David Delfín cumple diez años de trayectoria.::ANA SALAZAR
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David Delfín: "Al final he conseguido ganarme el respeto"

Diez años después del desfile que le puso en el punto de mira, el diseñador saborea el éxito de su marca

Ana Pérez-Bryan

Miércoles, 29 de agosto 2012, 20:42

Apenas un par de minutos de conversación con David Delfín (Ronda, 1970) dan para comprender por qué hace piña a su alrededor. El diseñador así le gusta que lo llamen es un prodigio de cercanía y energía positiva, dos valores que cotizan al alza en tiempos de primas e IVA. A su espalda, diez años de trayectoria que han dado para mucho pero que sin embargo no le invitan a hacer balance. Todavía no toca. Justo una década después de aquel desfile de burkas y sogas que lo colocó en el paredón de la opinión pública, Delfín ha curado esas primeras heridas y ahora disfruta por méritos propios de un puesto de honor en el podio de la moda española sin rencores ni resentimientos. Poco amigo de proyectos que le lleven a acomodarse, David sigue conservando la frescura y la capacidad de sorpresa. Confiesa que aún le da «un vuelco en el estómago» cruzarse con algún desconocido que lleva su ropa y que se siente «feliz» por haber encontrado su lugar en el mundo. La moda es la plataforma desde la que canaliza su extraordinario torrente creativo. Lo mismo pincha discos en un museo que hace la escenografía de sus desfiles, diseña los uniformes de una cadena de hoteles o firma logos y carteles con su inconfundible caligrafía.

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La marca Davidelfin es hoy una gran familia que comparte el gusto por referencias culturales comunes y por el afán de seguir descubriendo. Espejo de esta filosofía es el taller del diseñador malagueño, un laboratorio de ideas que exporta moda a todos los rincones del mundo y que le hace sentirse como pez en el agua. Como un delfín. Desde allí atiende a SUR, entre los patrones de la colección que presenta el próximo sábado 1 de septiembre en la antigua Pasarela Cibeles (hoy Mercedes Benz Madrid Fashion Week) y con la noticia casi calentita de que ha sido nombrado Hijo Predilecto de la provincia de Málaga.

¿Cómo regresa a Málaga a recoger el título de Hijo Predilecto el chaval que con 18 años se embarcaba en la aventura madrileña con su amiga Mariola Fuentes?

Estoy supercontento y muy honrado. De alguna forma me ha costado encontrarme, porque cuando me fui a Madrid en el año 89 con Mariola empecé haciendo cabaret. Creía que quería ser actor, pero cuando las compañías de teatro comenzaron a encargarme el vestuario encontré mi lugar. Llegué a la moda a través del teatro y de la pintura, porque la ropa militar de segunda mano se convirtió en uno de los primeros soportes de mi arte. Mis lienzos eran camisetas, pantalones o cazadoras en las que buscaba las huellas de la memoria a través de manchadas de grasa o de las inscripciones y bordados.

Hasta que llegó a la moda...

Era algo que había pasado desapercibido para mí, hasta que me ofrecieron hacer un desfile con estas prendas militares. En ese momento comprendí que ése era mi lugar y que ahí se daba cita todo lo que me interesaba: la música, la escenografía, la carga teatral de los desfiles, las colecciones, la fotografía... Fue el soporte con el cual expresar todas las cosas que me gustan. Lo maravilloso de la moda es que se deja contaminar por el resto de las disciplinas artísticas.

¿Y cómo valora esta evolución desde el punto de vista personal? ¿Qué ha cambiado en David?

He cambiado muchísimo, porque yo me dejo tocar por todo lo que me gusta y me emociona. Lo mismo me ocurre con una película de David Lynch, Woody Allen o Pedro Almodóvar, o con una exposición. Ahora que recuerdo hay una frase en una peli de Almodóvar, en La ley del deseo, que dice Carmen Maura: «En lo esencial sigo siendo la misma». Sí que noto que han pasado muchas cosas por el camino, que he madurado. Me vine con 18 años y ahora tengo 41, pero sigo teniendo la misma ilusión, las mismas ganas y el mismo deseo puesto en todo lo que hago.

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¿Conserva ese permanente afán por sorprender que ha marcado su trayectoria?

