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IGNACIO LILLO ilillo@diariosur.es
Martes, 14 de enero 2014, 09:02
Después de un otoño y un comienzo del invierno extremadamente escasos, la provincia comenzó ayer a recibir las primeras lluvias del año, aunque muy débiles y, en todo caso, incapaces de paliar la amenaza de sequía que se cierne de manera cíclica sobre el territorio. En este primer capítulo solo se recibieron entre tres y seis litros, según la zona, que abundan en el arranque de un año hidrológico de la historia.
Desde el 1 de septimbre hasta hoy se han recogido en el pluviómetro del Aeropuerto, que es el que se utiliza como referente desde el año 1942, un total de 72 litros por metro cuadrado, cuando lo normal habrían sido 264 litros (esto es, solo el 24%). Es el peor balance de otoño y lo que va de invierno desde que existen estadísticas, según los datos aportados ayer por el Centro Meteorológico de Aemet en Málaga. En este periodo se tenía que haber recogido al menos la mitad de los 545 litros que se consideran normales. A finales de este mes ya se debería alcanzar el 62% de la precipitación anual.
Para que el mes de enero se pudiera considerar dentro de la media histórica habría que recoger en los próximos días 73 litros, y aun en este improbable supuesto este sería el quinto año más seco de la serie. Ayer se produjo el primero de una sucesión de frentes que dejará aguaceros de carácter débil o moderado hasta el próximo lunes. Aunque, de momento, con escasa repercusión: tres litros en el Aeropuerto; seis en Bobadilla y entre esos dos valores en el resto de pluviómetros de la provincia. Esta será, salvo casos puntuales, la tónica en lo que resta de semana, y especialmente a partir del viernes. Por lo que no es previsible que se pueda equilibrar el balance. De este modo, las esperanzas de los expertos de Aemet están puestas en que a un mal invierno pueda suceder una buena primavera.
Buen nivel de reservas
El delegado de Medio Ambiente de la Junta, Javier Carnero, considera que es precipitado hablar de sequía, dado el buen nivel de las reservas en los embalses de la provincia. «La Concepción es el que está peor pero es una cuenca muy agradecida. Si caen 15 a 20 litros se puede paliar el nivel y dejar el pantano en buena situación, a la espera de que llegue la primavera», dice, y recuerda que el resto están en buena situación, aunque reconoce que hay que ser prudentes y ver la evolución en los próximos tres meses. «Las previsiones dicen que cambiará el escenario y este no será un año de sequía atroz».
Los más afectados por la escasez de precipitaciones son los agricultores y ganaderos. Luis Méndez, ingeniero agrónomo de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), explica que los sectores más afectados han sido el cultivo de cereales, que se siembran en otoño y que ha llevado a algunos productores a no hacerlo. La aceituna, que le ha pillado en plena campaña y que provoca la caída del fruto y que este se arrugue y sea de una calidad menor. Y otros, como los cítricos, donde los márgenes son tan cortos que cuando hay que utilizar electricidad para regar los costes asfixian al agricultor.
En el caso de la ganadería, el problema es que se ha perdido la «otoñada», los pastos que sirven de alimento a los animales y cuya escasez ha obligado a comprar piensos, que son muy caros. «Eso implica un gasto añadido y los números son muy ajustados». Afortunadamente, el año pasado fue muy bueno y había forraje almacenado.
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