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Alejandro Villén y María Corredera (Loving Books), Ana Alba (Pálido Fuego), Clara Canela (Canica Books), José Luis Amores (Pálido Fuego), Carlos Pranger (Confluencias) y Ferrán Fernández (Luces de Gálibo) posan en la librería Mapas & Compañía de la capital. :: álvaro cabrera
La primavera editorial de Málaga
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La primavera editorial de Málaga

La provincia triplica en una década el número de libros publicados y ve crecer una nueva hornada de sellos literarios de vuelo nacional

ANTONIO JAVIER LÓPEZ

Martes, 6 de mayo 2014, 12:26

Hoy libro. Lo pone blanco sobre negro la chapa que luce Ferrán Fernández en la solapa del lado del corazón. Dos palabras con una deliciosa polisemia donde se mezcla la reivindicación y el asueto. Casi como en el propio acto de abrir un paquete de hojas impreso y encuadernado. Ferrán los elabora desde hace un lustro y es casi el más veterano en esas lides entre los que posan para el fotógrafo, divertidos y pacientes, en la exquisita Mapas & Compañía, nuestra Shakespeare and Company en la ribera del Guadalmedina.

En la librería donde afloran como setas gozosas los globos terráqueos asoma el ecuador de la Feria del Libro de Málaga. Buena excusa para echar una ojeada a la primavera editora de la provincia de la mano de una nueva hornada de pequeños -o no tanto- sellos literarios independientes nacidos en el último lustro con vocación nacional e internacional. Pálido Fuego, Confluencias, Luces de Gálibo, Canica Books y Loving Books ponen nombre a un fenómeno al que coloca las cifras el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En la última década, Málaga ha triplicado el número de títulos editados, pasando de las 504 referencias de 2003 a las 1.430 del año pasado. Desde el INE aclaran que las estadísticas se centran sólo en libros, incluyendo tanto las publicaciones institucionales como las de iniciativa privada. Y aun así, Málaga se erige en las cifras del INE a la cabeza de la producción editorial en Andalucía, sólo superada en el ámbito nacional por Madrid (15.219), Barcelona (12.671) y Valencia (2.121) y por delante de comunidades autónomas como Navarra (1.018 títulos), Canarias (737), Asturias (696) o Castilla-La Mancha (695).

«El mundo editorial está fuerte en Málaga», sostiene como quien piensa en voz alta Carlos Pranger, de Confluencias, que en apenas cinco años ha alumbrado medio centenar de títulos; es decir, unas diez novedades por calendario, las últimas, una antología poética de Gerald Brenan que presentará en la Feria del Libro de Málaga pasado mañana; los 'Diarios de la gran guerra' del hispanista británico o 'En prisión', que reúne los escritos carcelarios de Oscar Wilde.

«Empiezas con el ideal del editor romántico, pero la realidad te va colocando en tu sitio», aporta Pranger antes de admitir: «En ocasiones, las tareas administrativas te comen». El resto asiente mientras deja el silencio correspondiente a las grandes verdades al fin compartidas. Toma el hilo de la conversación Ferrán Fernández, de Luces de Gálibo: «Yo soy ateo, pero rezaba para que me aceptara una distribuidora nacional, porque si no pierdes mucho tiempo y muchas energías».

Confluencias, Luces de Gálibo y Pálido Fuego comparten distribuidora (UDL) y aquí surge una distinción entre los editores reunidos, ahora, en el patio -hay fumadores- de la cafetería del Museo Carmen Thyssen.

Porque son los propios responsables de Canica Books y Loving Books quienes llevan sus libros a los puntos de venta. En el primer caso, el puerta a puerta alcanza a algunos de los principales establecimientos del ramo en las grandes capitales del país, mientras que Loving Books se centra en el mercado local. «Suelo decir que Roma no paga a traidores y Málaga no paga a ilustradores», bromea Alejandro Villén, que junto a María Corredera puso en marcha Loving Books en las navidades de 2011.

Por cuenta propia

Especializada en libros ilustrados, en este tiempo sólo ha lanzado dos títulos, si bien con ambos han cosechado una extraordinaria acogida: de '¡Oh! Málaga' han vendido 5.500 ejemplares y el 'Atlas ilustrado de la provincia de Málaga' agotó sus primeras 2.000 copias en tres meses. «Decidimos montárnoslo por nuestra cuenta y vendemos nuestros libros tanto en grandes superficies como en librerías de barrio», añade Villén. Tanto él como María Corredera pasaron por Proyecto Lunar, el programa de la Junta de Andalucía de apoyo a las nuevas empresas del sector cultural. «Hicimos un curso de gestión para torpes», desliza con una media sonrisa Villén.

La formación económica la traían puesta José Luis Amores y Ana Alba, artífices de Pálido Fuego, el selecto sello creado a finales de 2012 que ha editado dos libros inéditos en castellano de David Foster Wallace o las 'Historias del arcoíris' de William T. Vollmann y que mañana mismo coloca en las librerías 'Una singularidad desnuda' de Sergio de la Pava, nada menos que la última novela ganadora del Premio Pen, considerado el galardón más prestigioso en Estados Unidos para una ópera prima.

