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NURIA TRIGUERO ntriguero@diariosur.es
Viernes, 21 de marzo 2014, 08:41
Seguramente la escena le sonará a más de un hostelero. Es mediodía y el restaurante no para de recibir a repartidores mientras se prepara el turno de comidas. De repente aparecen en el local tres representantes del fisco: un inspector, un informático y un agente tributario. Van a la caza del fraude, armados con un 'pendrive' para extraer información de los ordenadores y quieren revisarlo todo: la caja registradora, los datáfonos, los libros de contabilidad... Es una de las inspecciones sorpresa que viene realizando la Agencia Tributaria en pequeños negocios de toda la provincia, de forma especialmente intensa en el último año. «La reacción de los empleados suele ser de bloqueo y la de los dueños, de pánico, ya que temen que haya algún motivo para la inspección», relata el asesor fiscal José María Muñoz.
En realidad no tiene por qué haber motivo. La Agencia Tributaria reconoce haberse marcado como prioridad «potenciar la presencia de los órganos de control en la calle para efectuar controles masivos y actuaciones de captación de información sobre actividades económicas abiertas al público, recintos aduaneros y establecimientos autorizados», según sus portavoces. Es decir, que los inspectores ahora pasan más tiempo en la calle que en sus despachos. Y esto se traduce en que las visitas sin previo aviso a comercios, restaurantes y establecimientos de servicios profesionales tales como dentistas o autoescuelas se han multiplicado, «yo diría que por diez respecto a hace cuatro años», apunta Muñoz.
La propia Agencia Tributaria exhibe como un logro el aumento de «actuaciones de personación en locales y establecimientos» en 2012 y 2013. Así, a cierre de 2012, frente a un objetivo inicial de menos de 2.000 visitas de verificación del cumplimiento fiscal, en Andalucía se desarrollaron más de 3.000. Y la estrategia funcionó: en más del 37% de las mismas se detectaron «situaciones de riesgo fiscal» que constituyen, cada vez más, la «fuente principal» de la actividad investigadora de la agencia. En 2013 estaba previsto realizar más de 3.500 inspecciones en la comunidad autónoma, pero se prevé que se haya superado «ampliamente» la cifra programada (los datos definitivos aún no se han difundido).
Lo que para la Agencia Tributaria es una «vía para atajar con éxito las conductas elusorias» de los contribuyentes, para los asesores fiscales se convierte, en no pocas ocasiones, en abuso de autoridad. Así lo denunciaba hace unos días el Colegio de Economistas de Málaga, cuyo decano, Juan Carlos Robles, explica que las entradas sorpresivas en los domicilios de los contribuyentes «pueden conllevar la vulneración de derechos constitucionales como la inviolabilidad del domicilio consagrado en el artículo 18.2 de la Constitución».
«Apoyamos la lucha contra la gran lacra que supone el fraude fiscal pero entendemos que una eficiente gestión recaudatoria no puede estar reñida con la defensa de los derechos de los contribuyentes», añade el decano, concretando que existen en estas inspecciones «factores que entrarían en conflicto con derechos fundamentales», como la extracción de información de ordenadores ubicados en el interior de los establecimientos, para lo cual se precisa una autorización judicial. «Esta cuestión ha sido ampliamente debatida y resuelta por el Tribunal Supremo en diversas sentencias», asegura.
También es recurrente, según Robles «la falta de acreditación de la imposibilidad de obtener la información de otra forma menos gravosa» o las «inmisiones domiciliarias realizadas sin la presencia del obligado tributario, cuyo conocimiento y consentimiento es preceptivo», así como «la falta de información al contribuyente del derecho que le asiste para oponerse a dicha entrada». «En definitiva, urge revisar la aplicación actual del procedimiento de inspección por parte de la AEAT, de forma que se pueda compaginar la eficaz labor recaudatoria con la defensa de los derechos de los contribuyentes»
Precisamente en respuesta a la denuncia pública lanzada por el Colegio de Economistas, el delegado provincial de la AEAT, Juan Rico, ha convocado a sus representantes a una reunión en próximas fechas, según ha podido saber este periódico.
Restaurantes y farmacias
Los sectores que más están notando este aumento de la actividad inspectora en Málaga son la hostelería, el comercio y los servicios profesionales. Con especial intensidad se están produciendo estas visitas en las oficinas de farmacia, según confirma el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Málaga, Francisco Florido.
Además, José María Muñoz señala que actualmente está en marcha «un plan especial de inspecciones en restaurantes». Lo cierto es que la hostelería siempre está, en una provincia como Málaga, en el punto de mira del fisco. Los chiringuitos de playa e incluso las casetas de la Feria de Málaga fueron objeto de numerosas inspecciones sorpresa durante el pasado verano.
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