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REGINA SOTORRÍO
Miércoles, 18 de diciembre 2013, 02:58
Cuando se despidan del escenario este domingo, les habrán aplaudido cerca de 7.000 personas. Eso equivale a llenar siete veces el Teatro Cervantes. Y no son profesionales, pero casi. La Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) despide el año con uno de los musicales de más éxitos en su teatro de calle Bela Bartok. Más de 50 personas -entre actores alumnos y músicos- representan desde principios de diciembre 'El jovencito Frankestein', un montaje estrenado en Broadway en 2007 y que la ESAD adapta por primera vez al castellano. Les quedan por delante las cinco últimas funciones -ya han hecho diez- y tienen prácticamente todo el papel vendido. Solo quedan entradas sueltas para las sesiones de hoy y de mañana (20.30 horas).
'El jovencito Frankestein' es el resultado de un taller extra lectivo en el que participan estudiantes de distintos cursos y especialidades (textual, musical, dirección...). Un total de 27 actores alumnos y 24 músicos -catorce tocan en directo en cada show- dan forma a esta producción, un estreno absoluto en España con traducción y adaptación de la propia ESAD a partir del libreto original de Broadway. Es ya un sello de la escuela, que apuesta por musicales nunca representados para preparar a sus alumnos. «Somos sin duda el centro con más partituras y producciones de musicales adaptadas», apunta Juan Carlos Vilaseca, director de la ESAD.
Basada en la comedia 'Young Frankestein' que Mel Brooks llevó al cine en 1974, la obra es una parodia del género de terror. En la puesta en escena tiene una estética casi de cómic. En lo musical reserva un momento para cada uno de los protagonistas, con preciosas baladas y otras canciones bailables. «Hay muchos personajes, es muy variada, divertida y dinámica», asegura Vilaseca, también batuta de la orquesta, integrada por profesores y alumnos de conservatorios (Manuel Carra, Martín Tenllado y Superior).
'El jovencito Frankestein' es uno de los muchos espectáculos que cada año pasan por el escenario de la ESAD, un auditorio con 454 butacas totalmente equipado. El curso pasado se imprimieron alrededor de 20.000 entradas. «Y desde ahora hasta junio hay alguna actividad de la escuela todos los meses», indica Vilaseca.
El auditorio hace una doble función en el centro educativo. Por un lado, sirve de plataforma para sus alumnos, que se enfrentan así al público antes de dar el salto al mercado profesional. Cada curso, 24 aspirantes a artistas de musical entran en la escuela de Málaga, la única pública andaluza que imparte esta especialidad y de las pocas del país (con Madrid y Barcelona). Este año terminarán la carrera 14 alumnos.
Por otro lado, estos montajes ayudan al sostenimiento de la escuela. Con los recursos públicos cada vez más mermados, los espectáculos de la ESAD son una fuente de ingresos para, al menos, garantizar el mantenimiento de su auditorio. Porque solo abrir la puerta ya cuesta dinero. Un dato: en bombillas el año pasado se gastaron 2.000 euros. Y para cada función hay que contratar personal técnico de luces y sonido. Con la aportación voluntaria de tres euros se consigue cubrir gastos. Al mismo tiempo la ESAD alquila este recinto, dando prioridad a grupos emergentes malagueños y antiguos alumnos.
Poco a poco, el auditorio de calle Bela Bartok se abre un sitio en el circuito teatral de la provincia. «Cada espectáculo hace que nos conozcan más personas y para el siguiente hay más público», valora el director. A las pruebas se remite: para una función de 'El jovencito Frankestein' llegaron tres autobuses desde Ronda.
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