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FRANCISCO JIMÉNEZ pjimenez@diariosur.es
Martes, 17 de diciembre 2013, 08:06
Un desastre, una barbaridad, una injusticia, una falta de respeto, una medida de efectos devastadores, un flaco favor para la imagen de la ciudad, la puntilla para muchos negocios.... Lo pueden expresar de distinta forma, pero todos coinciden en mostrar su más rotundo rechazo a la huelga de basuras que planea sobre Málaga en plenas navidades. A medida que el reloj se acerca a las 00.00 horas del viernes, la preocupación de comerciantes, hosteleros, hoteleros y vecinos se va convirtiendo en un clamor dirigido hacia el Ayuntamiento, la dirección de Limasa y sus trabajadores para que hagan todo lo posible por llegar a un acuerdo que evite que las calles de Málaga acaben siendo una escombrera. Pese al distanciamiento que aún mantienen las partes, la mayoría confía en que el conflicto quede desactivado en la decisiva reunión programada por el alcalde, Francisco de la Torre, para mañana por la noche, apenas 24 horas antes de que la flota de camiones que cada noche recorren la ciudad para recoger los residuos se queden estacionados en el parque de Los Ruices.
«Me parece muy bien que los trabajadores defiendan sus derechos, pero deben ser conscientes de que si finalmente dan ese paso van a perjudicar a muchísima gente porque aquí vivimos del turismo y estamos hablando de unas fechas muy señaladas en la que muchos negocios hacen su agosto», advierte la responsable de la bodega El Pimpi, Elena Cobos. También aseguran estar «muy preocupados» en otro establecimiento histórico del Centro como Casa Aranda. «No se puede entender que después de tantas reuniones como han mantenido volvamos a estar como siempre, esperando hasta el último día para ver si se resuelve», se lamenta Daniel Ramos Aranda, a la vez que critica que «siempre paguen justos por pecadores». «No sé quién tiene la razón, pero lo que sí les pido a todos es que se pongan de acuerdo, por el bien de todos, ya que también afecta a las contrataciones», remarca.
Precisamente en el hotel AC Málaga Palacio tienen paralizada la incorporación de una veintena de trabajadores a expensas de lo que ocurra. «Si por culpa de la huelga tenemos menos actividad, evidentemente no necesitaremos al mismo personal», reconoce su director, Jorge González. «Creo que no son conscientes del daño que están haciendo a la ciudad», remarca.
Pero si hay preocupación en el Centro, no es menor en los barrios, donde el colchón de los servicios mínimos será previsiblemente inferior. «No todo es la calle Larios, así que lo que pedimos es que tengan en cuenta que también hay mucha actividad comercial y zonas muy pobladas en donde la acumulación de basura puede ser devastadora para muchos negocios», augura la gerente de la Asociación de Comerciantes de Cruz del Humilladero, Elvira de la Torre.
En este mismo sentido, representantes de colectivos vecinales también van más allá del impacto turístico y económico que traería consigo el paro en Limasa, recordando el último precedente de junio de 2002, que después de una semana se saldó con diez mil toneladas de residuos esparcidos, que derivaron en un estallido social con episodios de vandalismo como el vuelco de basura y la quema de contenedores. Quedan menos de 72 horas para evitar que se repita la historia.
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