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TEXTO: SANDRA BALVÍN
Miércoles, 7 de mayo 2008, 03:54
ES difícil escribir algo que merezca la pena leer si no se ha vivido. Salvo excepciones que casi podrían contarse con los dedos de las manos, la literatura resulta de vivencias profundas. No se trata, por fuerza, de momentos extraordinarios por raros o anómalos, sino extraordinarios por la intensidad con las que alguien las disfruta o las padece. Hay acontecimientos triviales para la mayoría, que, como su propio nombre indica, son casi todos los mortales. Hay, sin embargo, personas capaces de convertir sus propios ojos en una lupa inmensa que hace digno de ser vivido todo lo que encuentran a su paso. Hay otros, por añadidura, que saben atrapar los instantes al vuelo y contarlos a golpe de palabras.
Rafael Viso pertenece a esa minoría adicta a hacer literatura de los momentos. Una pasión, un desencanto, un objeto, un recuerdo o una gaviota dieron pie a las columnas que publicó en Europa Sur entre el 13 de marzo de 1997 y el 1 de septiembre de 2004 bajo el título de 'Destierros', 'Tinta fresca' y 'El Mástil'. El autor presentó en el marco de la Feria del Libro de Algeciras 'Destierros, tintas y mástiles', una antología de aquellas columnas.
Crítica y libertad
Viso es un periodista de los que no se contentan con enumerar los hechos, sino que se preocupa por la palabra exacta. Su libro serviría, por ejemplo, para acallar a algunos docentes que recomiendan a los aspirantes a escribir un periódico que el que quiera hacer literatura que se meta a escritor.
'Tintas, mástiles y versos' sirve para recordar, en primer lugar, que las columnas de los periódicos son rincones maravillosos en los que periodistas, pensadores y escritores -todos tienen un poco de todo - toman la palabra y la libertad por bandera. Al menos, es lo que una columna debería ser en el mundo de las ideas.
En segundo lugar, la antología demuestra que saber escribir no es un obstáculo, sino un aliado, para cuando llega el momento de contar un acontecimiento de manera sencilla y objetiva. Pero 'Destierros, tintas y mástiles' es mucho más.
Juego de espejos
«Aprendí que es mil veces mas interesante un minuto de mi presente que cuarenta años del pasado de otro», dice Viso en el escrito titulado '1988'. No es egoísmo, no, es la manera de sentir de quien se dedica a vivir. Las columnas son relatos y reflexiones breves por su extensión, pero que abren puertas a la imaginación del lector. El libro se convierte en un juego de espejos reflejados en espejos en el que cualquiera, si se fija, podría ver un pedazo de sí mismo.
'Destierros, tintas y mástiles' está hecho de metáforas inexploradas, de críticas y de complicidades. 'Estética de perdedor', reza la introducción escrita por Juan José Téllez, quien describe a Viso como un enamorado de las letras minúsculas y «superviviente de una sociedad pacata». Tampoco, afortunadamente, le falta razón.
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