ANTONIO ORTÍN
Domingo, 26 de julio 2009, 03:57
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HOY acaba una semana y puede que también todo un ciclo: el del mapa financiero español, rico hasta ahora en marcas de cajas de ahorros, pero condenado a menguar por la vía de las concentraciones, fusiones, absorciones y demás movimientos destinados a hacer más eficaces y rentables las entidades y no hundir los pies en el fango profundo del 'tsunami' económico de la crisis. La fusión de Unicaja y Cajasur, que dará lugar a la quinta caja española y primera andaluza, ha establecido sin duda un nuevo horizonte para una ciudad como Málaga, a la que la nueva entidad -que tendrá el nombre comercial de Unicajasur y al frente de la cual estará el propio Braulio Medel- refuerza en su liderazgo económico de Andalucía. En un momento como éste, en el que la provincia sufre con especial rigor el castigo del desempleo y de la desestructuración empresarial, arrastrada por los escombros de la construcción, contar en breve con una caja de primer orden supondrá, sin duda, una inyección potente, aunque inicialmente sea únicamente en términos de estrategia y moral.
URBANISMO
Ayuntamiento-Junta: tregua sobre el PGOU
Ayuntamiento y Junta se han dado una tregua en la guerra del urbanismo. El tono del consejero de Vivienda, Juan Espadas, durante su visita de esta semana a Málaga agrió la ya de por sí frágil comunicación institucional entre ambas partes. Cruces de titulares y poco más en torno a un documento que va a dar forma a la ciudad de las próximas décadas. Días después, el viernes, la Junta de Andalucía tumbó oficialmente el PGOU a través del informe de la Comisión de Ordenación del Territorio.
El argumento del Gobierno andaluz es que el planeamiento municipal debe adaptarse a la Declaración de Impacto Ambiental, a los informes sectoriales y a las especificaciones del tan traído y llevado Potaum, el texto que ordena todo el área metropolitana de Málaga. Sorprendió la respuesta municipal, que interpretó el portazo a las aspiraciones urbanísticas del equipo de gobierno como un trámite destinado a proporcionar seguridad jurídica al documento que, al final, conducirá a la aprobación definitiva del plan sin tocar ni un ápice los plazos previstos. Eso, cara a la galería. Porque es evidente que esa cordialidad fingida es sólo la expresión institucional de una tregua. Probablemente, tanto el consejero Espadas como el regidor malagueño han calculado bien el desgaste ensordecedor de la crispación permanente.
No se engañen: volverán a sonar los casquillos de Arraijanal y la construcción al norte de las rondas en el tiroteo entre dos administraciones que no se entienden y, lo que es peor, ni siquiera hacen por escucharse. Volverán a afearse las propuestas mutuamente echándose a la cara las decisiones y las compensaciones por esas decisiones... y las decisiones por las compensaciones de esas decisiones. Y así, en un bla, bla, bla constante y agotador. Y mientras, los ciudadanos con más preguntas que respuestas.
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FISCALIDAD
Investigan el entorno de las cofradías
Quien anduvo varios días lleno de preguntas fue el mundo cofrade. Bueno, más bien asaltado por una duda: ¿el entorno de qué cofradías investiga Hacienda? La información la adelantó SUR en exclusiva el martes. Cereros, floristas, bordadores, tallistas, imagineros y el largo etcétera de profesionales y proveedores que giran en torno a una veintena de hermandades malagueñas están bajo la lupa de los técnicos de la Agencia Tributaria.
Hacienda busca facturas para cotejar si han declarado el IVA y, al mismo tiempo, chequear la existencia de talleres ilegales, muy frecuentes en los últimos años.
El régimen fiscal de las cofradías -obligadas sólo a declarar sin tributar los pagos a proveedores superiores a tres mil euros- ha constituido un escenario propicio para quienes las proveen. La tentación también puede llamar a la puerta de una casa hermandad... y de quien anda cerca.
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ALQUILER
Las ayudas se pierden entre carpetas
Los jóvenes esperan hasta diez meses para poder cobrar las ayudas oficiales al alquiler. La pesada maquinaria de la burocracia no alcanza ni de lejos a un sector de la población que pide a gritos que no les dejen solos en su afán de encontrar techo, aunque sea arrendado. Ni la Junta ni el Gobierno logran agilizar sus subvenciones y las demoras ponen en aprietos a quienes las necesitan. «Si no llegan, tendré que volver con mis padres». Así de clarificador fue el testimonio que recogimos en SUR de un afectado. Más preguntas sin respuestas.
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