«Cuando decidimos poner en marcha la editorial éramos conscientes de que aquí había un trabajo, no un negocio. Habíamos leído muchos libros que no estaban editados en España y decidimos centrarnos en esa literatura que nos gustaba y que no estaba disponible para el lector en español», resume Amores antes de reivindicar que lo esencial es «conocer el producto» elaborado.

Bien lo conocía Clara Canela antes de poner en marcha el pasado verano Canica Books, el sello centrado en libros ilustrados para niños y adultos. «Procedo del mundo de la empresa, así que esa experiencia ya la tenía para aplicarla a esta nueva aventura», aclara sobre una iniciativa que ya ha alumbrado 'La historia extravagante de Hipo y Gavante', de Nono Granero y 'La otra mitad / The other half' de Emmanuel Lafont.

«La editorial es un proyecto personal en el que cuento con muchos colaboradores externos en función de cada libro. Se trata de una estructura pequeña, pero flexible», defiende Clara Canela.

Un modelo compartido con Loving Books, pero muy diferente al de, por ejemplo, Luces de Gálibo. «Salvo la impresión, todas las tareas necesarias para sacar adelante un libro las acometemos en la editorial, si tuviéramos que externalizarlas, sería casi inviable para nosotros», argumenta Ferrán Fernández, a la sazón profesor en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y en cuyo maletín de novedades trae la novela de Miguel Palacios, 'Los adoradores de la serpiente roja' y el libro de poemas 'Reloj de arena' de Pedro Tellería. Justo a los versos dedica Luces de Gálibo casi la mitad de los 40 títulos que han promovido en los cinco años de vida de la editorial.

«Ahora las tiradas se han reducido, sobre todo en poesía. Cuando antes hacíamos 600 ejemplares, ahora bajamos a 300, aunque por el momento mantenemos el número de títulos que lanzamos al año», ofrece Fernández sobre una situación común al resto de compañeros de tertulia y sector.

Un mercado polarizado

«El sistema de impresión también tiene su ciencia», glosa Pranger sobre las escasas diferencias presupuestarias -pero los exponenciales riesgos de devoluciones- cuando se alcanzan determinadas tiradas. «Creo que las editoriales que peor lo están pasando son las medianas. Los grandes gigantes editoriales siguen fuertes y las firmas pequeñas como nosotros nos mantenemos con mucha ilusión y mucho esfuerzo, pero el mercado está cada vez más complicado para las que tienen una dimensión intermedia», aporta el responsable de Confluencias.

Junto con los rigores de la crisis y la competencia, los editores comparten preocupación por la fecha de caducidad cada vez más rápida de un título en una librería. «Hay libros que apenas aguantan un mes, ese ritmo se hace insoportable», lamenta Fernández. Una vorágine a la que parecen escapar los álbumes a los que se dedican en Canica y Loving Books. «El libro ilustrado tiene una mayor visibilidad en la tienda porque muchos suelen estar colocados con la portada a la vista, ya que así también se convierte en un elemento para decorar el establecimiento», esgrime Clara Canela, cuyos libros decoran alguna de las librerías madrileñas más potentes. Un asunto este que también genera cierta controversia en la reunión.

Los editores con proyectos de mayor dimensión coinciden en la necesidad casi vital de estar presentes en los grandes distribuidores de bienes culturales -léase, Fnac, Casa del Libro y similares-, mientras que los sellos más pequeños defienden su proyección a través de establecimientos más pequeños. Pese a todo, unos y otros coinciden en una reivindicación común: la necesidad de un mayor apoyo institucional a las librerías como escaparate natural de proyectos como los suyos.

«Es una vergüenza que se concedan esas ayudas tan cuantiosas a las grandes editoriales. No lo entiendo», denuncia, apasionado, José Luis Amores. Brotan de la mesa los criterios administrativos y el sistema de puntos establecido por la Administración para acceder a esas subvenciones y el lamento por la espiral perversa que favorece a los conglomerados editoriales.

En busca de alianzas

También coinciden los editores en uno de los objetivos básicos de su actividad: lograr la mayor visibilidad posible para sus títulos. Un objetivo al que otros sellos de vocación y ambición parecidas a las de las jóvenes editoriales malagueñas han dado respuesta. Se refieren al Grupo Contexto, en el que se han unido Impedimenta, Nórdica, Periférica, Global Rythm, Libros del Asteroide y Sexto Piso.

«Esa alianza estratégica les permite, manteniendo cada una su independencia y su filosofía, tener una posición de más fuerza a la hora de negociar con otros agentes del sector y tener una mayor presencia», arguye Fernández.

Aunque la receta para resolver muchas de las incertidumbres de editores -y autores- está prendida en su solapa: 'Hoy libro'.

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