Sí busco sorprender, pero creo que es más correcta la palabra emocionar. La moda sin emoción no me interesa, de hecho no me interesa ningún trabajo que no tenga esa carga. La moda también tiene mucho de sorpresa, de ruptura con lo anterior y al mismo tiempo de seguir evolucionando en la búsqueda. Yo te diría que mis colecciones las veo como trilogías, de tres en tres. En la moda tenemos solo seis meses para poner las colecciones en pie, con su concepto y con todo lo que las envuelve, es un poco tirana en ese sentido. Sí o sí cada seis meses hay que hacer algo nuevo y la forma de sorprender es huir e ir a otro lugar.

NO AL 'AUTOHOMENAJE

¿Así afronta su próximo desfile, como una huida?

Busco otro final, radicalmente diferente al anterior. Ahora mismo estamos trabajando en otro desfile, que llevará por título Nowadays, una expresión que me encanta que se refiere a hoy en día. Después de estos diez años, de nuestro primer desfile en Cibeles, no queremos caer en la tentación de mirar atrás y hacer balance, sino de estar en el presente y en lo que está por venir. Es muy pronto para el autohomenaje, quizás dentro de unos años.

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¿Pesa tanta responsabilidad sobre la pasarela? Cuando usted desfila es «el día de David Delfín» a pesar de que comparta la jornada con otros diseñadores...

La verdad es que sí siento la presión. Ten en cuenta que en los desfiles soy yo el que da la cara, pero todo esto está sostenido por un equipo de personas que lo hace posible, desde directores de arte a patronistas, costureras... Nos lo tomamos muy en serio. Me siento muy responsable porque de esto dependen ya un montón de familias. En ese sentido sí noto esa presión, hasta el punto de que cada seis meses me pregunto si todo esto vale la pena. Lo vivo con angustia, aunque cuando ya pasa el parto, respiro y pongo los pies en el suelo sí veo que compensa. La moda es algo complejo y tienes que tener en cuenta a todos los que tienes detrás.

Leo en algunas entrevistas suyas que se define como un kamikaze...

Sí (risas), porque me dejo guiar mucho por la intuición, que es importantísima. Por supuesto también lo es el método, y más en este medio que es tan complejo y tan riguroso con las fechas. El calendario es súper estricto. De todas maneras yo me dejo llevar mucho; si no hubiera sido así no estaría aquí. Fíjate que mi primer pie en la moda en realidad fue una exposición de pintura, lo que ocurre es que era sobre prendas de ropa, y cuando hice mi primer desfile lo que salía a la pasarela eran mis cuadros. Como era un poco kamikaze me atreví, y me di cuenta de que ése era mi lugar. La creatividad se agarra a cualquier superficie, por eso me embarco en todos los proyectos que puedo.

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Uno de esos proyectos ha sido el diseño del logo de SUR con motivo de su 75 aniversario...

Esa tipografía está hecha con la mano izquierda, porque soy ambidiestro. Es una de las señas de identidad más claras de David Delfín. Me alegro de que guste.

¿Le sigue emocionando ver a la gente con su ropa por la calle?

Me hace la misma ilusión del primer día. Es algo a lo que nunca te terminas de acostumbrar, ese pequeño vuelco al corazón. Es un subidón ver a la gente por la calle con mi ropa. Hace unos días volvía a casa cargado de bolsas de El Corte Inglés y me crucé con un chico que llevaba una camiseta mía. Hubo una mirada cómplice, le sonreí, me reconoció y fue algo muy especial. En esos momentos es cuando te das cuenta de que todo esto tiene sentido.

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Ha conseguido proyectar una imagen de marca más allá de sus diseños. Parece que el público que consume la moda Davidelfin comparte inquietudes comunes con las suyas...

Sí, es cierto. Ten en cuenta que a mí me cuesta mucho la parte de la empresa, del negocio, del público objetivo al que me dirijo. Cuando me preguntan que para quién creo siempre responso lo mismo: para gente inquieta, más allá del sexo, la edad o el estatus social. Es gente que comparte el interés y la curiosidad por el cine, el arte o la moda, de hecho en nuestras colecciones hay un montón de referencias culturales. La verdad es que nos dimos cuenta de ese fenómeno en nuestras tiendas, en el perfil de gente que venía a comprar.

¿Sigue siendo un piropo que e consideren el enfant terrible de la moda?

Sí, nunca me ha molestado. Si te pones a pensar en todos los enfants terribles de la moda la verdad es que es un elogio. Se lo dijeron a Alexander McQueen, a John Galliano, a Jean Paul Gaultier...

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AMIGOS Y SOCIOS

También le gusta trabajar rodeado de sus amigos. Bimba Bosé y usted son íntimos y además socios. ¿Funciona bien esa mezcla?

