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FRANCISCO JIMÉNEZ pjimenez@diariosur.es
Miércoles, 12 de febrero 2014, 02:56
La reciente renuncia del Ayuntamiento de Málaga a los 58 millones de euros que debía aportar Endesa por el convenio urbanístico de La Térmica es el último exponente, pero no el único, de cómo la crisis ha secado el maná de los ingresos ligados al ladrillo en las arcas municipales. Una merma económica que ha conllevado un frenazo en las inversiones, pero que de momento no ha impedido el mantenimiento de los servicios municipales. ¿Cómo se ha conseguido? Sacando de la chistera nuevas tasas como los 20,44 euros que se cobrarán a partir del próximo día 15 por los atestados de accidentes de tráfico, las horas extra de los policías locales que tendrán que correr por cuenta de los organizadores de eventos deportivos que obliguen a cortar el tráfico los fines de semana o los 600 euros que pagan las entidades financieras por los cajeros automáticos ubicados en la calle. Pero sobre todo, incrementando la recaudación de otros impuestos y precios públicos a costa fundamentalmente del contribuyente, ya sea vía 'catastrazo', subiendo el canon a los bares por sus terrazas, duplicando el número de plazas de zona azul o encareciendo los permisos para hacer una obra en casa.
Desde el equipo de gobierno del PP que comanda Francisco de la Torre insisten una y otra vez en que detrás de estas medidas no hay un afán recaudatorio, unas afirmaciones que no se cansan de rebatirles desde la oposición y que tampoco entienden en el tercio de hogares a los que les ha acaba de subir el agua con el nuevo sistema de facturación (Emasa sigue sin ofrecer datos de recaudación), los hosteleros que el año pasado tuvieron que pagar el doble por ocupar la vía pública con sus mesas y sillas, los conductores que están obligados a pasar por caja si tienen que aparcar por La Malagueta o El Perchel o el 60% de las viviendas que, según la previsión del Área de Economía, se toparán con una subida del IBI en los recibos que en marzo empezarán a llegar a sus buzones.
Un mal trago para el contribuyente, pero una inyección de liquidez fundamental para el Ayuntamiento. No en vano, uno de cada cinco euros de los 692,6 millones que este año entrarán en la hucha municipal vendrá del Impuesto de Bienes Inmuebles. Por este concepto, el Consistorio tiene previsto recaudar 134,3 millones de euros, un 6% más que lo presupuestado en 2013 (126,7) y un 8% más respecto a 2012 (124,3). Las razones de este notable incremento son dos. La primera, una subida que, sin llegar a los niveles de 2013, experimentará el recibo en seis de cada diez hogares debido a la actualización de los valores catastrales, que se verá suavizada en su conjunto por la reducción de la cuota a comercios, restaurantes, oficinas e industrias, resultando un aumento medio del 2,2%. La segunda, los 4,8 millones que este año aportarán los más de 4.400 edificios institucionales y de empresas de alto valor, además de grandes infraestructuras como el aeropuerto, que tienen la catalogación de inmuebles de características especiales.
Permisos para obras menores
Suben los impuestos, y también las tasas, como las urbanísticas que hay que abonar para los permisos municipales de cualquier obra desde julio del pasado año. Cierto es que la tasa mínima pasó de 52 a 50 euros, pero la realidad es que esta cuantía se aplica únicamente para trabajos mínimos en el interior de una vivienda que no modifiquen usos. En el resto de casos, los mayoritarios, la cuota mínima es de 120 euros, con una tasa de 7,5 euros por cada metro cuadrado que ocupe la actuación para la que se pide autorización. A esto se unen la creación de nuevos conceptos tributarios, como tener que pagar el 75% de la tasa pese a que no obtener la licencia o el 100% si el solicitante acaba renunciando a ella, o los 120 euros que Urbanismo cobrará por cualquier comprobación de los técnicos a lo largo del expediente. En su conjunto, el equipo de gobierno prevé ingresar unos 800.000 euros más cada año.
La entrada en vigor de estas nuevas tasas pasó prácticamente desapercibida, pero la que sí que levantó una enorme polvareda política a mediados de 2013 fue la aplicación del nuevo callejero fiscal en 2013, que trajo consigo una subida de hasta el 200% en los recibos que los hosteleros de la capital pagan por la instalación de toldos y mesas o el incremento de hasta el 18% en los vados. Ante el fuerte rechazo social, el equipo de gobierno ha rectificado creando una nueva clasificación viaria para que la tasa por ocupar la vía pública no dependa del callejero fiscal. Se devuelven los recibos a los niveles de 2012, pero lo cobrado en 2013, cobrado queda. Para este año, la recaudación por las terrazas de los bares y el espacio ocupado por los quioscos será de 2,5 millones frente a los 3,2 del ejercicio anterior. En cuanto a la cuota por reserva de aparcamientos para vados y carga/descarga, el Ayuntamiento prevé ingresar este año 4,5 millones frente a los 3,8 de 2013.
Otro filón en los últimos ejercicios ha venido de las 2.180 plazas de aparcamiento reguladas por SARE, sobre todo después que a finales de 2012 se tiñeran de azul la práctica totalidad de los huecos existentes en La Malagueta (583) y el entorno de Plaza de Toros Vieja (422). Los efectos en las arcas municipales han sido notables desde el primer día. Si entonces se ingresaban 800.000 euros anuales, la media ahora es de 1,4 millones.
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