Noemi R. Navas
Martes, 9 de abril 2013, 09:18
No siempre se conoce a la persona que hay detrás del mostrador de un negocio, pero el caso de Eliseo Lauri es distinto. Pocos malagueños se han quedado sin conocer al fundador de la heladería Lauri, una las más emblemáticas de la capital, que falleció el pasado sábado a los 89 años.
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Era popular, por sus helados artesanales y por su carácter abierto. Además, se encargó de hacer historia siendo santo y seña de la heladería hasta los 87 años. El alicantino se instaló en el barrio de Pedregalejo en 1952. Fue entonces cuando Eliseo llegó a Málaga con su mujer y sus hijos y abrió el establecimiento de la calle Juan Valera, que hoy sirve a la práctica totalidad de chiringuitos de Pedregalejo y El Palo.
Sus hijos Consuelo y Juan siguen al frente del establecimiento que ya tiene seis décadas y de otro posterior inaugurado en la calle Bolivia hace ya 30 años. Aprendió el oficio en Córdoba y siempre defendió que el secreto de su éxito estaba en la calidad del producto y en los ingredientes naturales sin conservantes. Sus sabores preferidos, los básicos, sin grandes inventos pero con mucho mimo. Para ello su local siempre ha contado con obrador propio convirtiéndose en el gancho principal para la clientela.
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