SUSANA ZAMORA
Jueves, 27 de septiembre 2012, 21:02
Ella, abogada en Málaga y él, ingeniero en Zurich. Entre ambos, miles de kilómetros de distancia y, en común, quién sabe, si una bonita historia de amor. Mañana se cumplirá una semana desde que lo conoció en el viaje a Suiza que realizó junto a otra amiga para reencontrarse con una antigua compañera de la carrera.
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Desde que regresó a Málaga el domingo no ha dejado de pensar en él y de lo que pudo haber sido y no fue 'al calor de un amor en un bar', tal y como reza el éxito de los Gabinete Caligari. Las prisas nunca fueron buenas consejeras y en esta ocasión a Leticia Teboul le jugaron una mala pasada.
Como Cenicienta, tuvo que salir apresurada, casi sin despedirse, porque perdía el tren de regreso a la localidad donde se hospedaban, solo que en este cuento no hubo 'zapato' ni contacto que propiciase un futuro reencuentro.
Leticia confiesa que no es mujer de flechazos, pero que desde que lo vio en ese local de copas "alto, rubio y con pinta guiri, como me gustan a mí"-asegura- sabía que algo tenía que hacer para conocerlo. Pero en contra estaba su timidez. Por eso, una de sus amigas se acercó a él y con pocas esperanzas de que la respuesta fuera afirmativa le preguntó: "¿Hablas español?".
No solo lo hablaba gracias al año que estuvo trabajando en Buenos Aires, sino que en el transcurso de la noche le contó que había estado en Andalucía de vacaciones y que de Málaga conocía Ronda. Lamentó no haber visitado Granada y Córdoba y Leticia encontró la excusa perfecta para invitarlo. La sintonía era cada vez más evidente entre ambos y la percepción de que el destino lo había puesto en su camino fue absoluta cuando se presentó y dijo cómo se llamaba.
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Leticia siempre había dicho a sus amigas que si alguna vez tenía un hijo lo llamaría Max, sin importarle demasiado las opiniones en contra que a veces recibía de ellas. Le gusta ese nombre y su círculo más cercano de amistades sabía de esta preferencia. Por eso, cuando pronunció ese nombre, Leticia no daba crédito. Muchas coincidencias para una noche que, a priori, se presentaba intrascendente.
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Leticia afirma que está sobrepasada por las circunstancias, que no esperaba la respuesta de la gente. "No sé si al final esto llegará a algún sitio, pero me quedo con el detalle de una gran amiga y con la solidaridad mostrada por un montón de personas que no me conocen de nada y que me han escrito contándome qué van a hacer para intentar encontrarlo", confiesa. "En estos tiempos que vivimos de crisis y desánimo, esto puede parecer una banalidad, pero yo me quedo con las muestras de cariño mostradas".
Ahora, entre la ilusión por encontrarlo y el miedo a que cuando se entere de este "lío" salga corriendo "o piense que soy una psicópata", Leticia envía a Max un mensaje: "Yo no quería salir corriendo y queda pendiente la invitación a Andalucía".
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