Blanca y Miguel, que desde septiembre viven en su furgoneta camperizada tras años viviendo en la calle. c. pinto

Blanca y Miguel viven la Navidad en la furgoneta camperizada que compraron tras pasar otros inviernos durmiendo en la calle

Cuentan su historia de superación a SUR: «Es la mejor Navidad que he pasado en años»

CRISTINA PINTO

Domingo, 1 de enero 2023, 23:21

Blanca recoge cada día la comida en los Ángeles Malagueños de la Noche y uno de esos días sacó un hueco para contar su historia a SUR desde la que ya «por fin» es su casa. Con una sonrisa en su rostro, lo confiesa: «Esta es la mejor Navidad que he pasado en años». Y es que desde hace unos meses, junto a su pareja con la que lleva diez años, Miguel, vive en una furgoneta camperizada tras años durmiendo en la calle. «La hemos creado nosotros, por ejemplo, la cama está sujeta con dos puertas de armario. Antes pudimos estar un tiempo viviendo en un apartamento, pero después del confinamiento nos echaron para alquilarlo a turistas. Desde ahí hemos estado intentando ahorrar para comprarnos esta furgoneta, en septiembre por fin la conseguimos», explica su historia Blanca.

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«No es una furgoneta, es que esto es nuestra casa», apuntaba su pareja, Miguel. «No es nada divertido pasar las Navidades durmiendo en el auditorio, en una rotonda o en parques. Ahora por lo menos este techo es nuestro y no tenemos el miedo a que nos digan que nos tenemos que ir. Estamos muy contentos, esto es una tranquilidad porque podemos tener una puerta y cerrarla; saber que no te va a pasar nada, que no tienes que dormir con un ojo abierto y otro cerrado o salir corriendo porque llueve... Hemos pasado mucho frío estos años, han sido muchas cosas», asegura Blanca, que llegó desde Vitoria hace once años a Málaga.

«No es una furgoneta, es nuestra casa. Tenemos una puerta y no hay que dormir con un ojo abierto y otro cerrado o salir corriendo porque llueve»

Cuando se conocieron

Y en esos primeros años de Blanca en la capital fue cuando conoció a Miguel, de La Línea de la Concepción. Así lo cuenta a SUR: «Yo tenía pareja cuando llegué a Málaga, pero terminé con él porque sufrí 14 años de malos tratos... He tenido una vida bastante dura. En el albergue municipal al que iba, donde tenía mi asistenta social, conocí a Miguel. Yo había recibido una carta de mi expareja y cuando me vio mal me dijo 'muchacha, no será tan grave'. A partir de ahí empezamos a hablar y me di cuenta que mi expareja no me hacía bien, así que empecé a conocer a Miguel. Hemos pasado cosas buenas y malas, pero mira, aquí seguimos», detalla Blanca cómo llegó a conocer a su pareja.

Hace poco más de un año que Miguel y Blanca acuden al comedor de los Ángeles Malagueños de la Noche para recoger la comida diaria y, en estas Navidades, los menús especiales que han repartido en Nochebuena y Nochevieja. «Se portan muy bien con nosotros, además de los menús de Navidad, cuando saben que llegan varios días festivos nos dan más comida para que no nos falte. También nos van a ayudar con el seguro de la furgoneta, están con nosotros. Ellos están ahí siempre, Francis (presidente de los Ángeles Malagueños de la Noche) está pendiente para ayudarnos en lo que puedan, demasiado...», agradece la pareja.

En el interior de la furgoneta, entre los dos, han conseguido acomodarla para tener lo esencial para vivir. C. PINTO

Falta de ropa y calzado

Ahora están buscando conseguir instalar placas solares para poder tener electricidad propia: «Tenemos que pedir ayuda para cargar los teléfonos, la lamparita que tenemos es de pilas pero se gastan muy pronto. Aquí tenemos la cama, una mesita, la hornilla, lo básico... Pero nos hace falta ropa y calzado porque, aunque vivamos en la furgoneta, tenemos que salir a la calle. De vez en cuando nos dan algo de ropa, pero mucha nos queda grande, ellos nos dan lo que tienen y no siempre coincide con las tallas. Para los zapatos es complicado encontrar», cuentan Miguel y Blanca.

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«En los Ángeles Malagueños de la Noche se portan muy bien, nos dan comida y están pendientes para ayudarnos en lo que pueden»

Él ha trabajado en varias ocasiones como cocinero y camarero, pero ahora mismo los dos están en paro sin recibir ningún ingreso. «Miguel ha echado currículums por todos sitios, estuvo trabajando este verano en una hamburguesería pero ya se le acabó el contrato, de vez en cuando le llaman para trabajar de cocinero, pero nada estable», lamenta Blanca desde su furgoneta.

Aunque siguen mirando positivamente «a pesar de todo lo pasado». Esperan conseguir un trabajo para poder cubrir los gastos básicos de alimentación, también para ropa, gas para la hornilla y conseguir algo de luz. A pesar de todo, están pasando su Navidad con un techo propio y confían en que lo que vendrá será mejor: «De aquí ya no nos puede echar nadie, es una alegría. De todo se pasa y se sale, el que quiere sale», confiesa emocionada Blanca.

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