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A. M. ROMERO
Martes, 17 de diciembre 2013, 03:18
La paz política se firmó en Londres durante la última feria de turismo WTM con las disculpas del presidente del PP de Málaga y de la Diputación, Elías Bendodo, a Susana Díaz, por el 'escrache' sufrido la presidenta de la Junta de Andalucía durante su participación en los actos del décimo aniversario del Museo Picasso de la capital y protagonizado por cargos públicos y orgánicos populares. Ahora se cierra la vía judicial con el archivo de la denuncia presentada por el vicepresidente cuarto de la institución provincial y vicesecretario general del partido de centro-derecha, Francisco Oblaré, contra los escoltas de la jefa del Gobierno regional.
El juzgado de instrucción número 7 de Málaga, con el visto bueno de la Fiscalía, ha dado carpetazo a la denuncia presentada por Oblaré -quien adjuntó un parte médico de lesiones por un dolor en el antebrazo y en las costillas del lado derecho producido a consecuencia del forcejeo- al no apreciar delito y estimar que la actuación de los guardaespaldas de la presidenta fue la normal en el desarrollo de sus funciones, según confirmaron fuentes jurídicas y políticas.
Oblaré declinó hacer declaraciones sobre el archivo de esta causa, aunque fuentes de la dirección provincial del PP avanzaron que no presentará recurso ante la decisión del juzgado y añadieron que dan por «zanjado» en todos su frentes el episodio de acoso a la presidenta andaluza.
Punto y final
Con estas declaraciones todo apunta a que se ha puesto el punto y final a una historia que comenzó en la mañana del 26 de octubre cuando un grupo de cargos públicos y orgánicos del PP acudieron a la puerta del hotel NH, donde se encontraba hospedada Susana Díaz, para pedir una cita con la presidenta andaluza que solicitaron la vicepresidenta primera de la Diputación, Francisca Caracuel, y el alcalde de Nerja, José Alberto Armijo, para transmitirles las reivindicaciones de sus alcaldes, encerrados en la Delegación Provincial de la Junta en protesta por los impagos del Gobierno regional. No hubo encuentro y cuando el coche oficial abandonó este establecimiento hotelero fue golpeado y recibió fuertes abucheos.
La segunda parte del incidente se vivió en los jardines del Museo Picasso una vez terminado el acto conmemorativo de la primera década de la pinacoteca. Oblaré intentó entregar en mano a Díaz una carta con la reivindicación de los regidores populares, pero los escoltas de la presidenta de la Junta se lo impidieron apartándolo en un forcejeo que dio lugar una polémica política y jurídica que ahora parece concluida.
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