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Paloma a punto de ser lanzada al paso de la Virgen de los ojos verdes. :: Salvador Salas
La historia de amor de la Paloma
El encierro

La historia de amor de la Paloma

El porqué de la advocación de la Virgen de los ojos verdes en versión de un abuelo relatada ayer a su nieto en la plaza de San Francisco...

PEDRO LUIS GÓMEZ

Jueves, 17 de abril 2014, 13:38

Todo lo que relato aquí sucedió ayer, sobre las once de la mañana, en la plaza de San Francisco. Carretería. Estaba la Reina de los ojos verdes sobre su trono en su casa hermandad, y un hombre, curtido por los años y un sol que daba a entender que no había sido de playa precisamente, se acercó al tumulto que ya comenzaba a formarse por los alrededores dándole la mano a un pequeño, de unos cinco o seis años según delataban sus mellas Los dos, en una estampa entrañable, en la mejor explicación no escrita de cómo pasa de generación a generación la tradición cofrade malacitana, observaron durante varios minutos, quietos, sin apenas moverse, a la Virgen, como si estuviesen ausentes de todo lo demás. De pronto, el chaval vio que había gente con unas cajas dentro de las cuales había palomas...

¿Qué es eso, abuelo?

Son palomas que han cogido en el Parque para tirarlas al paso de la Virgen. Porque ¿Sabes?, te voy a contar una historia.

A continuación, el hombre mayor comenzó a relatar lo siguiente, en una versión fabulada y dirigida a un niño, no lo olvidemos, y que a este periodista le pareció una bellísima historia digna de compartir con ustedes:

Cuando a Jesús se lo llevaron los malos por culpa del traidor Judas, su madre se puso muy nerviosa. Cristo, antes de que los romanos le amarraran las manos, la consoló y le dijo que no se preocupara, que no le iba a pasar nada. Pero su madre sabía que algo no iba bien, que iba a pasar algo malo, que las cosas no tenían buena pinta

¿Qué es buena pinta?, abuelo.

Interrumpió el zagal. (A todo esto, los dos seguían frente al trono de la Virgen en pleno corazón de Carretería).

Perdona, Gabrielito (por primera vez lo llamó por su nombre de pila al tiempo que sonreía). Lo que te quiero decir es que su madre estaba asustada porque pensaba que a su hijo le iban a hacer daño, que le iban a pegar. Eso era lo que ocurría. Bueno, pues como te decía, a Jesús se lo llevaron por la fuerza y lo acusaron de muchas cosas que no había hecho, y le pegaron, se rieron de él, incluso lo escupieron. Y un mandamás que se llamaba Poncio Pilatos decidió que había que matarlo, que era un peligro, porque Jesús pedía paz y libertad, quería que todos fuésemos iguales, que respetásemos a quienes viven con nosotros, y a los vecinos a todos, sin distinción de ningún tipo. Total, Gabriel, que tras pegarle mucho y hacerle mucho daño y colocarle la corona de espinas, le hicieron coger una cruz y cargarla a hombros Una cruz que pesaba mucho. Lo que no sabía Jesús es que su Madre había salido tras él a la calle para intentar protegerlo, para ver si lo podía ayudar. Estaba rota de dolor, porque aunque intentó acercarse a su Hijo, imagínate cómo iba de sangre y de cardenales, los soldados le negaban el paso e incluso la tiraron al suelo a empujones...

Los ojos del niño estaban abiertos como dos platos. Le gustaba una historia que a lo mejor ya había escuchado, pero que mantenía vivo su interés.

Cuando llegaron a un pequeño monte (prosiguió), a Jesús lo clavaron en la cruz que llevaba a hombros, como los tronos que viste ayer, y allí murió. Su madre estaba destrozada y se abrazó a los pies de la cruz, con varias amigas suyas que estaban con ella. Jesús, el hombre más bueno del mundo, estaba muerto, pero su madre no sabía que iba a resucitar, que después se iría a los cielos, donde está la abuela Lola, a la que tú le rezas cada día Pues bien, esa mujer era la Virgen María, esta misma del trono, y en Málaga la llama todo el mundo Virgen de la Paloma, porque pasó lo siguiente: De tanto llorar, se formó un charquito con las lágrimas de la madre de Jesús, de la Virgen. Entonces, sin saber cómo fue, una paloma bajó de los cielos con un majestuoso movimiento de sus alas. Era blanca, hermosa, con un pico de color sonrosado que llamaba la atención. Aquella paloma se puso a beber en el charco que se había formado con las lágrimas de la Virgen y en su pico llevó varias gotas de esas lágrimas que depositó en el rostro de Jesús y sobre sus heridas. Jesús estaba muerto pero, en ese momento, cuando la paloma le puso las lágrimas de su madre, sus heridas dejaron de sangrar, como si se hubiesen curado. Además, como eran lágrimas milagrosas, fueron las que hicieron que, tres días después, Jesús volviera a la vida para subir a los cielos, como ya te he dicho. Además, la paloma, tras untar con las lágrimas las heridas de Cristo volvió a donde estaba su Madre y entonces, muy suavemente, se posó en su mano, por eso la Virgen se llama así, de la Paloma, y por eso lleva una paloma sobre su mano. ¿La ves? Esa misma. Y por eso, esta noche, cuando pasee por Málaga, cientos de niños y de padres lanzarán las palomas para que vuelen por los cielos de Málaga, y por eso hemos venido aquí ahora, para coger una caja con una paloma para que tú la lances al cielo para que cuide a tu abuela Lola y para que vuelva a beber de las lágrimas de la Virgen para que le cure las heridas a Jesús y le dé la vida.

Abuelo, yo quiero llevar ese trono, le contestó el chavalín mientras los dos se encaminaron al lugar donde se repartían las palomas

Tal como escuché el relato, con alguna libertad literaria, lo traslado a este Encierro que iba a ir del Miércoles Santo, de otras cosas, de esos Salesianos capuchineros, de las Fusionadas, con Eduardo y Chico, de ese Rico y de Pepe Rivas, de esa Expiración que rompe la noche en mil pedazos, de esa Sangre que en calle Dos Aceras invoca al espíritu de tres generaciones de mi familia Pensaba hablar de tantas y tantas cosas de ayer, y a la vez anunciarles que cuando usted tenga este SUR en sus manos la Buena Muerte de Mena y Palma llenarán las calles de plasticidad y sobrecogimiento. De tantos temas iba a escribir que al sentarme delante del ordenador me he dado cuenta de que todo se resume en una cosa: Una paloma bajó de los cielos para beber las lágrimas de amor de María, la Madre aquel hombre hijo de Dios, y al posarlas sobre sus heridas, Jesús dejó de sangrar y fue el comienzo del milagro de la Resurrección, el triunfo de la vida sobre la muerte, lo que hizo posible, entre otras cosas, que haya tronos y nazarenos, y un artículo como éste. Gracias, abuelo. Gabrielito está más que feliz con la hermosa historia de amor de la Virgen de la Paloma, mi Reina de los Ojos Verdes.

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