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EMILIO MORALES En Twitter @lestillo
Martes, 15 de abril 2014, 10:19
«Para llegar a 105 años hay que comerse dos platos de potaje y beber un par de vasos de un buen vino». Esta fue la respuesta de Julio Ruiz a la pregunta sobre el truco de su longevidad, que dejó boquiabiertos a todos los presentes. Natural de La Habana, pero residente en Málaga desde que tenía 9 años, celebró ayer en el centro de las Hermanas Hospitalarias Sagrado Corazón de Jesús un cumpleaños muy especial. Todo surgió por sorpresa. Ruiz nació el 12 de abril de 1909 -este año cayó en sábado- y todos los que lo quieren no dejaron escapar la oportunidad de darle el regalo que se merece.
Con más de un siglo de vida, el homenajeado reconoció sentirse «más feliz que nunca», y no dudó en tomarse la licencia de bromear con los asistentes: «En mi vida me he puesto malo. Nunca me han pinchado con una jeringuilla». El momento más emotivo fue cuando llegó su hija Edelmira, con la que él mismo vive. Se fundieron en un abrazo sincero. Se notó el cariño y el respeto. Y ahí comenzó la fiesta. Los trabajadores del centro le dedicaron una canción personalizada a Julio Ruiz, en la que hablaban de toda su vida. Lejos de entristecerse, el protagonista del día sonrió y disfrutó tanto de la canción como de los entremeses que decoraban las mesas.
El malagueño de origen cubano se encuentra en un estado de salud muy bueno. Entendió a la perfección todo lo que estaba sucediendo, y que todos los asistentes estaban allí para reconocerle toda una vida de buenas maneras. Se emocionó con la canción, ya que en ella se nombraba a su esposa y a uno de sus nietos: «Hoy gozas con tu nieto Daniel, supiste ser un esposo fiel».
El festejo, que comenzó a las 11.00 horas, se prolongó toda la mañana. La rutina diaria cambió, y nadie quería que aquel momento llegase a su fin. Los más allegados lo definen como un «auténtico caballero». Explican que por encima de todo, Julio Ruiz es un hombre de los pies a la cabeza. Un señor. Educado con todos, y cariñoso en sus formas.
Llegó a Málaga con 9 años
Llegó a Málaga con solo 9 años. Quedó huérfano pronto, ya que su madre perdió la vida en el parto de una de sus hermanas. Desde su llegada a la capital de la Costa del Sol, Ruiz fue monaguillo en varias iglesias de la ciudad. Cuando creció, ejerció de mecánico en varios talleres, oficio que todavía recordaba con nostalgia en declaraciones a este periódico: «Yo era de los buenos».
Entró hace diez años en el hospital debido a una demencia, pero desde el mismo centro afirman que nunca ha llegado a deteriorarse. Alaban su caballerosidad, y explican que para todos los trabajadores es un reflejo de sabiduría y saber estar. A la fiesta también estuvieron invitados algunos compañeros, que pudieron disfrutar junto a él del festín de la mesa y las canciones acompañadas de la guitarra.
Tiene dos hijos, Edelmira y Francisco. Y cuatro nietos, Daniel, Silvia, Mari Carmen y Francisco José. Ellos solo tienen palabras de halago hacia el referente familiar. Lo definen como buena persona, y cuentan que siempre fue un apasionado de los periódicos. Incluso confiesan que se los leía a quienes no tenían el privilegio de saber leer. Las trabajadoras del centro no dudaron de que hoy Julio Ruiz leerá el periódico -sin gafas- para ver cómo ha quedado el reportaje de su cumpleaños.
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