Matan a un hombre de 38 años de un disparo en la cabeza en Fuengirola

Solo le dio tiempo a abrir la puerta del vehículo. Cuando se disponía a subirse en él, un hombre se le acercó y le descerrajó un disparo a bocajarro en la cabeza. Tarik A., un ciudadano marroquí de 38 años residente en Fuengirola, murió en el acto.

Un camarero de un bar cercano, que se asomó al escuchar el sonido del disparo, lo encontró tumbado boca abajo en el suelo sobre un charco de sangre. El juego de llaves que tenía en las manos estaba tirado junto al cuerpo. Y la puerta del todoterreno, de la marca Infinity, aún permanecía abierta.

Habían pasado unos minutos de las cuatro de la tarde y la calle Jábega, en el barrio fuengiroleño de Miramar, apenas tenía tránsito. El autor del disparo actuó a cara descubierta. Algunas fuentes apuntan a que era un hombre de raza negra; otras, de tez morena. Se marchó a pie del lugar, aunque se investiga si contaba con un cómplice en las inmediaciones esperándolo en un vehículo.

Tarik, natural de la ciudad marroquí de Tánger, era vecino del barrio. Residía en él desde hace unos años. Conocidos de la víctima aseguran que tenía dos hijos. Cuentan también que antes utilizaba un coche de la marcha Audi, hasta que un día apareció calcinado. Según fuentes cercanas al caso, en su historial figuraban antecedentes por tráfico de drogas, de ahí que la principal hipótesis que manejan los investigadores sea la del ajuste de cuentas.

La policía activó un fuerte despliegue tras el suceso. Mientras unos agentes acordonaban la zona para proteger el escenario del crimen, las demás patrullas peinaban el municipio y todas las posibles vías de escape por carretera del asesino. Al cierre de esta edición, no se habían realizado detenciones en relación al caso.

Rezos y cánticos

A medida que avanzaba la tarde crecía el número de personas que se agolpaba en torno al cordón policial. Primero llegaron los familiares directos del finado, que residía en las inmediaciones. Después, amigos y vecinos. Mientras la policía trabajaba en busca de pistas, ellos entonaban rezos por el difunto y cánticos en árabe pidiendo justicia por su muerte.

El levantamiento del cadáver se prolongó hasta las siete y media de la tarde. El cuerpo fue trasladado anoche al Hospital Clínico Universitario para hacerle pruebas radiológicas a fin de estudiar la trayectoria del disparo así como algún otro posible impacto. Inicialmente, los investigadores solo apreciaron un orificio de entrada por la zona del mentón.