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DANIEL MOLINA
Domingo, 10 de agosto 2008, 14:11
Tarde o temprano el instinto maternal acaba por despertar, aunque en los últimos tiempos se ha vuelto un poco perezoso y cada vez lo hace más tarde. Mientras hace tan sólo unos años las mujeres decidían ser madres en la veintena, cada vez retrasan más este momento y es a partir de los 35 cuando empiezan a planteárselo. Es entonces cuando se percatan que no pueden concebir un hijo a través de sus propios medios y tienen que recurrir a los centros de reproducción asistida.
La esterilidad femenina ha sufrido un repunte en la última década, según los especialistas consultados por SUR. Al mismo tiempo, advierten de que a partir de los 35 años la fertilidad cae en un 50% y que con los años las féminas pierden los óvulos. Ante esta situación, cada año se incrementa el número de pacientes a la espera de una donante de ovocitos.
La demanda supera hasta en un 60% a la cifra de donantes, lo que lleva a prolongar el tiempo de espera para estos tratamientos hasta los seis meses en las clínicas privadas. Un tiempo que se alarga hasta los dos años en la sanidad pública, desde que la paciente con problemas para quedarse embarazada visita al médico de familia y este la deriva al especialista para someterse a un tratamiento de fertilidad.
Encontrar una donante de óvulos no resulta tan sencillo como en el caso del semen, ya que no existe un banco de ovocitos, como sí ocurre en el otro caso. La única forma de conseguir óvulos es mediante la donación directa y cada vez se complica más el proceso de búsqueda de mujeres que quieran someterse de forma altruista a este proceso.
El director de la unidad de reproducción asistida del centro Gutenberg, Manuel Martínez Moya, corrobora este fenómeno, que atribuye al auge de los tratamientos de fertilidad ante la dificultad de concebir un hijo por sus propios medios. Además, apunta al notable incremento de mujeres solteras que recurren a estas técnicas.
Derecho
En este sentido, el jefe de la unidad de reproducción humana del Materno Infantil, Alberto Reche, recuerda que la legislación española contempla como un derecho el que la mujer sin pareja masculina pueda acceder a las técnicas de reproducción asistida para tener un hijo.
Fernando Martín Cañadas, ginecólogo de la unidad de reproducción del Instituto Malavé, destaca que al tratarse de un acto altruista es complicado encontrar a jóvenes dispuestas a donar sus óvulos y someterse a los distintos tratamiento que conlleva convertirse en donante.
No en vano, las posibles donantes que actúan por razones aparentemente altruistas deben comprender el proceso de donación de óvulos en profundidad antes de tomar la decisión de embarcarse en él, ya que requiere una cantidad importante de tiempo, así como la disposición para someterse a inyecciones para la fertilidad y a una cirugía menor.
A pesar de ello, el Estado contempla una compensación económica tanto para las donantes de ovocitos como a los donantes de semen como gratificación por las molestias ocasionadas y el tiempo perdido en sus puestos de trabajo por las visitas a las clínicas, que estipula en torno a los 900 euros para las féminas y en 60 para los varones.
Ante este planteamiento, Martín Cañadas afirma que cada vez se llevan a cabo más campañas publicitarias con el fin de encontrar donantes, ya que «son muy eficaces y el número de jóvenes se incrementa de forma tremenda». Aunque señala la necesidad de ir rotando la publicidad por los distintos medios con el fin de llegar a la mayor cantidad de personas posible, aún así recalca que el 40% de las candidatas aproximadamente acude a las clínicas de fertilidad «gracias al boca a boca entre mujeres que ya han donado».
Publicidad en vestuarios
Cristina Maestre, bióloga de la clínica Fertia, cuenta que sus campañas publicitarias van más allá y no sólo insertan anuncios en prensa, sino que reparten folletos en áreas comerciales y los dejan en zonas frecuentadas por mujeres como pueden ser los vestuarios de los gimnasios, con el fin de llamar su atención.
Reche recuerda que el Materno Infantil de Málaga es uno de los hospitales públicos de España pionero en esta materia a través de un programa interno que lleva en marcha desde 1993, y que consiste en buscar a las donantes dentro de las propias pacientes que recurren a los servicios de la unidad. «Son aquellas jóvenes que se someten a técnicas de fecundación in vitro pero que presentan un excedente de óvulos en buen estado», recalca. Aunque destaca el éxito de este programa afirma que cada vez se incrementa más la necesidad de encontrar a nuevos donantes.
Actualmente la provincia suma una decena de centros privados de reproducción, a los que se suma la oferta pública del Materno. Y sigue habiendo pastel para todos. «Pese a la competencia no damos abasto porque la gente cada vez está más concienciada. Las parejas al año de intentarlo si no lo consiguen piden ayuda. Las técnicas de reproducción asistida se han popularizado», advierten desde la clínica Fertia.
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