

Secciones
Servicios
Destacamos
NURIA TRIGUERO
Martes, 17 de diciembre 2013, 09:53
Son gallinas felices. No pasan el día encerradas en jaulas sino en libertad, y disponen de mucho más espacio para moverse que sus congéneres menos afortunadas (en el espacio donde viven 3.000, una granja industrial apiña a 20.000 aves). Además, siguen una exquisita dieta de cereales ecológicos, se les respeta su ciclo natural de sueño y no son tratadas con hormonas ni antibióticos. Esta buena vida se refleja en el sabor, el color y el tamaño de sus huevos (algunos pesan hasta 100 gramos). Y también en su precio, que oscila entre 2,10 y 2,50 euros por media docena, el doble que los huevos convencionales. Pero cada vez más consumidores se convencen de que merece la pena pagar más si se aseguran un alimento sin rastro de los antibióticos, las hormonas y los piensos transgénicos que se utilizan en las explotaciones convencionales. Así lo constatan los propietarios de La Granja de Dami, ubicada en Cártama, que empezó a comercializar sus huevos ecológicos hace dos meses después de «muchas trabas y dificultades burocráticas» y de una inversión de 300.000 euros que les ha exigido incluso vender su casa, según explica la mujer que da nombre a esta nueva empresa, Damiana Sánchez-Suárez.
Esta argentina de 54 años afincada en España desde hace más veinte se ha decidido a montar la mayor granja de huevos ecológicos de la provincia, apoyada por su familia y animada por la creciente demanda de productos naturales en la Costa del Sol, para la que es insuficiente la producción local (hay cuatro explotaciones en Málaga). La Granja de Dami, que tiene 3.000 gallinas de la raza Bovans Brown, produce entre 2.500 y 2.600 huevos al día, es decir, entre 7.000 y 8.000 docenas mensuales que se venden en tiendas especializadas, supermercados (Carrefour, El Corte Inglés y Alcampo) y mercadillos ecológicos.
El sello del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE) garantiza el cumplimiento las normas de producción ecológica, que comprenden desde la alimentación con cereales 'bio' hasta la no utilización de hormonas o antibióticos, pasando por una concentración muy baja de gallinas por metro cuadrado. «Si esto fuera una granja normal, aquí habría 20.000 gallinas. Nosotros tenemos 3.000», apunta el marido de Damiana, Alberto Folgueira.
La cría en libertad es otro requisito imprescindible de la avicultura ecológica: los animales no están en jaulas, sino que pueden moverse libremente entre la nave cubierta y el terreno exterior. «Para que una gallina ponga cinco o seis huevos a la semana ella sola, sin darle hormonas, tiene que estar muy en forma», indica el empresario, que recalca las diferencias entre los llamados 'huevos camperos' y los ecológicos. «Las gallinas camperas se crían en libertad, pero no se alimentan con cereales ecológicos y se les pueden administrar productos químicos», advierte.
En la misma granja, que cuenta con tres empleadas, se envasan y etiquetan los huevos, que salen ya con destino a su comercialización. «Tres días después de su puesta ya están en el mercado», apunta Damiana. Sus propietarios ya piensan en una ampliación para poder contar con 3.000 gallinas más (el doble que ahora), aunque aún sin fecha.
Ayer, La Granja de Dami recibió la visita de la delegada de Economía, Innovación, Ciencia y Empresa, Marta Rueda; y del alcalde de Cártama, Jorge Gallardo, quienes destacaron la «valentía» de sus responsables, que han luchado contra viento y marea para sacar adelante este proyecto de ganadería ecológica. «Han superado muchas trabas burocráticas que desgraciadamente seguimos imponiendo las administraciones», reconocía el regidor.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.