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NOELIA RAMOS
Sábado, 2 de noviembre 2013, 02:28
El cementerio de la Purísima de Melilla es un auténtico «museo» al aire libre, ya que en sus distintos patios están enterrados personajes que han marcado la historia de la ciudad e incluso de España.
Inaugurado en 1892, en sus 50.000 metros cuadrados, hay más de 80.000 inhumaciones, de las que unas 12.000 son militares fallecidos en las campañas de África a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX.
A este camposanto, se le conoce también como el cementerio cristiano, habida cuenta de que en la ciudad existen otros dos, uno musulmán y otro judío, donde se producen los enterramientos de personas que siguen esas religiones.
Aunque fue inaugurado en 1892, recoge restos más antiguos procedentes del cementerio de San Carlos y de los enterramientos del cementerio de Tahona y de la iglesia de la ciudad vieja.
El fallecido más antiguo que se ha podido documentar es Francisco Lasaleta, muerto en 1848 por herida de bala «africana» y que se encuentra en el panteón de 1893.
Este es precisamente uno de los panteones que se puede visitar con motivo de la festividad del Día de Todos los Santos, y que permanece cerrado todo el año.
En él se encuentra enterrado el general Juan García Margallo, bisabuelo del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, uno de los nombres ilustres del camposanto, que se suma al de muchos alcaldes y militares como el general Romerales, que pagó con su vida el no querer apoyar el alzamiento militar de 1936.
Junto a esos fallecidos conocidos figuran otros tantos héroes y también personajes anónimos, que hoy, más que nunca son recordados, entre los cuales hay una treintena de laureados de San Fernando, la máxima distinción del Ejército, que se concede por acciones heroicas.
Visita guiada
La Comandancia General de Melilla ha organizado para la jornada una visita guiada a sus panteones, en tanto en la puerta del cementerio melillense se puede recoger una guía elaborada por la Ciudad Autónoma que recoge las características más importantes de este «museo al aire libre».
En él, también pueden encontrarse panteones, sepulcros o lápidas que tienen un gran valor artístico, con esculturas y relieves que recuerdan a los fallecidos, pero que también recogen simbología relacionada con la muerte o la Biblia.
Arte e historia se dan la mano en el cementerio de Melilla, considerado como un Bien de Interés Cultural por el R. D. 2753/1986 de 5 de diciembre, lo que lo convierte en un espacio protegido que asegura su futuro, para garantizar así también la memoria de su pasado.
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