Borrar
El cosmonauta ruso Mikhail Tyurin aterrizó esta semana en Kazajistán procedente de la Estación Espacial Internacional. :: reuters
¿El final de la estación Espacial Internacional?
VIVIR

¿El final de la estación Espacial Internacional?

La crisis de Ucrania pone contra las cuerdas a la ISS, al anunciar Rusia que la abandonará en 2020

RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL

Miércoles, 21 de mayo 2014, 12:21

Como respuesta a las sanciones adoptadas por Washington contra Rusia, por anexionarse Crimea y desestabilizar Ucrania, Moscú se dispone a poner fin a la fructífera cooperación que durante años ha mantenido con la NASA en el ámbito espacial. Lo anunció el pasado martes el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, que supervisa en el Gobierno las industrias aeroespacial y de defensa. Él, precisamente, es uno de lo mandatarios rusos que figuran en la lista de sanciones.

El proyecto más importante del ámbito espacial en el que colaboran Rusia, Estados Unidos y otros 21 países, entre ellos España, es la Estación Espacial Internacional (ISS) y ésta, según Rogozin, no funcionará, como deseaban los americanos, más allá de 2020. La NASA, que tiene tras de sí una dilatada trayectoria de trabajo conjunto con la agencia espacial rusa Roskosmos, quería prolongar el periodo de servicio de la plataforma orbital por lo menos hasta 2024.

De los 14 módulos que componen la Estación Espacial, siete son norteamericanos (Unity, Destiny, Harmony, Tranquility, Cupola, Leonardo y Quest), cinco rusos (Zariá, Zvezdá, Pirs, Poisk y Rassvet), uno europeo (Columbus) y otro japonés (Kibo). Por otro lado, tras la jubilación de los transbordadores espaciales estadounidenses en 2011, las naves rusas Soyuz son el único vehículo que permite el relevo de las tripulaciones en la ISS. También son rusas las naves de carga Progress, que efectúan la mayor parte del abastecimiento al complejo espacial de combustible, oxígeno, agua, víveres y otras provisiones.

De manera que si el Kremlin cumple su amenaza, el revés para la investigación científica europea, japonesa y, sobre todo, norteamericana será significativo. «Reenviaremos esos recursos a otros proyectos espaciales exclusivamente nuestros», ha advertido Rogozin.

La Estación Espacial, en la que todos los países participantes han invertido conjuntamente más de 100.000 millones de dólares, juega un papel crucial en los planes de la NASA para experimentar el equipamiento técnico que será empleado en futuros viajes a la Luna y Marte. También en el estudio de la radiación y la ingravidez en el cuerpo humano en las singladuras largas.

Los especialistas creen que adoptando las debidas medidas con la antelación necesaria, entre ellas acelerando el proceso para la creación de naves espaciales estadounidenses y europeas, el complejo espacial podría funcionar sin Rusia después de 2020. Sin embargo, el esfuerzo económico y científico será considerable. Prescindir de la aportación de Rusia, el primer país que puso en órbita una estación orbital, la Saliut, y abrió con su segunda plataforma, la Mir, la vía para la utilización internacional de este tipo de ingenios, podría suponer un importante escollo. El país eslavo sigue siendo el que mayor experiencia acumula en vuelos tripulados y permanencias en el espacio de larga duración.

Tras años de confrontación en el terreno de la investigación espacial impulsada por la carrera de armamentos, en julio de 1975, en plena Guerra Fría, se produjo el histórico acoplamiento en órbita de las naves Apolo (EEUU) y Soyuz (URSS). Aquel acontecimiento supuso el arranque de una colaboración que ahora peligra por culpa de la crisis ucraniana. El proyecto para la construcción de la ISS, entonces se la conocía más con el nombre de Alpha, se perfiló en 1993, cuando la explotación de la estación Mir se encontraba en pleno apogeo.

Fechas para el recuerdo

Al año siguiente, un ruso, Serguéi Krikaliov, se subió por primera vez a un transbordador espacial norteamericano, el Discovery. El lanzamiento se produjo el 2 de febrero de 1994 desde cabo Cañaveral y su misión consistía en preparar el vuelo que otro shuttle, el Atlantis, efectuaría a la Mir al año siguiente. El acoplamiento tuvo lugar el 29 de junio de 1995.

Pero unos meses antes, el 14 de marzo de 1995, fue cuando un norteamericano, Norman Thagard, supo lo que era viajar a bordo de una nave rusa Soyuz. Fue también el primer astronauta de la NASA que entró en la Mir, donde estuvo más de tres meses, el periodo más largo que jamás antes un estadounidense había pasado en el espacio. Todo este intenso trabajo y el que se desarrollaría en los años siguientes, con nuevos viajes a la Mir de astronautas de la NASA y la ESA era la fase preparatoria para la creación de la Estación Espacial Internacional, cuyo primer paso fue la firma, el 15 de agosto de 1995, del contrato para la construcción del primer módulo de la ISS.

Entonces se reunieron en Moscú técnicos de la NASA, la compañía Boeing y el centro espacial ruso Jrunichev, en donde se fabricó ese componente inicial de la estación, el módulo Zaría, llamado también Bloque Funcional de Carga. Fue puesto en órbita por un cohete ruso Protón-K el 20 de noviembre de 1998. La primera tripulación llegó a la ISS el 2 de noviembre de 2000. Estaba compuesta por Krikaliov, su compañero Yuri Guidzenko y el estadounidense William Shepherd. Los pioneros fueron quince países (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, España, Holanda, Suiza, Canadá, Italia, Alemania, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Japón y Noruega). Después se incorporaron ocho más hasta 23, entre ellos Brasil.

A pesar de los numerosos contratiempos, la Estación Espacial Internacional quedó prácticamente terminada en 2010. Tiene numerosos detractores, convencidos de que con el dinero que se ha tenido que invertir en la ISS se hubieran podido financiar muchos otros proyectos.

Sin embargo, son pocos los que cuestionan su utilidad científica. Los experimentos en condiciones de ingravidez (cultivos de células, estudio del comportamiento de virus y encimas, aleaciones, etc.) han demostrado su valor práctico en numerosos ámbitos, sobre todo en el de la medicina. También se han investigado vacunas. Por eso, los expertos no creen que Rusia acabe con una colaboración científica tan provechosa.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur ¿El final de la estación Espacial Internacional?