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A. J. LÓPEZ
Viernes, 21 de marzo 2014, 14:58
«Todo buen poeta es un camarada de Ícaro». Lo dice Josefa Álvarez, parafraseando el título de uno de los libros de poemas de Aurora Luque. Y lo comenta, como pensando en voz alta, para ilustrar justo la filiación clásica de la obra de la poeta malagueña, un asunto que centra la investigación que ha realizado y que ayer presentaba en el Centro Cultural Provincial (CCP) de la capital.
Así, en 'Tradición clásica en la obra de Aurora Luque: figuras, formas e ideas' (Renacimiento) Álvarez desentraña este «un eje fundamental» en la obra de la poeta. «Una de las claves de la obra de Aurora Luque consiste en actualizar ese mundo clásico y mostrarnos que no es algo que esté alejado de nosotros, a pesar del paso de los siglos. Porque en los libros de Aurora Luque podemos aprender a vivir mejor, sobre todo a través de títulos como 'La senda de Epicuro', en el que invita a no dejarnos hundir por la tristeza. Frente a ello, Luque recupera a los clásicos en su variante más vital y nos empuja a todos a vivir de una manera intensa», reflexionaba ayer la investigadora.
Así, Álvarez defiende que a través de los versos de Luque se percibe que el mundo clásico «es completamente actual». Y añade la profesora: «Luque reclama ese papel de los poetas como camaradas de Ícaro, como seres capaces de elevarse a través de la palabra poética». Una metáfora sobre el oficio poético a través del personaje clásico que quiso llegar hasta el sol y cayó en su fatuo intento.
Justo el uso de esos personajes mitológicos en la obra de Luque es otro de los asuntos que aborda la investigación: «Son esenciales en su obra las figuras mitológicas y los escritores clásicos, que para ella han sido fundamentales en su formación como filóloga clásica. También he analizado la presencia de Platón desde el punto de vista metapoético, ya que ella ha tomado esa visión del poeta como un ser especial, tocado, como ese camarada de Ícaro al que alude en uno de sus libros».
El vértigo del autor
Toma la palabra la protagonista del estudio: «No quiero negar que es una sensación muy halagadora, pero por otro lado también me produce un poco de miedo. Es un trabajo riguroso y muy completo y la edición a cargo de Renacimiento es magnífica. Por eso estoy muy agradecida, aunque también siento vértigo ante mi propio camino, ya que mi deseo como poeta es el de no repetirme».
«Hay claves de mi obra que he descubierto gracias a esta investigación y de las que ni yo misma era consciente», admite Luque, que continúa tras los pasos de Ícaro.
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