A nosotros nos funciona. Volvemos al tema de las emociones. En este trabajo es todo tan emocional y tan íntimo que cuesta compartirlo con alguien que no hable tu mismo lenguaje, que no mire en la misma dirección. Por eso trabajamos juntos, porque se crean unos vínculos muy fuertes. Yo no sé hacerlo de otra manera. Incluso cuando hacemos trabajos para fuera noto que se crea esa conexión. Cuando hice todo el vestuario para los hoteles Iberostar se crearon vínculos tan potentes que al final la familia Fluxá me invitó a la boda de su hija. Es un tópico, pero me siento como en una especie de familia.

¿Cómo le afecta la crisis? En el marco de la creación se dice que las épocas de depresión son propicias para buscar otros caminos...

Estos momentos son muy tristes porque ves que la gente lo está pasando realmente mal. También es verdad que esto nos está llevando a lugares que de otro modo no hubieran sido posibles. Mi colección del verano pasado tiene que ver con esto, porque la falta de medios nos llevó a un nivel creativo maravilloso. Ahí está la historia para recordarnos que en momentos difíciles surgen cosas extraordinarias a nivel intelectual. Hay que estar preparado para los buenos tiempos y también para los malos, hay que saber adaptarse. Yo siempre hago esa especie de broma con mi nombre, con la del delfín que era un mamífero que se adaptó al medio acuático y que evolucionó a otro lugar.

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Pero su firma trabaja en muchos frentes...

Desde luego por trabajo y por perseverancia no será.... Realmente la cosa está complicada, pero en nuestro caso tampoco está tan mal, porque a pesar de que las ventas han caído muchísimo tenemos otros proyectos paralelos que nos van manteniendo. Pero hay que trabajar más que nunca.

LA POLÉMICA DE CIBELES

¿ Y qué papel juegan en su trabajo las nuevas tecnologías, Internet o la venta online?

En nuestro caso han afectado en positivo. Nosotros fuimos los primeros diseñadores en tener tienda online o en retransmitir un desfile en directo a través del streaming. Hemos estado muy atentos a las nuevas tecnologías y a todo lo que está pasando. Después de haber tenido tiendas con todos los gastos que llevan aparejadas de personal, alquiler o luz nos hemos dado cuenta de que a través de la plataforma online podemos ajustar más los precios y ser más accesibles porque se reducen los intermediarios. Ahora tenemos pedidos de todo el mundo y la verdad es que estamos encantados.

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¿Recuerda el momento en el que le quitaron, por fin, el adjetivo de polémico pegado a su nombre?

Nunca me identifiqué con ello. De hecho cuando surgió aquella polémica con el desfile de La corte de los milagros yo no presté atención a nada de eso. Recibí todas las ofertas del mundo para hacer cualquier cosa, en cualquier programa de televisión y en cualquier cadena. Incluso hubo ofertas económicas que eran como para pensárselo. En lugar de eso nos pusimos a trabajar y al año siguiente ganamos el premio a la mejor colección de Cibeles. Intentamos no echar leña al fuego, eso fue lo que nos alivió y lo que nos permitió seguir adelante, porque aquello lo vivimos como algo completamente ajeno a nosotros. Al final he conseguido ganarme el respeto.

En septiembre se cumplen diez años de aquel desfile. ¿Cómo recuerda aquellos días?

Fue el momento más dramático y duro de mi vida. Recuerdo que aquello pasó un viernes 13 yo no soy supersticioso pero me hace gracia y hasta el domingo no ofrecimos la rueda de prensa. Yo no entendía nada. Era imposible atender a la gente, habíamos recibido burofaxes de partidos políticos, del PP y del PSOE, que nunca se ponen de acuerdo y de repente estaban en bloque en contra mía... Era un boicot a la marca, pedían acciones legales por la simbología que había utilizado. Recuerdo que en aquellos días ni siquiera dormía. Cuando aparecí el domingo delante de los medios a lo mejor esperaban a alguien a la defensiva pero yo creo que cuando me vieron la cara entendieron por lo que estaba pasando. Pedí todas las disculpas que tuve que pedir, porque no fue mi intención ofender. Estaba cansado, agotado, triste y enfadado, pero nos pusimos a trabajar rápidamente y surgió una colección completamente nueva, y sin rencores. Igual que en el primer desfile me sentí muy mal, con el siguiente me curé al ver el apoyo de la gente.

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Si en aquella ocasión hubiera existido Twitter, se hubiera convertido en trendic topic mundial...

¡Sí, desde luego! (risas).

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