes el respaldo de una asociación», relata Fátima.

Por este motivo, Diaconía ofrece garantías a los propietarios: en primer lugar, las personas que entran en su programa de 'Vecindad Inclusiva' han pasado varias entrevistas previas, son solventes y desde la entidad les realizan un seguimiento en exhaustivo. Por otra parte, ofrecen la mediación entre el casero y el inquilino y una bolsa económica si hubiese algún impago o si la persona ocupante del piso no pudiera hacer frente a algún gasto relacionado con la casa: «Vivimos una realidad muy frustrante, porque la problemática de la vivienda en Málaga ya es de terror. Hay mucha demanda y las que están en alquiler tienen condiciones abusivas. Atendemos a personas con trabajo y responsabilidades que sólo quieren vivir en paz», apunta Patricia Alcalá, mediadora del proyecto.

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En cuanto a las zonas en las que generalmente se encuentran esas viviendas, desde la entidad han visto que suelen ser barrios humildes en los que los pisos están «viejos» y no reformados: «Yo ahora vivo en la Palmilla, y el coste es más bajo que en el Centro. En general, me costó menos conseguirlo allí, pero tuve que recurrir hasta a inmobiliarias con el desembolso que eso supone, y ni me pudieron ayudar», cuenta Fátima, que actualmente trabaja cuidando a personas mayores.

400 euros por una habitación

A Azahara le ocurrió algo similar cuando llegó a la ciudad hace un año. Esta mujer de 31 años encontró el amor en una ciudad de Cádiz, donde se casó, trabajó y residió durante un tiempo. Sin embargo, comenzó a sufrir maltrato por parte de su exmarido y se vio en la calle de un día para otro, «sin ahorros ni una red de apoyo». Tras pasar por el piso de Diaconía en Málaga, Azahara pudo ahorrar mientras trabajaba en el Parque Tecnológico y ahora reside en una vivienda compartida con cinco personas, donde paga por una habitación pequeña 400 euros mensuales: «A la hora de alquilar lo tengo difícil, y lo he vivido, que les dices que eres de Marruecos y se les cambia la cara. Entonces ya ni entro a ver el piso», cuenta.

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Para mermar esos prejuicios, Diaconía ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para aquellas personas que tengan una vivienda en alquiler y que quieran colaborar con la entidad: «Sabemos que las personas que atendemos tienen perfiles variados, algunas tienen contratos y otras no, pero valoramos que tengan recursos económicos suficientes para poder hacer frente a un alquiler y que van a responder porque pasan un filtro muy riguroso», explican las profesionales de este programa.

'No es lo que tienes, es lo que haces con lo que tienes' es el lema de esta campaña con la que esperan cambiar esta tendencia y humanizar el proceso frío y tedioso de buscar un nuevo hogar.

Diaconía acaba de lanzar una campaña de sensibilización que se puede ver en paradas de autobús. SUR
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