
ÁNGEL ESCALERA
Martes, 10 de febrero 2009, 03:13
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La vida de Carlos Gómez Navarro se acabó el 22 de noviembre de 2007, a los 59 años, pero su recuerdo y su trayectoria no se olvidan. Este almeriense de nacimiento, catedrático de Lengua y Literatura, desarrolló una brillante carrera profesional en Málaga como inspector de Educación. Ahora su biblioteca personal, integrada por casi dos mil volúmenes, ha sido donada por su familia al Conservatorio Superior de Música de Málaga, centro al que estuvo vinculado, ya que era inspector de enseñanzas del régimen especial, entre las que está la música.
Ayer se celebró un emotivo acto en el conservatorio en el que se glosó la figura de Gómez Navarro, con la asistencia de su viuda, María Lina García Ortega, y sus dos hijas, María del Mar y Lina; el delegado provincial de Educación, Antonio Escámez, y numerosos compañeros y amigos.
María Lina García explicó que la ilusión de su marido era que su biblioteca personal siguiese teniendo utilidad cuando él desapareciese. «Carlos me dijo que cuando llegase el momento donase sus libros. Los libros eran su vida y no quería que se perdiesen, sino que fuesen usados. Y aquí están muy bien. Si él lo está viendo, estará contento», dijo su viuda, que es catedrática de Biología en el instituto Cánovas del Castillo.
El mejor sitio
María Lina García contó que, tras unos comienzos difíciles buscando a qué centro educativo donar la biblioteca de su marido, una amiga le puso en contacto con el Conservatorio Superior de Música y desde entonces todo fueron facilidades. «Los libros de Carlos están aquí en el mejor sitio». La mayoría de las 2.000 obras que componen el legado son de temas relacionados con la lengua, la literatura y los diccionarios (su gran pasión). Carlos Gómez Navarro era un destacado semiólogo y un defensor del buen uso de la lengua, como recordó Norberto Ruiz, jefe de la Inspección de la Delegación de Educación.
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Una persona excepcional
Ruiz aseguró que Carlos Gómez Navarro fue un magnífico compañero. «Trabajamos en equipo y siempre estaba atento a sus compañeros. Era una persona excepcional. Ha donado lo que más quería después de a su familia: sus libros, que van a ser usados, y muy bien, en esta biblioteca», afirmó Norberto Ruiz. Añadió que, aparte de un gran profesional, Carlos Gómez era un amigo estupendo que siempre estaba dispuesto a dar un consejo o ayudar a quien se lo pidiera.
El delegado de Educación calificó de entrañable el acto de ayer. «No tuve la suerte de conocer a Carlos, pero sé que es de las persona que merece la pena conocer. Su memoria está muy viva hoy en forma de palabras. El conservatorio se puede sentir muy satisfecho con esta donación», subrayó Antonio Escámez.
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El director del Conservatorio Superior de Música, Mariano Triviño, recordó que el centro tiene ya 129 años de vida y que ha superado momentos complicados. «Siempre contamos con el apoyo de Carlos Gómez Navarro. Era un lingüista destacado y un asesor certero. Tuvimos la suerte de contar con él. Hoy recibimos el legado de su biblioteca personal; estamos muy contentos por ello», dijo Triviño, quien entregó una placa de agradecimiento a la viuda y las dos hijas de Gómez Navarro.
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