
JUAN CANO
Martes, 26 de enero 2010, 09:37
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Como topos, cavaron cuantos agujeros fueron necesarios hasta llegar al botín, a modo de madriguera. Una banda de butroneros asaltó este fin de semana dos sucursales bancarias situadas en polígonos industriales de la ciudad. Lo atípico es que, en ambos casos, dejaron un reguero de afectados, tantos como naves tuvieron que atravesar para alcanzar el objetivo: la caja fuerte.
El más singular de estos robos ocurrió en una oficina de Cajamar ubicada entre las calles La Orotava y Circe, en el polígono San Luis. Los cacos accedieron a una nave sin uso situada, curiosamente, a unos veinte metros de la sucursal. Desde ahí, fueron trazando butrones en todos los tabiques que encontraron a su paso.
En total, cruzaron cuatro establecimientos, algunos de los cuales ayer tuvieron que abrir al público y reanudar su actividad normal con un agujero de grandes dimensiones en una de sus paredes. A juzgar por la precisión de los lugares donde hicieron los butrones, tenían perfectamente estudiado el camino que debían seguir hasta llegar al botín.
El quinto tabique, el último, era el que daba al habitáculo donde el banco guardaba el dinero. Al llegar a él, se tomaron su tiempo para 'reventar' la caja fuerte con una sierra radial y desvalijarla por completo. A falta de un arqueo definitivo, el botín podría alcanzar los 60.000 euros, según ha podido saber SUR.
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El sistema de alarma de la sucursal saltó justo cuando entaron los ladrones. Desde la central de alarmas se avisó a la policía y a los responsables del banco. Sin embargo, cuando unos y otros llegaron al lugar, los ladrones ya se habían esfumado. La entidad puso a disposición de los agentes las imágenes captadas mediante las cámaras de seguridad por si ayudan a resolver el robo.
Segundo caso
Esa misma noche, las alarmas saltaron en otro banco situado, como el anterior, en un polígono de la capital. El segundo robo con butrón de la madrugada -el tercero, si se amplía a la provincia- ocurrió en una oficina de la Caja Rural de Granada en la calle Castelao, en el Guadalhorce.
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Como en el caso anterior, los delincuentes se colaron por una nave que se encuentra a varios metros de la entidad y tuvieron que cruzar varias paredes para llegar hasta el banco. Para entrar, hicieron un pequeño agujero en el cristal de la fachada de un local en alquiler situado en la Carretera Azucarera-Intelhorce.
Desde ahí, accedieron al comedor de la taberna El Solariego mediante un butrón. Buscaron un punto ciego de los detectores de la alarma, que están enfocados a las entradas y la barrada. Una vez dentro del bar, se dirigieron a la zona de los aseos, donde hicieron otro agujero en la pared. Sabían que justo ese tabique comunicaba con el banco. Los cacos intentaron abrir la caja fuerte, pero en esta ocasión no lograron hacerlo y se marcharon sin obtener botín alguno.
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La Policía Nacional investiga ambos sucesos y, aunque mantiene abiertas todas las hipótesis, las similitudes entre ambos casos invitan a pensar que están relacionados y que son producto de una misma banda.
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