UNIDOS. Gerry y Kate han sido declarados formalmente «sospechosos» por la policía portuguesa. / EFE
MUNDO

La policía cree que Madeleine murió antes de que sus padres fueran a cenar con unos amigos

La familia de la madre sostiene que los investigadores le han ofrecido una condena menor a cambio de que confiese el crimen de su hija Los inspectores sospechan que el marido ayudó a ocultar el cuerpo

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Domingo, 9 de septiembre 2007, 04:54

Los inspectores de la Policía Judicial en Portimao sospechan que Kate McCann pudo estar involucrada en la muerte de su hija Madeleine, de cuatro años, el pasado 3 de mayo antes de salir a cenar con sus amigos en un restaurante de la urbanización Ocean Club de Praia de la Luz y que pudo ocultar su cadáver mientras lideraba una campaña para su búsqueda. Esa es la conclusión inevitable a la luz de los pasos dados por la policía en las últimas horas y de las filtraciones a la prensa sobre el contenido de la investigación. El padre, Gerry, que también ha sido calificado como sospechoso, habría colaborado en la ocultación del cadáver de su hija.

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La sospecha se basa en el análisis de la reconstrucción de lo ocurrido en la noche en que su hija desapareció, la última de sus vacaciones, y en los indicios encontrados por perros adiestrados por la policía británica para detectar sangre y restos humanos.

Medios portugueses señalaban ayer que los McCann serán interrogados en los próximos días por un fiscal, que decidirá si existen pruebas suficientes como para acusarles ante un juez de instrucción. La pareja, que planeaba regresar hoy a Inglaterra, ha decidido permanecer en Portugal.

Relato común

Las restricciones que establece la ley portuguesa a la policía para dar a conocer sus investigaciones hacen que buena parte de la reconstrucción del caso se base en conjeturas, pero medios británicos y lusos han ofrecido un relato común sobre lo ocurrido en la noche de la desaparición.

Los McCann dejaron a Madeleine en la tarde del 3 de mayo en la guardería del Ocean Club y de allí la recogieron a las seis. Según el testimonio dado por los padres a la policía, acostaron a sus hijos a las 19.30 horas y una hora después fueron a un restaurante del mismo recinto para compartir mesa con siete amigos que les acompañaban.

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Las cuatro parejas que se reunieron tienen hijos pequeños, a los que dejaron dormidos en sus apartamentos. Jane Tunner, casada con Russell O'Brien, tardó en unirse al grupo porque su hija había sufrido algún vómito. Los padres acudían a los apartamentos cada media hora para cerciorarse de que los niños estaban dormidos.

Gerry McCann cumplió su turno a las 21.00 horas. Cuando regresó al restaurante se encontró con otro turista inglés con el que había jugado a tenis y entabló conversación. Jane Tunner les vio cuando iba hacia el restaurante.

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En su testimonio a la policía Tunner declaró que, aunque no aireó la alarma en el momento, vio cerca del apartamento de los McCann a un hombre de unos 35 años que llevaba al hombro algo que podía ser un niño. Ni Gerry, que regresó a la mesa a las 21.25, ni el conocido con el que se paró a hablar, recuerdan haber visto a ningún hombre como el descrito.

A las 21.30, Russell O'Brien y otro amigo, Matthew Oldfield, fueron a los apartamentos. No está claro si los McCann les pidieron que echasen un vistazo al suyo. O'Brien dirá a la policía que no le alarmó entonces, pero que quizás había luz en el de los McCann.

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A las 22.00, Kate McCann parte del restaurante, va al apartamento y vuelve gritando que Madeleine no está. Todos los amigos acuden al apartamento y buscan a Madeleine. Piden al encargado del Ocean Club que llame a la policía pocos minutos después. Y comienzan la búsqueda de la pequeña por los alrededores.

Una de las pruebas de que Madeleine había sido raptada era, según la familia, que su peluche favorito, con el que se había acostado tras decir a su madre que aquel había sido el mejor día de su vida, estaba en una repisa que la niña no podría alcanzar.

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Búsqueda de un raptor

La investigación se centró en la búsqueda infructuosa de un posible raptor. Cuando medios británicos manifiestan críticas por la lentitud de las investigaciones, fuentes policiales portuguesas advirtieron que su tarea inicial ha sido aún más difícil porque la entrada y salida de mucha gente en el apartamento hizo más difícil el hallazgo de rastros.

Si esta cronología se acerca a la realidad, parece imposible que Kate McCann tuviese tiempo para matar a su hija, recomponerse, ocultar el cadáver e iniciar una maniobra truculenta para confundir a sus amigos y a los investigadores. El crimen tendría que haber ocurrido antes de la cena.

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Según las estadísticas de investigación sobre crímenes contra niños, en el 90% de los casos son cometidos por familiares y conocidos. En este caso, tras las pesquisas sobre posibles pederastas en la zona, se consideró sospechoso a un hombre británico sin antecedentes que vive cerca del Ocean Club.

Las investigaciones sobre este sospechoso no dieron resultados y, en la primera semana de agosto, los detectives portugueses recabaron la ayuda de dos perros 'spaniels' adiestrados por la policía británica. 'Eddie' está especializado en detectar sangre y restos humanos; 'Keela', por su parte, en detectar sangre.

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Huellas y olores

Sus hallazgos dieron un vuelco a la dirección de las investigaciones. Detectaron sangre en el apartamento, aunque no está claro si los resultados la asocian a Madeleine, y restos biológicos, que quizás incluyen sangre, en el coche que los McCann alquilaron 25 días después de la desaparición.

'Eddie' detectó también olores de cadáver en el apartamento, en el maletero y la llave del Renault, y en ropas y objetos de Kate McCann. Basados en esta evidencia y en su interrogatorio -16 horas a Kate, 8 a Gerry-, los policías portugueses han calificado a la pareja como sospechosa de homicidio y de ocultación del cadáver.

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Según medios portugueses, Kate McCann rehusó contestar a preguntas de los investigadores. Su familia en Inglaterra dice que ofreció una explicación posible a la detección de olores de cadáver: es médico y en el ejercicio de su profesión entra frecuentemente en contacto con los muertos. La policía lusa ofreció a Kate un trato: confesar dónde ocultó el cadáver de su hija a cambio de una condena de dos años. Dicen que les respondió con un taco. Es decir, que no ayudó a resolver el nuevo dilema. O Kate McCann es la más repulsiva criminal de la historia o una mujer inocente que sufre tras la desaparición de su hija un horrible tormento causado por la incompetencia de otros.

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