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Susana Díaz, flanqueada por Juan Cornejo y Mario Jiménez, ayer en la reunión del grupo socialista en el Parlamento. :: Efe
Susana Díaz pide a sus consejeros y diputados que no se distraigan con la crisis del PSOE
ANDALUCÍA

Susana Díaz pide a sus consejeros y diputados que no se distraigan con la crisis del PSOE

«Enfrente vamos a tener una derecha herida sin paliativos» por la derrota en Andalucía, advierte la presidenta sin despejar su futuro

MARÍA DOLORES TORTOSA * mdtortosa@vocento.com

Jueves, 29 de mayo 2014, 09:52

Mientras todos hablan, Susana Díaz sigue en silencio. La presidenta andaluza continúa sin despejar si su futuro estará ligado al PSOE en Madrid, cuando crecen las voces que la señalan como futura secretaria general de este partido a nivel federal. Ayer volvió a insistir en que su prioridad es la Junta de Andalucía en un encuentro a puerta cerrada en el Parlamento con los 47 diputados y los consejeros socialistas. Con anterioridad, a puerta abierta a los periodistas, conminó a todos ellos a no distraerse con las «cuestiones internas y orgánicas» del PSOE, en alusión a la crisis de su partido tras la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba y la convocatoria por este de un congreso extraordinario.

Pero ni a puerta abierta ni cerrada, Díaz dejó escapar o traslucir si sopesa siquiera asumir el reto de enderezar un partido hecho polvo a nivel nacional tras los comicios europeos como le piden dirigentes territoriales. Susana Díaz, que no leyó ningún papel, cuidó mucho sus palabras. «Lo que me asombra es lo tranquila que estaba», comentó una diputada después a este periódico. Un estado opuesto al de los socialistas andaluces, sobre todo entre sus más estrechos colaboradores, donde los nervios apenas pueden disimularse. Los que conocen de cerca a Díaz saben de su hermetismo. Cuando fue elegida presidenta de la Junta en septiembre impidió que se filtrara ningún nombre de su gobierno. Ahora se duda de que alguien de su entorno incluso conozca sus intenciones, aunque ella converse y escuche a muchos de ellos.

Hay algo que sí deja claro. Su deseo e intención de seguir al frente de la Junta de Andalucía. A partir de ahí todo son cábalas, pero dirigentes nacionales del peso de Patxi López ya subrayan que es compatible este cargo con el de secretaria general en un intento de animar a la dirigente andaluza.

Díaz observa todo impasible, rodeada de una guardia pretoriana que impide que se le acerquen siquiera los periodistas. «No va a decir nada hasta el último minuto», comenta alguien que trabajó con ella hace años.

En la reunión con los diputados constató que se van a vivir «semanas intensas» por la crisis orgánica en el PSOE y la convocatoria de un congreso extraordinario para elegir al sucesor de Rubalcaba. Para Díaz este congreso debe emular al que la proclamó a ella secretaria general de los socialistas andaluces en noviembre. «El nuestro fue para el bien de Andalucía y el que hagamos en España tiene que ser también para el bien del país», enfatizó.

Pero Susana Díaz no quiere que el ruido de Ferraz «distraiga» su primer momento dulce, la victoria de los socialistas en Andalucía frente a un PP en declive. Pero también, como recordó ayer, con los resultados del domingo el PSOE rompe una mala racha de cuatro años de derrotas seguidas (municipales y generales en 2011 y autonómicas en 2012), con las que dejó de ser en favor del PP la fuerza hegemónica durante décadas. «Eso nos dolió», afirmó.

«Ni las dificultades, ni las cuestiones internas y orgánicas nos pueden distraer ni al PSOE andaluz ni al Gobierno ni al grupo parlamentario, porque no podemos defraudar a la gente que nos ha dado su confianza de manera mayoritaria en las urnas en unos momentos en los que los grandes partidos de este país no estaban gozando de mucha salud», enfatizó dirigiéndose a diputados y consejeros.

La petición de Díaz es difícil de cumplir. No solo por la incógnita sobre el futuro de la presidenta, lo que hace estar en boca de todos y a la expectativa. También porque los dirigentes saben del papel determinante en la elección del nuevo líder nacional de la federación andaluza y nadie quiere quedarse fuera.

Sin temor a los cambios

Díaz insistió: «No tenemos tiempo para muchas celebraciones. Tenemos un paro elevado», remachó. También instó a su partido a no «temer a los cambios moderados, valientes y responsables» y a «aspirar a una mayoría social más amplia». Para Díaz, el 25 de mayo arrancó una «ola de cambio» en Andalucía que no debe parar. Por ello, reclamó a los suyos «sentido común, honestidad y mucho esfuerzo» para seguir ganando la confianza de los andaluces.

Advirtió que enfrente «vamos a tener a una derecha herida por una derrota», en referencia al PP andaluz, al que el PSOE le ha sacado nueve puntos en estas europeas. «Esa derrota sin paliativos va a provocar a una derecha que no estará pensando en los intereses de los andaluces, sino en hacer daño a los socialistas».

Díaz también expuso que el resultado del domingo es un «estímulo» cara a los próximos comicios. «Pensad que representamos ya a la mayoría de los ciudadanos andaluces».

En el turno de intervenciones, el exvicesecretario general del PSOE Luis Pizarro reconoció que parte del éxito se debe al arrastre de la presidenta. Otro diputado, Alfonso Gómez de Celis, advirtió, no obstante, que el PSOE también debe analizar la pérdida de votos pese a sacar nueve puntos de ventaja al PP. Los socialistas han perdido más de medio millón de votos respecto a las elecciones de marzo de 2012 y han obtenido en número de sufragios uno de los peores resultados de su historia en Andalucía.

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