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ARTESANAL. Desde Torrox, Oliver se encarga de la extracción, preparación, embotellado y venta del producto / SUR
Oliver Bucher, recolector de baba de caracol: «No recomiendo a nadie que se pase cualquier caracol por la cara»
LA GRANIZADA

Oliver Bucher, recolector de baba de caracol: «No recomiendo a nadie que se pase cualquier caracol por la cara»

Es germano, pero habla andaluz de la Axarquía / 'Ordeña' caracoles y se hace con su baba / Como a sus bichos, no le gusta el calor/ Su padre vendió casas en Torrox a los alemanes/ Ahora venden casas alemanas a los españoles

PPLL

Domingo, 5 de agosto 2007, 04:22

¿QUÉ tiene que pasar en la vida para que uno termine...? ¿Realmente tiene una granja de caracoles?

Lo que hago yo es sacar la baba.

La baba del caracol.

Sí.

¿Pero tiene una granja de caracoles?

Sí, lo que ocurre es que ahora mismo los caracoles no están aquí, porque hace tanto calor que se secan. Necesitan más espacio con más sombra, y más humedad. En estos momentos, un caracol en la carretera se secaría. El calor les mata. Por eso no se ven los caracoles en verano; por eso no salen.

¿Cuántos de estos bichos ha llegado a tener?

No se lo puedo decir porque no los he contado, pero tengo unos 17 kilos de caracoles aproximadamente.

Vale, entonces ¿qué tiene que pasar en la vida para que un alemán termine con una granja de caracoles en Torrox? Un oficio poco habitual, por otra parte.

¿Ya ve! Todo empezó con... Bueno, mi padre me dijo que su mujer había probado cremas con baba de caracol y que le funcionaba. Pensó que tampoco tenía que ser tan difícil sacar la baba. Me informé, hice un par de cursos de helicultura y, bueno, pasé las pruebas. Ahora están encantados. Usa el producto toda la familia. Creo que consumen ellos más de lo que yo vendo.

¿Y cría usted mismo los caracoles?

Normalmente tengo un criador que cría el tipo de caracol que uso yo y que es el Helix Aspersa Müller. Es el caracol común.

¿El que nos podemos encontrar en el campo?

Bueno, hay que tener cuidado con eso, porque hay caracoles hasta venenosos.

Vamos, que no es recomendable coger un caracol cualquiera y pasárselo por la cara.

Exactamente. No recomendaría a nadie que se pasara cualquier caracol por la cara.

Por quitarnos las arrugas, hasta somos capaces.

Alguna gente sí, pero es más fácil y más seguro comprármelo a mí.

Y eso de 'ordeñar' caracoles, ¿es complicado?

Bueno es fácil. Hay que poner los caracoles en un filtro y echarles un líquido, para que produzcan más baba. Luego hay que limpiarla, separando ese líquido de las babas, centrifugándolas. Cuando me traen los caracoles, pasan tres días sin comer nada y así se limpian por dentro. Luego se alimentan en un huerto totalmente biológico, para que las babas que produzcan sean de la mejor calidad.

Pues así, en principio, a mí eso de la baba pura corriendo por la cara me suena un poco...asqueroso, no le engaño.

A mucha gente le parece muy asqueroso. Piensan que es un animal, que es muy... vamos, muy sucio, muy baboso. Pero no es así. La consistencia de la baba que vendo es parecida a la del agua. No es baboso, es todo puro, no tiene olor especial, se aplica como el agua y... vamos, que no es asqueroso.

Supongo que usted no ha sido siempre... ¿cómo se dice?: ¿Recolector de babas?

(Risas) Bueno, yo jamás pensé que iba a hacer esto. De hecho yo trabajo vendiendo casas. Mi padre vendió todo Torrox Park. Cuando él llegó aquí casi todo esto era caña de azúcar. Él empezó a vender los bloques y...

Vamos que estoy en casa de uno de los responsables de que Torrox esté lleno de alemanes.

(Risas) ¿Eso es! El tiene parte de responsabilidad de que el pueblo más grande de alemanes fuera de alemania sea Torrox.

¿Por qué les gusta tanto esto?

El mejor clima de Europa.

¿Vaya!, un eslógan que funciona.

Sí, aunque cuando llega este calor yo preferiría estar en Alemania. De hecho en esta época, muchos alemanes que residen aquí se van. En Torrox tenemos las montañas, que paran las nubes e impiden que llueva. Aquí se vive bien.

En fin, que nunca pensó acabar recogiendo babas.

¿Que va! Me he dedicado al negocio inmobiliario. Lo que ocurre ahora es que el mercado alemán e inglés está muerto ya. Ya no compran casas aquí, porque los precios han subido tanto que no les interesa. Ahora lo que hacemos es vender casas de alemanes a españoles.

¿Al revés! ¿Las vueltas que da la vida!

Sí, al revés. El precio es mucho más bajo. Se puede encontrar un apartamento de una y hasta dos habitaciones entre 40 y 70.000 euros. Es una inversión. Creemos que el mercado inmobiliario en Alemania subirá en los próximos años. Ahora mismo está al mínimo.

Vamos, que de los caracoles no vive.

No vivo yo de los caracoles. Lo hago porque pienso que funciona bien. Lo que pasa es que hay mucha gente que ya vende esto.

En los últimos tiempos se está convirtiendo en una especie de sospechoso 'producto milagro'.

Nadie puede definir lo que llevan las cremas dentro. Yo vendo lo más puro y lo hago poniendo mi nombre por delante. No quiero tener mal nombre, por eso no engaño a nadie. He vendido mucho y jamás me ha venido nadie diciendo que va mal. Estamos trabajando con médicos, lo estamos exportando a Alemania. Yo sé que funciona y la gente que lo prueba también.

¿Cuántas babas da un caracol?

Un caracol da casi un centilitro de babas.

Pensando en esta entrevista me he dado cuenta lo poco que sé de esos bichos. ¿Cómo se reproducen?

Tienen los dos sexos. Son hermafrodita y se reproducen entre ellos mismos.

Comen poco, no hacen ruido, echan babas que curan y se pueden reproducir solos... El animal perfecto.

¿Se supone que sí! Pero son también muy aburridos. No, en serio, los caracoles tiene la propiedad de regenerar su propia carcasa, y también la piel de las personas.

¿Pero hay investigaciones serias?

Empezaron a trabajar con baba de caracol en Nicaragüa, hace 10 o 15 años, tratando a víctimas de quemaduras de fuego, con una mejoría fantástica. Hasta arrugas puede tratar, porque la baba lleva colágeno natural. Yo estoy fascinado con sus propiedades.

¿Y ese acento andaluz suyo?

El acento viene de la calle. He trabajado en la obra. A veces, en Madrid no me entienden. Dicen que yo hablo cateto. Bueno, yo no digo: «vamos a coger patatas», sino, «vamos a por papas». ¿Ya ve! Ellos hablan muy fino, pero también conozco gente que tiene dificultad para entender a los de Madrid.

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