CARLOS BENITO
Domingo, 15 de julio 2012, 22:03
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Andrea Fabra tiene a quién parecerse, al menos en la incontinencia verbal. Su padre, Carlos Fabra, que hoy mismo deja la presidencia del PP en Castellón después de 22 años, es persona propensa a utilizar en público los vocablos gruesos y los conceptos hirientes: como aquella vez que, desde la presidencia de la Diputación provincial, negó el turno de palabra al portavoz socialista y soltó un audible «qué hijo de puta» (después argumentaría que 'hijo de puta' es «una frase bastante común» en la provincia, cosa del encendido carácter mediterráneo). O como cuando, a raíz de una campaña que ironizaba con su proverbial suerte en la lotería, que le ha llevado a ganar cinco premios, explicó lo siguiente ante el centenar de asistentes a una cena: «Si me toca, me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida». Pero Andrea solo ha necesitado tres palabras para mejorar estos logros del padre. «¡Que se jodan!», dijo el miércoles desde su escaño en el Congreso, justo cuando Rajoy anunciaba el recorte de las prestaciones por desempleo.
A raíz de que La Sexta difundiese las imágenes, Andrea Fabra, de 39 años, se ha convertido en la bestia negra de las redes sociales y enemiga oficial de los desfavorecidos. Una carta que reclama su dimisión, colgada en el sitio Change.org, había reunido a última hora de la tarde de ayer más de 100.000 firmas, y el PSOE y otros partidos han exigido que sea suspendida de inmediato como diputada. Pero Andrea asegura que todo es «una manipulación y una tergiversación», ya que su exabrupto se refería a la oposición socialista y no al conjunto de los desempleados del país: «Eso lo demuestran las imágenes -ha declarado-, me dirijo en todo momento a la bancada de los diputados del PSOE, que estaban gritando y lanzando frases insultantes». Después de cuatro años como senadora -por designación de la comunidad autónoma, es decir, no elegida por votación popular- y otros cuatro de discreta actividad en el Congreso, le han bastado esas tres palabritas para lograr que la conozca toda España.
La correcta de la familia
En Castellón, donde ya la conocían de antes, se muestran sorprendidos: «Malhablada siempre ha sido, la verdad, pero también educada, presentable. De hecho, alguna vez se ha abochornado ante palabras de su padre e incluso le ha reñido por su vehemencia. ¡Si siempre ha sido la correcta de la familia!», afirma un allegado. El padre es una referencia constante, inevitable. Hablamos, al fin y al cabo, de Carlos Fabra, imputado por tráfico de influencias, cohecho y delito fiscal, un hombre con poder suficiente como para construir en Castellón un aeropuerto donde, un año y cuatro meses después de la inauguración, solo aterrizan las moscas. Andrea Fabra, la niña rubita que fue reina infantil de las fiestas de La Magdalena, ha crecido políticamente bajo su protección, o quizá sea más acertado decir con su impulso. Se afilió a Nuevas Generaciones con 16 años y, antes de acabar Derecho, ya tenía un puesto en la ejecutiva provincial del PP.
El partido aparece por todas partes en su biografía, ya que su marido es el madrileño Juan José Güemes, consejero de Esperanza Aguirre durante siete años. La pareja se casó en un bodorrio de relumbrón al que asistió la plana mayor de los populares (Rodrigo Rato, Jaume Matas, Jaime Mayor Oreja, Eduardo Zaplana...) junto a figuras públicas como Carmen-Martínez Bordiú o el golfista Sergio García. La cubertería, la vajilla, los manteles y hasta las mesas y sillas llegaron desde Barcelona, encargados a una empresa que se ocupaba de crear el deseado ambiente selecto.
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La pareja, con tres hijos, tiene su domicilio en Los Lagos de la Finca, la carísima urbanización de Pozuelo de Alarcón donde vive Cristiano Ronaldo y posee casa Alejandro Sanz. En Madrid se ha afincado también su hermana Claudia, propietaria de Calzados Fabra, en la calle Serrano. Aunque es diputada por Castellón, Andrea suele viajar a su tierra sobre todo en campaña: las visitas a la villa de Oropesa donde reside Carlos Fabra se han complicado por la mala relación que mantiene con la actual pareja de su padre, Esther Pallardó, que primero ejerció como jefa de prensa del poderoso líder y hoy es vicepresidenta de la diputación. En su declaración de bienes como diputada, Andrea no hace constar ningún ingreso por trabajo, ni figuran más ahorros que 3.906 euros repartidos en tres cuentas corrientes. También resulta llamativo el epígrafe de hipotecas, donde aparecen dos préstamos por un total de 1,7 millones, con un saldo pendiente de 1,3 millones. Sus coches son un 'Ford Fiesta' y un 'Ford Kuga'.
Estaría bien saber qué opina del incendiario 'que se jodan' Borja Fabra, el pequeño de los cuatro hermanos, un parado simpatizante del 15-M que llevó a Carlos Fabra a decir que entendía a los indignados. En cuanto al propio padre, parece improbable que el escándalo altere el futuro que acaricia para su hija Andrea: quiere que algún día llegue a presidenta de la diputación castellonense. «Sería -ha recalcado- la sexta generación de mi familia».
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Críticas. El PSOE ha pedido al PP que suspenda a Andrea Fabra como diputada. «Si lo ha dicho como tal, tiene la sensibilidad de un molusco», ha dicho Jaime Lissavetzky, su portavoz en el Ayuntamiento de Madrid. Cayo Lara, de IU, ha instado al PP a dar explicaciones y ha pedido que el Congreso no sea «un circo».
Defensa. Para el PP, el trato a Andrea Fabra es una «injusticia» fruto de una «interpretación malintencionada».
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