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Un operario instalaba ayer papeles en los grandes ventanales para minimizar la luz y la temperatura en las clases. :: L. Pavón
El exceso de luz natural en Salud obliga a dar algunas clases en el salón de actos
Crónica universitaria

El exceso de luz natural en Salud obliga a dar algunas clases en el salón de actos

Los grandes ventanales que caracterizan su nuevo edificio precisan de estores para rebajar la temperatura de las aulas

LEANDRO PAVÓN

Martes, 29 de octubre 2013, 10:46

El comienzo de este curso universitario tenía como gran atractivo la puesta en marcha del nuevo edificio de Ciencias de la Salud. Tras varios años de construcción y la modificación del proyecto por el exceso de altura de sus torres, octubre de 2013 era la fecha en la que los estudiantes de Enfermería, Fisioterapia, Podología y Terapia Ocupacional abandonarían Martiricos y se trasladarían a la ampliación de Teatinos. La mudanza no está completa aún, hecho al que se han sumado los primeros problemas encontrados en el edificio, por lo que los primeros días de funcionamiento no están saliendo como se podía esperar.

La facultad tiene como característica principal sus grandes ventanales, lo que se convirtió en el primer obstáculo a solventar. Ahora mismo, en dicho edificio se están impartiendo clases tan sólo en el Salón de Actos, en el Salón de Grados y en cuatro aulas interiores. La razón es que ante la falta de estores que eviten la entrada de la luz solar y minimicen el calor (los grandes ventanales no se pueden abrir) no se pueden usar la mayoría de clases. Además, aún están a la espera del traslado de pupitres. Mientras tanto, algunas clases se están impartiendo en espacios cedidos temporalmente por la Facultad de Estudios Sociales y del Trabajo y en los aularios López Peñalver y Gerald Brenan.

Ante esta situación, ayer mismo se empezaron a poner papeles en las ventanas del edificio como medida provisional «hasta que traigan los estores dentro de un mes», según precisó la decana de Ciencias de la Salud, María Teresa Labajos. El objetivo es que el próximo 4 de noviembre las clases puedan empezar a darse en todas las aulas del centro.

Aunque Labajos lamentó los contratiempos iniciales, se mostró esperanzada en que pronto la situación se estabilice. Ella comentó que cuando se fueron al nuevo edificio en verano, no tenían ni teléfono, ni aire acondicionado, ni mobiliario, pero que poco a poco, el centro ha ido equipándose y cree que en el periodo de un mes, se podrá habitar con normalidad.

Pese a que el edificio está ya construido, Labajos comentó que ahora están «mirando con lupa» los posibles desperfectos que puedan encontrar. Desde la semana pasada, una banda amarilla en el hall principal del centro delimita una zona en la que antes había mesas y sillas y que se ha de pulimentar. Tras eso, la constructora ha de cambiar alguna cisternas que no funciona o alguna luz que no enciende correctamente.

Biblioteca sin uso

La biblioteca del centro tiene ya en su haber todos los libros necesarios, trasladados del antiguo edificio y listos para poder usarse. Oficialmente, este servicio sigue cerrado, ya que según indica Labajos, están a la espera del equipo informático que posibilite empezar a prestar libros, con su nuevo programa instalado.

Mientras, los alumnos han de acudir a la biblioteca de Medicina, situada a más de tres kilómetros. Para ello, tienen la lanzadera que une el campus de Teatinos con su ampliación y que este curso tiene su última parada en la puerta de Ciencias de la Salud.

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