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FRANCISCO JIMÉNEZ
Martes, 4 de febrero 2014, 13:23
En un intento de dar respuesta a todas las incidencias que se están detectando con la nueva factura del agua y, de paso, aplacar un rechazo ciudadano que va a más cada día que pasa, Emasa se ha marcado el objetivo de reducir todo lo posible ese 36% de hogares a los que el recibo ha subido con el cambio tarifario, que afecta mayoritariamente a quienes viven solos o en pareja y, en parte, a familias de tres miembros. Para ello, la empresa municipal aprobó ayer, con el voto contrario de la oposición, una batería de medidas correctoras que llegan a supuestos tan concretos y residuales como los de viviendas con doble toma de agua (dos inmuebles unidos) o incluso las que tienen un contador que se activa cuando se abre el grifo de la fría y otro para la caliente. Pero a su vez deja abierta la solución a adoptar en cada caso, dando varias opciones al usuario y quedando siempre sujeta a la valoración de la comisión consultiva formada por las tres asociaciones de consumidores más representativas de la ciudad (Facua, UCE y Al-Andalus) y técnicos de Emasa.
El documento, de apenas un folio y medio, no cuantifica ni la repercusión económica en las cuentas de la entidad ni el número de personas que podrían beneficiarse, dos omisiones que fueron denunciadas por los representantes del PSOE e IU en el consejo de administración, cuya reunión de ayer estuvo marcada por la bronca política que se ha instaurado en la Casona del Parque durante las últimas semanas a cuenta del recibo del agua. En la tensa reunión, el alcalde Francisco de la Torre insistió en defender el nuevo marco tarifario «por ser más justo» y remarcó que las bonificaciones permiten solventar los casos individuales relacionados con el empadronamiento y otras circunstancias personales que afectan al consumo. Sin embargo, para los grupos de la oposición no son más que «el reconocimiento de que las nuevas tarifas son injustas».
Desde enero
En cambio, lo que sí que se especifico ayer es la fórmula elegida para evitar la subida a todo aquel que gaste menos de 116 litros por persona y día, que a falta de que se computen los 3.800 edificios con contadores comunitarios afecta a unos 15.000 abonados (un 10%). Finalmente, la entidad sólo les devolverá el dinero cobrado de más si su consumo medio se mantiene durante seis meses seguidos por debajo de ese umbral de 116 litros (7 metros cúbicos bimestrales). A modo de ejemplo, un usuario que se mantuviera cinco meses en 116 litros y en el sexto elevara su consumo a 140 se quedaría sin bonificación puesto que el promedio sería de 120. Al menos de momento, ya que el alcalde propuso ayer una variante, instando al gerente de Emasa a estudiar la viabilidad técnica y administrativa de que en ese hipotético caso, al abonado se le acabara devolviendo el dinero de esos cinco meses de bajo consumo.
«Si se hace mes a mes puede que se reciba la bonificación en invierno pero, probablemente, nunca en verano, así que hemos optado por un periodo más amplio para ser más certeros a la hora de cifrar el gasto medio y así allanar los picos de consumo», afirmó el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, quien precisó que a estos usuarios se les calculará, además de la factura actual, cuál hubiera sido el montante a pagar con el sistema anterior. En el caso de haber pagado de más, se le detraerá ese dinero en el siguiente recibo.
Además, este concepto empezará a computarse desde el pasado 1 de enero, pese a que la nueva tarificación por habitante entró en vigor el 1 de noviembre de 2013 y pese a que así lo estipula el documento presentado ayer en el consejo de administración. ¿Por qué se dejan esos dos meses fuera de bonificación? Según la empresa, por agilidad administrativa, con el argumento de que la mayoría de facturas emitidas en ese periodo mezclaban el sistema anterior y el nuevo; y porque, según afirman, la mayoría de las subidas registradas en ese periodo son a familias cuyo consumo está por encima de esa media.
Según las previsiones de Emasa, las devoluciones a usuarios que paguen de más no superarán los 200.000 euros anuales, una partida que saldría de los presupuestos de la entidad, que este año alcanzan los 76,8 millones, de los que 62,1 saldrán del bolsillo de los malagueños. Además, para evitar posibles descuadres también se deja la puerta abierta a que para compensar la subida de tarifa se pueda hacer uso del fondo social de 300.000 euros consignado por la empresa para familias que no puedan pagar el recibo.
Las ayudas, en un folio y medio
Mientras el equipo de gobierno del PP considera que con las ayudas aprobadas ayer, la actualización de los datos del padrón y la resolución de los casos singulares «quedará todo bien encajado», en la oposición no ahorran en críticas tanto por las formas de llevar las bonificaciones al consejo, «en un solo folio, con opacidad, sin ningún rigor y de forma improvisada por las prisas ante la creciente contestación social», como por el fondo, al considerar estas ayudas «un parche». «Estas bonificaciones crean inseguridad jurídica porque generan arbitrariedad a la hora de concederlas; no explican de dónde sale el dinero para las devoluciones ni si hay un límite presupuestarioM; crean un problema de gestión administrativa en Emasa y; para colmo, suponen un nuevo engaño porque al analizarse el consumo de seis meses lo que se persigue es rebajar al mínimo el número de beneficiarios», afirmó la portavoz socialista, María Gámez, quien denunció que la empresa «siga sin informar sobre la recaudación obtenida desde noviembre y su comparativa con el ejercicio anterior».
Por su parte, el portavoz de IU, Eduarzo Zorrilla, fue más allá al asegurar que en su grupo municipal tienen «dudas sobre la legalidad de la aprobación de estas bonificaciones al no venir acompañadas de un estudio económico sobre cómo afectará a las cuentas de Emasa». Además, volvió a proponer que en lugar de aplicar estas ayudas se dimensionen los tramos de consumo al gasto medio de 116 litros, lo que a su juicio «resultaría más justo y transparente». Ante la reiterada negativa del gobierno municipal a tocar los bloques de consumo, al líder de IU no lo quedó otra que reprobar a Francisco de la Torre por «seguir enrocado y permanecer totalmente cerrado a las propuestas a pesar de que ya se ha dado cuenta de que hay un clamor social contra esta subida encubierta del agua».
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